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Mejor vestido, mejor sueldo. Esta es la conclusión a la que ha llegado un estudio publicado en el Journal of Business Research. Sabíamos ya que la apariencia cuenta a la hora de encontrar trabajo y una buena imagen da puntos en una entrevista laboral. Pero ahora, este estudio asegura que conviene llevar marcas de lujo, porque, ante los ojos evaluadores, aumenta el estatus social y eso proporciona ventajas prácticas en una negociación o entrevista de trabajo. La investigación ha sido realizada por dos profesores de las universidades de Yonsei, Corea del Sur, y Coastal Carolina, Estados Unidos. Recrearon varios escenarios en los que compararon la percepción de varios candidatos, con igual preparación, experiencia y capacidades, pero diferente ropa. Uno con marcas de lujo, el otro no. El resultado fue siempre el mismo: la gente da un tratamiento preferente a quienes llevan caros logos visibles en su atuendo. Ralph Lauren La explicación, según este estudio, es que los receptores interpretan que la persona en cuestión puede permitirse comprar esa ropa y, por lo tanto, elevan su estatus social. Valga como ejemplo uno de los escenarios empleados en la investigación. Se mostró un vídeo de una mujer siendo entrevistada para conseguir una beca a 150 personas. Se utilizaron tres versiones del vídeo. La única diferencia entre ellas: el logo de la marca de la camisa de la mujer. Los que lo vieron (y reconocieron), dieron una puntuación más alta a la mujer, así como una propuesta de salario superior. Las personas que vieron el vídeo con la vestimenta más barata de la candidata, rebajaron la nota, así como el sueldo que consideraban debía recibir. Dior La conclusión del estudio está sobre la mesa: las marcas de lujo se asocian de forma positiva con estatus y riqueza, y quienes las llevan reciben un trato preferente, además de ejercer una mayor influencia a la hora de efectuar una negociación, solicitar una donación o aspirar a un puesto de trabajo. Claro que el estudio también advierte que la clave está en la discreción. No tiene sentido un logo enorme o estridente. Ni tampoco tiene sentido llevarlo si el receptor no es capaz de reconocerlo. Según la investigación, la clave en la vestimenta está, como en todo, en la justa medida.

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