Niños ‘Expats’, ¿cómo son? ¿dónde educarles?

También conocidos como nómadas globales, estos niños desarrollan algunas ventajas sociales y cognitivas según algunos estudios.

Patricia Peyró. 25/09/2018

Cada vez son más las familias que deciden renunciar a lo conocido para cruzar las fronteras e irse a trabajar fuera.  Ya sea por necesidad laboral, por no existir un trabajo aquí o por el deseo de prosperar, en muchas ocasiones la decisión de marcharse afecta a toda la unidad familiar. Son las familias de expatriados: aquellos que voluntariamente se marchan y educan a sus hijos en un nuevo país, cuando no en diferentes y variopintos destinos que van cambiando cada tres o cuatro años. ¿Cómo son estos niños? ¿Siguen siendo españoles? ¿De dónde se sienten? Las cuestiones sobre el arraigo emocional no son pocas y a éstas se une la complicación de elegir buenos colegios donde proporcionarles la mejor educación posible.

Antes de marchar, los padres se lo piensan mucho. Los ‘expats’ (como se les define internacionalmente) tienen generalmente buenas condiciones laborales o un nivel profesional muy alto con el que resolver las incertidumbres de trabajo que pudieran devenir tras  la aventura de salir de su propio país. Así y todo, cuando hay familia e hijos (o intención de tenerlos), habrá que valorar el país de destino y si se adecua o no a los parámetros necesarios para el bienestar del desarrollo familiar.

Los niños expats seguirán siendo españoles mientras su vínculo con el origen familiar siga vivo

¿De dónde son estos niños?
Pablo es hijo de españoles, pero nacido en Finlandia, donde comenzó a crecer mimetizándose con sus compañeros de guardería finlandeses y adquiriendo su lenguaje y costumbres más significativas. A los pocos años sus padres se fueron a Dinamarca, cambiándose a un colegio internacional donde, a la pregunta “¿De dónde eres?”, decía que finlandés. Después de tres años en Dinamarca, su madre explica que “Pablo ya dice que es español, porque le hemos dicho que él es español, aunque en realidad tampoco lo tiene tan claro”. No lo tiene claro porque jamás ha vivido en España y su idioma de elección es el inglés, que habla con todos sus amigos y con su hermano, ya nacido en Dinamarca. Como Pablo hay muchos ejemplos, que se van complicando a medida que los niños se van haciendo mayores y especialmente si cada cierto tiempo cambian de país.

También conocidos como nómadas globales, estos niños desarrollan algunas ventajas sociales y cognitivas según algunos estudios

El concepto de “echar raíces” o de tener arraigo se desarrollará de forma un poco diferente en los niños internacionales. Empezando por el concepto de “hogar”, según explica Anita Mayntzhusen, cofundadora de Globally Local y psicóloga educativa, en una entrevista para la publicación de expatriados en Dinamarca Your Danish Life”. Según un estudio que llevó a cabo con niños de varios colegios internacionales, en ella explica algunas características presentes en los niños globales y que aquí resumimos:

  • Los cambios de país y de casa les producen “una gran sensación de ambivalencia en cuanto a qué y dónde está su hogar, a dónde pertenecen y una fuerte sensación de ser diferentes”.
  • Los pequeños nómadas globales “se sienten más cercanos a alguien que tiene las mismas experiencias que ellos, independientemente de su nacionalidad o origen cultural, que a alguien de su mismo país”. 
  • Además de las ventajas del bilingüismo o poliglotismo, “el viajar les proporciona una mente abierta a otras formas de ver el mundo”, ampliándose las miras de sus juicios de valor.
  • Estos niños aumentan también la posibilidad de “acciones creativas alternativas, por ejemplo, en la resolución de problemas”.
  • Desarrollan algunas ventajas cognitivas, como “una mejor atención del idioma, la capacidad de procesar información compleja y el descartar la información irrelevante de manera efectiva, además de desarrollar mejor su memoria a corto plazo”.
  • Su hogar no está relacionado con la ubicación. “Tienden a ver su hogar como algo móvil y no vinculado a un lugar geográfico específico. Se conectan más a casa con los artículos que los rodean y con las personas con quienes están”.
La multiculturalidad de los colegios internacionales favorece la vivencia de ser único y tener algo que aportar al resto de la clase

