En España continuamos demasiado obsesionados con el curriculum lectivo. En general, nos parece tan importante la formación, que casi siempre la elegimos en detrimento de trabajar otras competencias mucho más útiles y que sirven como lanzadera laboral.
Algunos profesionales de los recursos humanos ya le han dado nombre a esta afición tan extendida. Si eres de los que no para de hacer cursos y más cursos, en lugar de ponerte a trabajar, a lo mejor eres un “cursillita”. Y aunque estudiar está bien, también hay que lanzarse hacia el desarrollo de otras capacidades de ámbito más personal. En concreto, de las habilidades blandas. Te explicamos cuáles son, por qué y cómo mejorarlas.
Es verdad que estas no se aprenden en el colegio ni en la universidad, ya que tienen más que ver con las gracias o talentos personales de cada uno. Conocidas en inglés como soft skills, la buena noticia es que, en gran medida, se pueden aprender y entrenar.
Más nos vale a todos el cultivar estas habilidades blandas, pero especialmente a las generaciones que están por incorporarse al mercado laboral. Estas tendrán que competir con la robótica y los procesos de automatización, cada vez más extendidos en las empresas, y que suelen traducirse en la reducción del personal.
De hecho, un informe de Accenture Strategy sostiene que el desarrollo de habilidades más ‘humanas’ o ‘blandas’ como liderazgo, la creatividad, la inteligencia emocional o el pensamiento crítico, reduciría significativamente la pérdida de empleos por la automatización. Especifica, además, que si se duplicase la tasa de los profesionales que desarrollan este tipo de capacidades, la cuota de los trabajos con riesgo de ser automatizados en Estados Unidos en 2025, se reduciría del 10 al 4 por ciento.
Según Udemy, la plataforma de formación online más grande del mundo, son 10 las habilidades soft que deberemos trabajar muy especialmente. Todo con el fin, no sólo de mantener nuestros empleos, sino para ir a más en nuestra carrera profesional:
Cuando trabajadores con distintas experiencias laborales y perspectivas coinciden en un entorno de alta presión, los conflictos suelen aparecer, y necesitan cerca de tres horas semanales para poderse resolver. Esta pérdida de tiempo podría desaparecer con una dinámica de trabajo menos centrada en uno mismo y más en el equipo y sus objetivos. La práctica de la escucha activa, la empatía y, sobre todo, mantener una comunicación fluida y asertiva, serán el mejor inicio para evitar conflictos. Y cuando se produzcan, no deberán ocultarse o minimizarse. Cuando antes te enfrentes a ellos, mejor.
El gran volumen de tareas, las interrupciones de las redes sociales y la invasión del trabajo en la vida personal de los empleados hacen que este problema sea cada vez más alarmante. Recordemos que un alto nivel de estrés sostenido en el tiempo está relacionado con el agotamiento físico, mental y emocional de los empleados y, por tanto, con una mala salud. No te dejes vencer por él y aprende a identificarlo cuanto antes para emprender acciones destinadas a su solución. Sólo así tendrás el control de tu trabajo y de tu vida.
De acuerdo con el informe Experiencia del empleado de Udemy, con datos del 2018, por más herramientas que tengamos, la mitad de los encuestados y más de la mitad de los gerentes dijeron que podrían mejorar sus habilidades de gestión del tiempo. Esto implica que debemos aprender a priorizar y organizar las tareas, además de evitar la tendencia a la procrastinación. Si lo de perder el tiempo y postergar la tarea que te apremia a cambio de no hacer nada te resulta demasiado familiar, necesitas ordenarte.
Ser un buen comunicador es una de las habilidades que definen a un buen líder. Pero para que esta sea buena, ha de ser clara, concisa y cuidada, tanto verbal como escrita. Y deberá cuidar especialmente el aspecto tanto verbal como el no verbal. Traducido a nuestro entorno: debemos vigilar el qué decimos, y el cómo lo decimos y a quién. Mejor evitar las intrigas y la difusión de rumores entre compañeros con mensajes ambiguos.
Según una investigación llevada a cabo por la consultora internacional Korn Ferry, la cultura de la empresa es lo que la distingue de sus competidores, y es el factor principal que determina las decisiones de los candidatos sobre dónde aceptar una oferta de trabajo. A los empresarios les interesa criar buena fama y tener buenos líderes para obtener buenos comentarios y generar el deseo de trabajar en esa compañía.
Este va a determinar la vivencia de consumidores y clientes, algo que, en nuestros días, se tiende a compartir en Internet a través de opiniones y valoraciones que tienen un impacto directo en otros clientes potenciales. Las grandes empresas, especialmente las que han nacido directamente en el mundo digital, saben de la importancia de este punto y lo trabajan especialmente. En la medida en que aportes este valor, tu trabajo estará a salvo.
Muy vinculada al liderazgo, la inteligencia emocional muestra la capacidad de una persona para ser consciente, controlar y expresar sus emociones, así como para comprender e influir en las emociones de los demás. Por ello tiene gran impacto en el rendimiento laboral de los trabajadores. Para cultivar tu inteligencia emocional, ante todo trata de ser empático y de escuchar, más que hablar. Recuerda que tenemos dos oídos y una boca.
El informe Distracción en el Trabajo de Udemy encontró que las principales causas de distracción incluyen interrupciones de compañeros de trabajo, ruidos de la oficina, sentirse abrumado por los cambios en el trabajo y las redes sociales. En este sentido, más de un tercio de los millennials dicen que pasan dos horas o más revisando sus teléfonos durante la jornada laboral. No dejes que esto te pase y aplícate un control estimular para evitar distracciones y cortar con la tecnoadicción. Por ejemplo, dejando el móvil silenciado y prohibiéndote las redes sociales mientras trabajas.
Esta es una aptitud bien conocida en los departamentos de marketing y venta, pero todos nos podemos beneficiar de la habilidad de contar historias para cautivar a una audiencia, mantener su atención y motivarla a la acción. La intención del storytelling no es otra que la de crear imágenes y suscitar emoción en la persona que nos escucha. Trata de aplicarlo en tus discursos y, sobre todo, en tus presentaciones de trabajo.
En los próximos años, la automatización y la inteligencia artificial podrían reemplazar algunos trabajos y cambiar otros en gran medida. Las empresas deben estar preparadas para ser flexibles y adaptarse rápidamente a los cambios para no quedarse atrás. Decirlo es fácil, pero se deberá implementar con cuidado. Si eres empresario, procura poner a tus empleados de tu parte, haciéndolos partícipes de las nuevas etapas empresariales. Siempre que se pueda, recuerda que es mejor ir con la información por delante, antes de que el personal descubra cambios que le afecten y generen mal ambiente en la empresa.
Un psicólogo podrá ponerte a punto en muchos de estos aspectos, según sea tu necesidad. Pero mejor si vas a alguno especializado en coaching personal y profesional. En la actualidad la tendencia es aplicar los conocimientos de la neurociencia para realizar este tipo de entrenamientos. Ejemplo de ello es la PNL (Programación Neurolingüística), una disciplina que estudia el modo en que percibimos y procesamos la información a nivel cerebral, extrayendo patrones mentales y elaborando técnicas con las que modificarlos, con el fin de mejorar nuestra forma de comunicarnos, nuestras habilidades blandas, facilitando así el éxito interpersonal.
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