Cumplir el sueño de cualquier periodista

¿Puede ser el sueño de un periodista dormir en un hotel que fue una antigua redacción de un periódico? Sí, puede. El sueño de un periodista y de cualquiera que quiera disfrutar de la pequeña localidad de Portland. Ciudad de pescadores y de peregrinaje para ver a las ballenas en pleno Atlántico en verano. Originariamente era llamado el Edificio Gannett, construido por el filántropo local y empresario editorial en 1923. El magnate del noreste de Estados Unidos fundó el Portland Herald y el Portland Daily Press. Con el tiempo fusionó ambas redacciones y nació el Portland Press Herald.

En 1948 el edificio era la casa de 64 periodistas locales capaces de imprimir ediciones de hasta 36.000 copias al día. Los años pasaron y en 2012, el empresario hotelero Jim Brady adquirió el edificio con la intención de reformarlo y convertirlo en el primer Hotel Boutique de Portland. Y lo ha conseguido manteniendo intacta la arquitectura exterior y varias de las zonas emblemáticas de la redacción, incluido el bar Inkwell. Así nació The Press Hotel.

Si subes al norte a ver ballenas, a disfrutar de los parques forestales estatales o camino de Canadá, es parada obligatoria. Decoración como cabría pensar, paredes teñidas de letras de maquinas de escribir, de aquellas que solo se encuentran en anticuarios. The Press es la quintaesencia del lujo moderno. Habitaciones limpias, grandes ventanales (que se pueden abrir para ventilar) con vistas al centro de la ciudad o a la bahía de Portland, y todas las comodidades que ofrecen los hoteles de pocas habitaciones en ciudades pequeñas.

Portland no llega a los 40.000 habitantes. El tiempo es frío siempre. Dicen que el verano dura un día, a finales de junio. El resto es invierno y, con suerte, otoño. Pero en el Atlántico Norte merece pasar ese frío. En verano porque las ballenas suben con sus crías y en invierno porque la potencia del mar es una belleza en sí misma. Para un fin de semana, eso sí.

Por el mar y por el Lobster roll, la especialidad del pequeño restaurante del hotel, que es una delicia. Pan brioche tostado con colas de langosta ligeramente marinadas en salsa de limón. Sin estridencias. Natural. El Union Food and Drink mantiene la misma decoración que el resto del hotel. Gran cocina abierta con mesas alrededor de madera pulida y sillas de madera y acero. Todo fabricado en el estado. Los productos también son orgánicos y naturales de las granjas de Nueva Inglaterra y de Maine.

Sábanas de algodón 100% orgánico, al igual que las toallas del baño y los albornoces de las habitaciones. No tienen ni zapatillas, ni cepillo de dientes (pequeño detalle importantísimo), pero a cambio los suelos están impolutos y hay buena ventilación e insonorización. Habitaciones con televisiones Led de gran tamaño y la cafetera tan necesaria a primera hora de la mañana.

El desayuno no lo sirven hasta las 7 de la mañana, los madrugadores siempre necesitan un buen café antes de esa hora. Antes de desayunar, la ducha con productos Airelle, cosmética natural hecha a partir de los extractos de los arándanos de Maine. Cosmética local, orgánica y natural prácticamente sin olor. Estupendo el kit de baño, pero aún mejor la crema hidratante de cuerpo y el exfoliante facial.