Una gran capacidad de adaptación
“La capacidad de adaptación es una de las grandes ventajas que supone la educación internacional”, explica, por su parte, Adrián Estévez Cebreiro, profesor internacional de educación primaria en Bjørn’s International School (Copenhague, Dinamarca). Este hecho se da a pesar de las dificultades que, intuitivamente, podamos atribuir a estos niños. “Podríamos pensar que, tras vivir varios cambios de residencia y centro escolar, los niños se vuelven más introvertidos y desconfiados, pero lo cierto es que la gran mayoría suelen ser menos rígidos a la hora de aceptar a nuevos compañeros, independientemente de su procedencia, raza, sexo o religión”, asegura Estévez, quien también es Máster en Terapias creativas. Además, “tenderán a ser muy participativos en el aula gracias precisamente a la riqueza de sus experiencias previas y a un bagaje cultural tan diverso”.

Las consecuencias de esta maleabilidad social serán muy positivas, argumenta Estévez, tras su experiencia docente en países tan variados como España, Polonia, Turquía y Dinamarca. “Sus habilidades sociales para interactuar con gente muy diferente de distintos países hace que la discriminación, el racismo o el bullying sean muy poco o nada comunes entre el alumnado de una escuela internacional. Todos son únicos en un entorno de iguales”.

Los niños que cambian de país y van a un colegio internacional desarrollan gran capacidad de adaptación y mayor respeto por la diversidad cultural

Pérdida de amigos y de las propias raíces
En lo referente a la falta de arraigo y su posible impacto negativo en el rendimiento académico, el experto no lo considera determinante siempre y cuando los progenitores transmitan a sus hijos la lengua, las tradiciones y costumbres de su país de origen. “Los valores y actitudes relacionados con la cultura propia posibilitan el desarrollo integral de su personalidad; el bagaje cultural les ayuda además a crearse una imagen de sí mismos dentro de la propia multiculturalidad del aula y a sentir que tienen algo que aportar a la misma: algo especial que compartir con sus compañeros”.

La pérdida de lazos sociales es algo difícil de obviar en estos niños. Con frecuencia se verán obligados a cambiar de amigos, como explica Estévez. “Lo más complicado para el niño será el hecho de que muy probablemente no podrá mantener esas amistades que tanto le costó cultivar, con el impacto emocional que ello conlleva, y tener que reunir fuerzas para hacer nuevos amigos y adaptarse a las dinámicas de un nuevo centro”. Como padres podremos ayudarles explicándoles cuáles son las razones de la mudanza, haciéndoles participar todo lo posible y procurando ayudarles a conservar aquellas amistades que más valoren.

El bagaje cultural les ayuda además a crearse una buena imagen de sí mismos

Modelos de educación internacional
Una de las mayores preocupaciones de los profesionales a la hora de considerar la expatriación pasará por la existencia de colegios internacionales en el país de destino. Tal y como explica Estévez Cebreiro, “los padres expatriados que cambian su lugar de residencia con relativa asiduidad cuentan con la gran ventaja que suponen los centros internacionales adscritos tanto al sistema ‘Cambridge’ (modelo británico) o al sistema ‘IB’ (actualmente el modelo americano aunque tiene su origen en Suiza)”. Uno y otro modelo asegurarán el mismo currículum con independencia de su localización, “lo que permite al alumnado continuar sus estudios allá donde vaya, con una sólida base y con los conocimientos que se le presuponen para el nivel”, asegura para tranquilidad de los padres.

El que se comparta el mismo currículum y los objetivos de aprendizaje en diferentes países “tiene un impacto muy positivo en el aspecto académico, aunque bien es cierto que el mayor reto para el alumno recién llegado será descifrar, descubrir y adaptarse a las conductas sociales que forman parte del currículum oculto”.

(Más información sobre la diferencia entre el Modelo Cambridge y el IB aquí).

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