Formada por 115 islas, el archipiélago de las Seychelles se encuentra a dos horas de vuelo al norte de Madagascar. Paraíso tropical en el Océano Índico, fascinante por su vegetación, acantilados, cumbres, rocas y mar; sus habitantes son de origen africano y francés y hablan criollo, como criolla también es su gastronomía.
Actualmente y gracias al turismo, es el segundo país africano en cuanto a índice de Desarrollo Humano. Un índice marcado por valores como la educación, la salud y el nivel de riqueza media de los habitantes. Es por tanto un país próspero, rico y que ofrece posibilidades laborales tanto a sus ciudadanos como a extranjeros.
Fueron los comerciantes árabes los primeros en llegar al archipiélago hasta que los conquistadores portugueses lo hicieron a principios del siglo XVI en sus rutas hacia Asia. A mediados del siglo XVIII, los franceses ocuparon las islas, de ahí que la mayoría de los criollos de Seychelles tengan apellidos francófonos. Fueron ellos quienes las bautizaron como su nombre en honor a su ministro de Finanzas, M. Séchelle. Tras las guerras napoleónicas, Reino Unido se hizo con el control del país hasta su independencia definitiva en 1976 y como recuerdo del periodo británico, conducen por la izquierda.
El vuelo aterriza en Mahé a primera hora de la mañana. Un horario perfecto para empezar a disfrutar del destino desde los primeros rayos de sol. Dos días me esperaban en el Hotel Avani, en el norte de la isla. La carretera desde el aeropuerto hasta el hotel es ya una maravilla. Angosta, circula entre vegetación y deja ver el mar intensamente azul a la izquierda. Ya escuchaba la voz de las cumbres tropicales pidiéndome subir.
En el Hotel Avani fui recibida con la hospitalidad de un alojamiento que busca en los detalles su diferencia. Lo primero fue conocer la playa Barbarons. Extensa y sugerente, tiene una pequeña bahía donde el agua se vuelve turquesa y la calma del mar la convierte en una piscina natural. Fabuloso también el restaurante Tamarind, donde cenamos las dos noches. Cocina europea, tailandesa y como no, criolla.
El 52% del país es montaña tropical. La costa noroeste, Port Glaud y Launay es perfecta para navegar en kayak entre manglares y nuestro guía nos aseguró que no hay serpientes venenosas ni “criaturas peligrosas” en Seychelles. El Gobierno tiene muy presente el respeto al medio ambiente y a la sostenibilidad, así que todo está muy limpio y cuidado.
Mi curiosidad por ver las vistas desde lo alto de Mahé se vio satisfecha al subir a Mission Lodge. Ya desde la carretera empezamos a disfrutar con las islas que tan verdes como salvajes, van apareciendo.
La isla Therese tiene forma de tortuga (por algo Seychelles es el país de las tortugas gigantes). Más de 250 años puede llegar a vivir esta tortuga endémica, sin embargo, en libertad ya resulta complicado encontrarlas. Las plantaciones de té inundan el recorrido hacia la cumbre.
Mission Lodge está situado en la cumbre de Sans Soucis y dentro del área protegida terrestre más grande de Seychelles, el Parque Nacional Morne. Cuando los británicos abolieron la esclavitud, en este lugar se fundó el internado Ciudad de Venn. Aquí, misioneros anglicanos se ocuparon durante años de la educación de los hijos de esclavos y hoy en día, Mission Lodge ofrece la vista más grandiosa de la costa oeste de Mahé y su selva tropical en caída libre hasta el océano.
Se espera que en los próximos meses la UNESCO lo declare Patrimonio Cultural de la Humanidad. Será entonces cuando el gobierno comience la tarea de reconstrucción de las ruinas y la construcción de un espacio-museo que recuerde la historia de Seychelles. En el Parque Natural de Morne hay rutas para hacer senderismo entre takamakas, palmeras, árboles de canela y lemongrass. Sin duda, toda una experiencia para los más aventureros.
Victoria, en honor a la Reina Victoria de Inglaterra, es la capital del país. Es una de las ciudades más pequeñas del mundo y la única de todo el archipiélago, ya que el resto son pequeñas comunidades y pueblos. Su puerto es también el único del país y aún conserva reminiscencias de las épocas coloniales francesas y británicas. Sus calles, llenas de vida, son el ejemplo perfecto de la vida social y cultural de uno de los países más prósperos de África, pero que conserva toda su esencia e identidad. El mercado de pescado y verduras Sir Selwyn-Clarke es el mejor reflejo.
