La preocupación por el medio ambiente es un acicate importante para iniciar la mayor concurrencia de ideas jamás vista en la humanidad. Nunca antes un evento había proporcionado tal confluencia de personas trabajando ante un hecho irremediable. Así, desde Madrid a Moscú, desde Nueva York a Mumbai, pasando por Beijing, Dubái, México o Vancouver, las ciudades se han puesto en marcha para minorar el perverso cambio climático.
No obstante, algunas ideas ya apuntan a soluciones de convivencia muy distintas a las que estamos acostumbrados a ver. Soluciones que, si bien no son nuevas, cada vez más se producen con profundos estudios y análisis que demuestran su viabilidad. Así que sólo es cuestión de tiempo que las veamos hechas realidad. Hoy os enseñamos una: la ciudad flotante de Dogen City (ahí queda eso).
Desde Japón, la empresa N-ARK nos propone una ciudad flotante destinada principalmente a la atención médica de primer nivel. Dedicada a la protección de la especie humana y a la dignificación de su salud y su tiempo de existencia, también prevé el cuidado del medio ambiente. Lo hace con producción propia de alimentos y utilizando la arquitectura, la eficiencia energética y su ubicación en el océano.
Para ello han creado el proyecto “Nuevo Océano”, un espacio dentro del cual aunar fuerzas distintas entidades empresariales y el gobierno para lograr la meta de construir este complejo. El objetivo es crear una ciudad marítima que se adapte al cambio climático, promoviendo el autocuidado mental y físico. Esta ciudad será también sede de una estación submarina de toma de datos para el comercio marino. Por último, también se prevé que sea un espacio turístico, aprovechando su ubicación.
La ciudad tendrá forma circular, con 1,58 kilómetros de diámetro, y cuatro kilómetros de circunferencia, pudiendo albergar en su acuoso interior a 10.000 personas y 30.000 visitantes al día. Es decir, poseerá una capacidad máxima de 40.000 personas. La idea es que todo lo que posee una ciudad moderna la tenga Dogen City. Por ejemplo escuelas, laboratorios, cementerios, hoteles, oficinas, iglesias, fábricas de alimentos, estadios y, obviamente, parques.
El anillo exterior será habitable y su forma protegerá al interior de los desastres naturales marítimos. También servirá de infraestructura pública, aprovechando su cubierta como espacio verde al aire libre, mientras que su interior se configura en residencias, escuelas, etc. En él, un sistema de última generación, el centro de datos Undersea Edge, proveerá análisis de datos, descubrimiento de fármacos y hasta la reducción del consumo de energía.
El interior de la circunferencia estará ocupado por lo que llaman “Arquitectura Flotante Autónoma”. Un nombre muy sugerente y que define un espacio donde los barcos y edificios flotantes se mueven con libertad, poseyendo cada uno autonomía de maniobras, siempre que no interrumpan las de los demás, obvio. Aunque no debemos olvidar cuál es la motivación detrás de este complejo: la salud.
Para enfocarse en ella, la ciudad poseerá un sistema al que llaman City OS Dogen. Este hará posible que los habitantes reciban consultas diarias de telemedicina, analicen su estado de salud con dispositivos, muestras de sangre, análisis del genoma, etc. Además, el sistema generará simulaciones para descubrir fármacos y utilizar cirugía robótica remota. Siempre apoyados por un procesamiento computacional del centro de datos submarino.
La producción de alimentos, mediante complejos de agricultura y acuicultura en las infraestructuras marinas, será una buena base de datos, generando una nueva filosofía. Los turistas podrán recibir formación sobre alimentación sana en ciudades marítimas mientras utilizan las fuentes termales de agua de mar. ¿Suena a ciencia ficción? Honestamente, cada vez más nos acostumbramos a eventos que hace poco nos parecerían increíbles, pero ahora parecen una realidad palpable.
La búsqueda de una sociedad libre de enfermedades no cesará nunca, mientras el ser humano quiera encontrar la longevidad total, así que no es de extrañar que se inviertan grandes cantidades de recursos para este propósito. Sin contar con que este tipo de ciudades podría ser el perfecto refugio en caso de terremotos o desastres naturales de envergadura, además de crear nuevos espacios comunitarios.
Dogen City nos muestra, también, otros impactantes números: generará 22.265.000 de kW al año, consumiendo 2 millones de litros de agua, eliminando 3,3 toneladas de basura y produciendo casi 7 de alimentos. En espacios dedicará 200.000 metros cuadrados a residencias y hoteles, 100.000 metros cuadrados a parques y la suma de ambas a instalaciones públicas (300.000 para los despistados).
¿Se construirá Dogen City? Igual sí, igual no, pero con el tiempo veremos que esta filosofía no va a quedar en el olvido. Más tarde o más temprano, algún gobierno o empresa, o suma de ambos, moverá sus recursos para crear espacios de grandes dimensiones sobre el mar. Y no, no nos vamos a quejar demasiado, que igual nos proveen de nuevas herramientas para el cuidado de la salud, o para el disfrute de nuestro tiempo.
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