De Cinderellas a Cyberellas

Me gusta esta frase de Eva Levi, luchadora incansable por el liderazgo femenino: “Las mujeres deben olvidarse de ser cenicientas (Cinderellas) para convertirse en tecnológicas (Cyberellas)”. La semana pasada se celebraba el Día de la Mujer. Muchos fueron los actos que con tal motivo se celebraron en nuestro país. Yo tuve ocasión de asistir a dos de ellos. El primero en el Palacio de la Moncloa, donde FEDEPE era recibida por el Presidente del Gobierno y dos de sus ministras, Dolors Montserrat Y Fátima Báñez. 

FEDEPE es una Federación de mujeres directivas y empresarias que desde 1987 se han organizado bajo las siglas FEDEPE (Federación Española de Mujeres Directivas, Ejecutivas, Profesionales y Empresarias) para impulsar el liderazgo femenino.

He de reconocer que, al llegar al acto en Moncloa, mis primeras emociones eran encontradas. Por un lado, siento un profundo rechazo a que ya avanzado el siglo XXI siga siendo necesaria la concienciación social sobre la igualdad y la importancia del liderazgo femenino. Europa ha marcado el 2030 como el año del 50/50 y como fecha límite para conseguir en nuestro continente la verdadera igualdad.  Pero sigo sintiendo que el retraso en este campo empieza a ser insoportable, y sueño con el día en que no necesitemos ‘celebrar’ el 8 de marzo. Entrecomillo ‘celebrar’, porque en realidad es para echarse a llorar. Por otro lado, me siento afortunada por poder poner un granito más de arena. Entre todos conseguiremos culminar la montaña.

Santa Teresa de Jesús, en el siglo XVI, comenzó a cambiar las cosas. Luchó por la igualdad entre hombres y mujeres, que no es otra cosa que la igualdad entre personas. Aquella pelea casi le cuesta la prisión e incluso la excomunión. La Inquisición la vigilaba muy de cerca porque aseguraba que practicaba una doctrina nueva y peligrosa. Me gusta recordar a estas mujeres que fueron punta de lanza. Doña Emilia Pardo Bazán, otra precursora en favor de los derechos de las mujeres y en su educación a finales del siglo XIX.

Clara Campoamor peleó duro hasta conseguir el sufragio universal en España en el año 1931. Desde entonces se ha avanzado, pero a veces tengo la sensación de que estas mujeres y otras muchas, así como los hombres que las apoyaron, consiguieron mucho más de lo que se está avanzando últimamente. Hacia aquellas mujeres pioneras, hacia las directivas actuales y también para las premiadas por FEDEPE, tuvo Ana Bujaldón, Presidente de FEDEPE, palabras de reconocimiento, porque dijo: “Fueron y son mujeres que mueven el mundo”.

El Presidente del Gobierno dijo en su intervención que «lo importante no es lo que pasó sino lo que aún queda por hacer». No es cierto, lo que pasó debemos recordarlo para que nos sirva de impulso e incluso de inspiración y motivación para seguir luchando. Aquellas mujeres lo tuvieron difícil de verdad porque luchaban contra toda una sociedad y contra la cultura de aquel momento. Hoy lo tenemos aparentemente más fácil y, sin embargo, parece que los avances van más lentos.

En lo que va de año, 15 mujeres han perdido la vida a manos de sus parejas o ex parejas. Estamos batiendo nuestro propio récord. Lo peor no es esta terrible cifra, lo más trágico es que la violencia machista aumenta a un ritmo escalofriante entre los adolescentes. Señores, algo estamos haciendo mal. La educación no funciona o no se educa correctamente. Me planteo la reflexión de si este aumento de violencia no será porque aparece como algo ya normalizado. Recientemente hemos asistido a la polémica en torno a un autobús. No seré yo quien diga que el tema no fuera importante. Pero sinceramente, la educación debería tener como prioridad absoluta que ni el pene ni la vulva se traten entre sí con violencia.

Otro ejemplo de cómo perdemos el tiempo con absurdos que no llevan a nada, es lo de amigos y amigas, compañeros y compañeras. El genérico es parte de nuestra lengua y queda demostrado que por decir cada dos frases amigos y amigas, no se soluciona la violencia machista, que, insisto, es prioridad absoluta. El Presidente del Gobierno dejó bien claro que la violencia machista es la manifestación más fuerte de desigualdad. Debemos plantearnos acabar con esta lacra desde nuestro propio espacio. Unos, educando, otros haciendo cumplir las leyes, otros denunciando y todos apoyando a las mujeres que sufren, muchas veces en silencio.

La igualdad de oportunidades comienza con el respeto al 100% en las dos direcciones, hombres y mujeres, todos, personas. Pero se encuentra con la gran complejidad de la libre elección. Aquí hay varios factores que acosan la plena libertad. Por un lado, las diferencias salariales. En caso de tener que elegir, una pareja seguramente tienda a escoger el puesto mejor remunerado. Pero es intolerable que en nuestra sociedad se permita que continúe habiendo diferencias en los salarios para cargos y responsabilidades similares.

Para liar más la madeja, las mujeres, en general, siempre hay excepciones, tenemos tendencia a querer controlarlo todo, a la perfección, y tenemos una responsabilidad innata sobre los hijos, la familia y su entorno. Problema: las mujeres que sentimos esa responsabilidad, es porque la llevamos en nuestro disco duro. No es un pen drive que se pueda quitar. Y esa responsabilidad nos va a poner muy difícil la libertad de elección. Siempre vamos a estar condicionadas por querer ser excesivamente activistas en nuestra vida familiar. Para conseguir eliminar esta sensación de responsabilidad de nuestro disco duro, harán falta varias generaciones disfrutando de leyes de igualdad. Ana Bujaldón exigió al Gobierno “medidas urgentes que aceleren estos cambios”. Cuanto antes los tengamos de forma eficaz y efectiva, antes llegará esa generación sin complejos, sin ataduras, una generación que sienta como lo más normal del mundo, compartirlo todo. Será entonces cuando se consiga la verdadera posibilidad de elección sin ataduras. Ana Bujaldón pidió que no nos limitemos a reivindicar este día. El futuro de España depende de que entre todos seamos capaces de llegar al 50/50. Ojalá sea mucho antes de 2030.

Mi segundo acto fue en Las Conversaciones organizadas con motivo del 8M por el Ayuntamiento de Alcobendas. Allí tuve una intervención junto a Miguel Valle Castaño, el reportero más dicharachero de ‘Madrileños por el Mundo’ que ha viajado ya a más de 95 países y ha podido empaparse de culturas muy diferentes. Nos recordó que no podemos pensar en solucionar los problemas de desigualdad que hay en otras culturas mientras no arreglemos primero los nuestros.

Nuestra puesta en escena fue un viaje imaginario a un mundo totalmente igualitario. Un rápido repaso a los problemas más urgentes a solucionar en este sentido, desde la igualdad salarial, el liderazgo femenino, embarazo y conciliación o la importancia de apoyar el ahorro familiar, que tiene su espada de Damocles con impuestos tan injustos como las sucesiones o el patrimonio.

Deseo que el 8M deje de ‘celebrarse’ cuanto antes. Será entonces cuando todo esto esté tan normalizado que no haga falta concienciar a nadie.