Kaliningrado, la siguiente parada española en el Mundial

España jugó un partido decepcionante contra Marruecos, con varios jugadores clave (De Gea, Silva, Carvajal, Piqué…) muy por debajo de su nivel habitual. En cualquier caso, ahora nos espera Rusia, el país anfitrión, pero el equipo con peor ranking FIFA de todos los participantes. España tiene la ventaja adicional de no tener que desplazarse demasiado por territorio ruso, dado que si llega a la final solo visitará los estadios de Sochi, donde comenzó su andadura mundialista y Moscú. La Selección tuvo que recorrer los casi 1.500 km que distan entre Krasnodar y Kaliningrado y pasar de una temperatura de más de 30 grados a otra cercana a los 10 grados.

Un estadio espectacular de escaso uso
El Kaliningrad Stadion ha sido construido especialmente para el Mundial de Rusia. Es una moderna construcción para 35 mil espectadores. El equipo más competitivo de la ciudad es el Baltika, que milita en la segunda división rusa, y que ha comunicado su imposibilidad de sufragar los gastos de mantenimiento de semejante coloso, habida cuenta que la media de asistencia a los partidos del equipo no llega a los cinco mil espectadores. Es un ejemplo de inversión poco eficiente.

Choca ver cómo se han construido estadios nuevos y el mejor y más moderno que había, el de Krasnodar, no haya sido utilizado. Lo sucedido en Kaliningrado resume un poco la tónica del Mundial: excesivo gasto por un lado acompañado de una muy buena organización y preparación de las sedes. Algo tedioso es el acceso al estadio, pero garantizar la seguridad es y debe ser una prioridad. Hay que destacar la ausencia de incidentes, incluso con las selecciones más conflictivas. Entre los hinchas desplazados, choca mucho la escasa presencia de españoles. Si bien aficiones como la argentina, mexicana, peruana son decenas de miles, incluso Marruecos desplazó a unos 10 mil espectadores, la asistencia de aficionados de nuestro país rara vez ha superado los mil escasos.

Una isla rusa rodeada de territorio OTAN
Kaliningrado es un lugar clave para la estrategia militar rusa. Es el punto más occidental del territorio Ruso. Tiene salida al Mar Báltico, y de hecho es uno de los pocos puertos rusos que no ven congeladas sus aguas en todo el año. Fue anexionada como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial. Si bien su papel durante los años del Telón de Acero y Pacto de Varsovia (hasta 1990) era menos decisivo, dado que se hallaba en territorio aliado, al pasar tanto Lituania como Polonia a la OTAN ya hace que sea un enclave militar fundamental para los intereses rusos, en un momento en que las tensiones entre Rusia y Occidente son graves, al borde de una nueva Guerra Fría.

Enclave de gran valor turístico
Kaliningrado presenta una muy atractiva mezcla de influencia eslava y germánica, y aunque durante la Guerra Mundial el centro histórico fue destruido por bombardeos, sigue presentando rasgos de su pasado alemán. Su principal ciudadano fue el filósofo Inmanuel Kant que nació y murió allí en una época donde se conocía a la ciudad como Königsberg y llegó a ser sede de los Caballeros Teutónicos. Lo que una vez fue la gran ciudad prusiana, ahora ofrece una experiencia surrealista y única para el turista, donde contrastan las iglesias protestantes alemanas con bloques enormes de hormigón como los que tiene el Palacio de los Soviets, una construcción a la que no se ha podido dar destino alguno.

Prácticamente borrada del mapa durante la Segunda Guerra Mundial, Königsberg se convirtió en Kaliningrado en 1946 y en parte de la Unión Soviética. Como hogar de la Flota del Báltico, fue territorio cerrado a forasteros durante la mayor parte del pasado medio siglo. Cuando los Estados bálticos declararon la independencia a principios de los años 90, Kaliningrado se unió al resto de Rusia y luego con la adhesión de los vecinos Polonia y Lituania a la Unión Europea en 2004, Kaliningrado se convirtió en esa pequeña parte de Rusia rodeada por la UE.

Kaliningrado ha visto grandes inversiones en los últimos años, sobre todo para modernizar la infraestructura de la ciudad antes de ser sede de partidos en las Finales de la Copa Mundial de la FIFA 2018. La ciudad está definitivamente en alza y ya puede presumir de una sorprendente cantidad de atractivos parques y jardines, algunos restos sobrevivientes de la herencia alemana de la ciudad y una interesante selección de monumentos y museos de tiempos de guerra. Sorprende positivamente el dinamismo y creciente modernidad de las ciudades rusas de tamaño medio, como lo es Kaliningrado.

Centro mundial del ámbar
El ámbar es la resina fosilizada de coníferas antiguos que crecieron hace más de 40 millones de años en el territorio moderno de la Península Escandinava y las áreas adyacentes del fondo del Mar Báltico. Rusia es un verdadero centro mundial del ámbar. En la provincia de Kaliningrado, se concentran casi todas las reservas mundiales de este mineral, cerca del 90 por ciento.

De modo que resulta obvio que la única empresa del mundo que se dedica a la obtención de este mineral se encuentra en la llamada Tierra del Ambar, y usa tecnología a base de agua a presión, se encuentre justamente en esta región, en concreto en un pueblo que lleva el nombre de Yantarny (Ambarino). Cerca de allí,  la ciudad de Kaliningrado, cuenta con un Museo del Ambar de obligada visita. La exposición se ubica en tres pisos del edificio con un área total de aproximadamente 1000 metros cuadrados. La expocisión dispone del ejemplo de la pepita de ámbar más grande de Rusia, la “piedra del sol” con el peso de 4,280 kg.