Unas botas todoterreno

Teníamos que ascender a 5.200 m de altura, en los Andes peruanos, y necesitaba escoger el calzado ideal. Iniciábamos la marcha muy de mañana y volvíamos de noche, pasando por todo tipo de paisajes y de temperaturas. Íbamos a recorrer una larga trocha de arena y piedras, cruzaríamos ríos y montañas hasta llegar a la nieve. La temperatura podía variar de 30 grados a 10 bajo cero. Sin duda la selección es complicada pero una cosa tengo clara, tienen que ser unas buenas botas, que no den demasiado calor pero que aguanten bien el frío, con una suela todoterreno y muy cómodas.

Después de probarme decenas de botas, al final me decido por las eternas ‘Panama’ de la marca alicantina Panama Jack, confeccionadas en piel napa Waterproof y con un forro interior de piel natural. Al calzármelas me siento bien desde el primer momento. No hace falta domarlas, son como un guante. Este tipo de bota, con cierre de cordones, plantilla de piel y una suela resistente y adherente, es la mejor elección que he podido hacer.

Ascendemos lentamente hasta cumbrear el Nevado Quehuisha, donde nace el río Amazonas. En el descenso atravesamos una zona encharcada y nos retrasamos sin remedio. Nos atrapa la noche fría y oscura. Estamos a 10 grados bajo cero perdidos en las montañas de los Andes y tengo todo el cuerpo helado, excepto los pies, algo que me salva la vida.

Al final logramos regresar al pintoresco pueblo de Chivay, en Arequipa, y me puedo dar una ducha calentita y comer ceviche y carapulcra. Cambio de ropa, de chompa y me quito el chullo peruano, pero me vuelvo a calzar mis Panama Jack, un calzado fuerte y confortable para cualquier situación. Se nota que esta empresa familiar lleva 25 años diseñando calzado artesanal de calidad y saben muy bien lo que hacen. Aconsejo estas polivalentes botas para cualquier tipo de aventura. No son caras y dan un resultado excelente.