Acceder a prendas y artículos de lujo no siempre fue tan fácil como ahora. Antes de la explosión de Internet, de la llegada de las redes sociales y de la apuesta de las marcas por la omnicanalidad, las compras se realizaban físicamente en las boutiques. Pero no había “delegaciones” de todas las firmas en todas las ciudades de España. Y para dar servicio a aquellos clientes que querían comprar artículos de lujo que físicamente no tenían a mano nació La Agencia Secreta.
Su alma máter es Virginia Ibáñez, que tras doce años trabajando en centrales de medios (publicidad) buscó la manera de dedicarse a otra de sus pasiones, la moda. Un máster en Gestión de Empresas de Moda y la puesta en marcha de un proyecto a priori ficticio para una asignatura sobre emprendimiento, hicieron el resto.
“Hace casi 20 años no era nada común lo de emprender. O tenías un negocio o trabajabas por cuenta ajena… no había tantos negocios unipersonales como ahora. Se me ocurrió que podía ser un enlace entre las tiendas de lujo y los clientes que no las tenían cerca. Y poco a poco me fui abriendo camino“, nos cuenta.
De hecho ahora, después de 15 años con La Agencia Secreta, Virginia goza de un gran prestigio en el sector. Algo que ha conseguido a base de mucho esfuerzo, muchos viajes y de mucha credibilidad. “Ahora las boutiques están conectadas, controlan sus stocks y facilitan los envíos de productos a otros países. Cuando empecé todo era mucho más analógico”.
Nos cuenta que viajó a Milán a por un vestido de Jil Sander porque no se lo enviaban; fue a por una chaqueta de Chanel a Boston… y encontró un reloj con polvo de la Luna realmente especial. “Era como buscar una aguja en un pajar. El trabajo era más divertido pero también más laborioso”.
Reconoce que su trabajo le apasiona y que en este tiempo ha hecho “una agenda espectacular”. Ahora son las propias marcas las que le presentan sus últimas novedades en primicia. Cosas que ella a su vez propone a determinados clientes “según sus gustos y su personalidad”.
De hecho, su estrecha relación con las principales marcas de lujo y el profundo conocimiento del sector le han hecho afianzar una clientela muy fiel que confía en ella desde hace años para conseguir aquello que desea.
Nos cuenta que más o menos el 50% de ellos son españoles que no viven en Madrid y el otro 50% extranjeros con un alto poder adquisitivo. Personas sobre todo de Venezuela, México o Colombia con unas preferencias de compra muy marcadas. “Mis clientes españoles suelen ser muy comedidos a la hora de comprar lujo. Lo piensan mucho y suelen elegir piezas atemporales y discretas. Los extranjeros en cambio son mucho más arriesgados. Buscan los últimos modelos, la novedad… y gastan muchísimo más”.
Ella en ningún caso busca nada que valga menos de 500 euros. Dice que las marcas son su mejor aliado y que al mismo tiempo aprende mucho de sus clientes. “Todo te nutre. Tanto la historia y la inspiración de las marcas como la experiencia y los gustos de los clientes, hasta tu propia curiosidad”.
Y es precisamente esa curiosidad y esas ganas de reinvención continua las que ahora le han llevado a ofrecer otro servicio a sus clientas. El del acompañamiento exclusivo para ir de tiendas de una forma VIP. “Ir conmigo de compras puede significar entrar casi directamente al reservado de una boutique, disfrutar de una copa de champán mientras te ofrecen prendas que directamente van con tu estilo… Mi labor es allanar el camino con las boutiques para que el momento de la compra sea una experiencia wow! para las clientas. Algo realmente diferente, enriquecedor y exclusivo”.
Habla en femenino porque el perfil de las personas que más demandan este servicio son “mujeres de entre 40 y 50 años, generalmente extranjeras de paso en Madrid”, a las que aconseja y ofrece una atención muy cuidada.
Este giro de timón responde también al cambio en las tendencias de consumo, especialmente enfocadas a la urgencia y la rapidez. “Las tendencias hablan de slowlife pero en realidad todo va deprisa. Las marcas se reinventan continuamente, hacen diálogos con artistas, con escultores… están viviendo una explosión de creatividad que te deja loca y que no se había visto antes. Las generaciones actuales buscan la inmediatez, lo moderno… y son muy autosuficientes para la compra. Pero los baby boomers, la generación X o hasta los millennials todavía quieren el contacto tú a tú y la gestión personalizada que caracteriza a La Agencia Secreta”.
Así, Virginia continúa haciendo felices a sus clientes. Estos la contactan por mail, por WhatsApp o por Instagram, una plataforma que según nos cuenta, le da “mucha credibilidad”. Sus puntos fuertes son la honestidad, el respeto y la empatía. Además, por supuesto, de un gusto exquisito.
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