Curioso y colorido es el único templo hindú de las islas, construido en 1992 y en homenaje al dios de la prosperidad, Vinayagar. La torre del reloj es una réplica en miniatura de la Torre de Londres. En definitiva, una mini ciudad con encanto, sabor y la autenticidad del pueblo criollo.
Nuestro viaje continúa alojados en el Resort Banyan Tree, al sur de Mahé, el Santuario de los Sentidos. Su playa, Anse Intendance, presume con orgullo de ser la más bonita de la isla. Tendremos tiempo de disfrutar de este hotel, uno de los más exclusivos de Mahé, de sus villas, spa y gastronomía.
Hay que continuar descubriendo los rincones de la isla y con nuestro guía, Allen Esparon, ponemos rumbo a Anse Soleil. Nos han recomendado un pequeño restaurante criollo al borde del mar. Hay que probar el curry de pulpo, uno de los platos más típicos de Seychelles.
Las 115 islas del archipiélago conservan su belleza tropical. No podemos dejar de visitar Praslin, la isla que custodia el tesoro nacional, a una hora en Ferry desde Mahé. Es el Valle de Mai Patrimonio de la Humanidad por albergar la flora del primigenio, es el paraíso original. Entre cientos de especies vegetales, plantas y todo tipo de palmeras, se encuentra la reina indiscutible: Es la palmera del ‘Coco de Mer’ (Lodoicea maldivica) cuya semilla es la más grande y pesada del reino vegetal. La palmera no es adulta hasta los 25 años y su gran semilla, solo en palmeras hembra, tarda en crecer varios años y puede llegar a pesar 30 kilos. Única y sensual, es especie protegida y símbolo del país.
Pasear por este parque de 20 hectáreas es adentrarse en el Edén. Si tenemos suerte podremos ver el coracopsis nigra barklyi, una especie endémica de Praslin que ha encontrado en el Valle de Mai su hogar ideal. Es loro, pero no tonto. Otra de las visitas obligadas en Praslin es Anse Lazio, considerada una de las mejores playas del mundo con fina arena dorada, abrazada por takamakas y blindada por rocas graníticas.
La Digue es una pequeña isla a 15 minutos en barco desde Praslin. Después de comer en un pintoresco restaurante criollo, alquilamos bicicletas para recorrer la isla entera ya que los coches están prohibidos. Siguiendo el rumbo que marca nuestro simpático guía, Dereck Bonté, nos disponemos a pedalear durante tres horas.
Es una de las islas con menor cota de Seychelles, su punto más alto, el Nido del Águila, tiene 300 metros sobre el nivel del mar. Pero la vegetación es exuberante y el mar, turquesa, hace de perfecto contraste. Dereck insiste en que es fácil perderse en ella y recomienda hacer siempre caso de los consejos de los locales. Tiene dos resorts y varios ‘guest house’, ideales para viajeros que buscan un trato personalizado y conexión directa con el seychellois.
Fue el paseo en bicicleta más bonito de mi vida. Primero hacia Anse Severe, para cruzar después La Retraite hasta la Grand y la Petite Anse. Pero sin duda, la imagen que permanecerá siempre en mi memoria, como concentrado de Seychelles, es la que guardo de Anse Source de Argent. Antes de llegar a esta joya de la naturaleza cruzamos por la plantación de vainilla y otras especies autóctonas. De la sensualidad de los Coco de Mer pasamos ahora al aroma afrodisíaco de la vainilla que rodea la casa donde se grabó Emanuelle. Erotismo y naturaleza.
Anse Source de Argent, figura también en las listas de las mejores playas del mundo. Si las tortugas gigantes y el Coco de Mer son símbolos del país, es en esta playa, alejada de todo, donde la imaginación los une.
Catedrales esculpidas en granito erosionado, siluetas modernistas. Son las grandes rocas que emergen del agua para descansar sobre la arena. Una turista americana me pregunta si la playa tiene chiringuito. No, no tiene chiringuito. Es la Esencia Seychelles.
*Más información haciendo clic aquí. *Hotel Avani. *Banyan Tree. *Guía en Mahé: Allen Esparon. *Guía en La Digue: Dereck Bonté. Teléfono, 00248-2576077.
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