El alcohol es una de esas sustancias tan consolidadas socialmente, que su consumo a veces tiende a pasar desapercibido, en el sentido de minimizarse los riesgos relacionados con su uso y, sobre todo, con su abuso. Es común que los niños comiencen a tontear con el alcohol a partir de la adolescencia, y como parte de su desarrollo social. Sin embargo, el consumo durante esta etapa de la vida puede tener efectos demasiado perjudiciales como para pasarse por alto. Si sospechas que tu hijo bebe, tal vez ha llegado el momento de abrir la caja de Pandora y mantener una buena conversación con él. Te explicamos cuáles son los indicadores más habituales del consumo de alcohol en jóvenes y que te podrán sobre aviso acerca del peligroso hábito de beber.
Como padres, solemos pensar que beber es algo que hemos hecho todos, y que es por ello, algo normal. Sin embargo, si hacemos uso de la memoria, también recordaremos los aspectos negativos del alcohol. Las borracheras, las resacas, el arrepentimiento e incluso las lagunas en el recuerdo Además, nos acordaremos de aquellos amigos señalados por el resto como los desfasados del grupo, o como los que “no sabían beber” y terminaban siempre haciendo el ridículo.
Efectivamente, son muchas las razones por las que no conviene abusar del alcohol, y en gran parte son sociales. Pero, además de las mencionadas, la ingesta de alcohol en una fase tan temprana como esta puede tener efectos perjudiciales en el desarrollo neurológico y cognitivo del niño, causándole problemas académicos, psicológicos y familiares.
Aunque suceda en muchos otros países además del nuestro, en España no estamos para presumir respecto a las cifras y al consumo de alcohol por parte de menores.de edad. Según el Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones (OEDA), cuyo último informe data del año 2023, la edad promedio de inicio en el consumo de alcohol está en los 14 años. Y eso que el debut en el consumo solía estar en los 13 años y medio según mediciones anteriores. Esto significa que hemos mejorado en algo, aunque queda mucho camino por recorrer. La tendencia más actual en el tema apuesta por la prevención y la educación como las mejores herramientas contra los estragos del alcohol en jóvenes.
La primera razón por la que los niños se inician en el consumo de alcohol está en el componente social. Se comienza a beber por imitación de otros niños más mayores, primero, y posteriormente, de los pares (niños de su misma edad), y los resultados “positivos” no se hacen esperar:
Por una parte, el alcohol actúa como un potente desinhibidor, favoreciendo la interacción entre ellos. En este sentido, es un “buen amigo” de la fobia social, y sirve a los niños más tímidos para reducir su ansiedad a la hora de relacionarse.
Por otro lado, el beber juntos se puede considerar una actividad social en sí misma, potenciando el sentido de pertenencia a un grupo, tan importante en estas edades.
En algunos casos, los adolescentes también pueden utilizar la bebida como una salida a sus problemas. Esto sucederá en aquellos niños con dificultades en casa, en el colegio o con los propios compañeros. No olvidemos que el alcohol no deja de ser un depresor del sistema nervioso central y que favorece la relajación. Ingerido en grandes dosis, hace perder el control y olvidarse de todo.
Además de estar normalizado social y culturalmente, según lo ven ellos, el alcohol es una sustancia divertida, fácil de conseguir, y con un halo de rebeldía y diversión que resulta muy atrayente. En este sentido, las estadísticas también indican que existe una tendencia preocupante entre los jóvenes a compartir y glorificar la ingesta de alcohol en redes sociales, especialmente en Instagram. Este hecho contribuye tanto a la normalización como al aumento del consumo entre otros niños de la misma edad que vean estas publicaciones.
La forma más rápida de saber si tu hijo ha comenzado a consumir alcohol es preguntándoselo abiertamente. “Hijo, cuando sales con tus amigos, ¿qué hacéis?, ¿bebéis alcohol?” Los niños de hoy suelen tener más confianza con sus padres para contarles la verdad, algo que no sucedía en las generaciones anteriores, ya que no tienen ese miedo que se tenía antes a la figura de autoridad. Por tanto, no hay que evitar el tema del alcohol y de las drogas en casa, al igual que hay que hablar de otras cosas como el bullying o el sexo.
Al margen de las conversaciones, y de la importancia de confiar en los hijos, los progenitores deberemos mantener los ojos muy abiertos, ya que los niños pueden mentir.
Existen algunos indicadores para saber si un adolescente bebe o consume algún tipo de droga.
El primero y más obvio será la evidencia física de encontrar restos de sustancias entre sus cosas: botellas, paquetes de tabaco, vapeadores, envoltorios sospechosos, etc. Dentro de esta evidencia estará también la observación de algunos signos físicos en él, como el notar que va ebrio, presentando en este caso síntomas en el habla o la falta de equilibrio y coordinación.
Otras señales menos evidentes estarán en que tenga los ojos rojos, vidriosos o con las pupilas demasiado dilatadas. El adolescente que tome alcohol o algún tipo de droga podrá tener también mal aliento y otros olores característicos en su ropa.
Los cambios en el estado de ánimo y en el comportamiento suelen señalar que algo está pasando. Ejemplo es si tu hijo se muestra retraído, notas que se esconde en la habitación, deja de hacer lo que le gustaba hacer antes, y se pone a la defensiva cuando le preguntas. Entre sus transformaciones más habituales se encontrará también el descuido en su aseo personal y en la limpieza de su cuarto.
El consumo de sustancias como el alcohol afectan al apetito, causando a veces anorexia y pérdida de peso. Aunque también puede pasar lo contrario. Por tanto, darse cuenta de que tu hijo, de repente, como mucho más o mucho menos de lo normal debería preocuparte.
Una de las cosas que se verá más afectada por el consumo de alcohol está en los patrones de sueño. Estos podrán suponer insomnio nocturno y somnolencia excesiva durante el día. Los cambios de amigos y de escenario social donde quedaba antes asimismo suelen ser buenos indicadores de red flags.
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