Cuando uno piensa en un buffet, le viene a la mente ruido, comida rápida, mucha cantidad y poca calidad, caos por momentos y peleas por coger los postres. Nada más lejos de la realidad. Viajar a la ciudad francesa de Narbonne para descubrir de la mano de Louis Privat, Les Grands Buffets, es no solo es una sorpresa gastronómica única, sino una experiencia de auténtico lujo.
Porque si te dijera que la cubertería es de plata, las sillas cuestan cada una mil euros, el artesonado y la decoración en madera es histórica y que todo lo que rodea a este lugar respira arte, me quedaría corta. Es un lugar de lujo que rinde homenaje a la cocina francesa de hace dos siglos y lo hace con tan buen hacer, que las reservas están llenas a dos meses vista. En concreto, Les Grands Buffets recibe cada año 350.000 comensales que tienen el lujo de disfrutar con cada uno de sus platos.
Es un lugar donde todo está pensado para el disfrute del comensal, desde la llegada, con una entrada que recuerda la Belle Epoque, hasta el interior, con la música, el servicio de sala muy bien cuidado, la comida hecha al instante en cada sección, un maestro quesero para explicar las 111 clases de quesos diferentes que tienen en el restaurante; etc. Incluso el jardín está decorado por el paisajista André Gayraud, un profesional que trabaja con grandes artistas de Hollywood y del cine francés, y donde las esculturas son tan importantes como la vegetación.
Hay salones semiprivados, mesas ricamente decoradas, varias zonas donde comer es una delicia y sentir que estás ante el famoso savoir-faire que no tiene comparación posible. Recorremos con Louis Privat las cocinas y nos enseña no solo a la persona encargada exclusivamente de los bogavantes, sino también al profesional dedicado a abrir todas y cada una de las ostras, al maestro pastelero y las obras de arte de Patrick Chappert-Gaujal que decoran el espacio. Todo esto, en una cocina de auténtico lujo y con espacios diferentes para que ni un solo olor se mezcle con los demás.
Es una delicia disfrutar de las ostras. Saber de dónde viene cada queso, gracias a su correspondiente etiqueta y descripción (además de poder preguntar al maestro quesero). Degustar las seis variedades de salmón noruego, los diferentes tipos de foie y la cascada de bogavantes. Podrías pasarte horas mirándola. De la misma manera, es un placer recorrer los dos pasillos de dulces que, cuentan con 50 pasteles caseros y una zona para los helados.
Llama también mucho la atención La Rôtisserie. Un inmenso asador que ocupa un lugar principal en el restaurante, con vistas al público y donde se cocinan todos los platos al momento, desde Cassoulet, Coquille de Saint Jacques gratiné, y el tradicional Steak Tartar de buey y de caballo, un plato tradicional de esta zona de Francia.
Por cierto, los niños son más que bienvenidos y tienen una sala de juegos única, ambientada en África, e insonorizada, para que nadie se sienta molestado. Un lujo de nuevo.
Seguro que después de conocer Les Grands Buffets estás deseando hacer una escapada a Narbonne para poder degustar sus lujosos y deliciosos platos. Pero lo mejor será que lo hagas cuanto antes. Pincha aquí para acceder a las reservas y tener la posibilidad de realizar un viaje insólito en tu paladar.
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