Coty es la segunda multinacional más importante en el mundo de la perfumería. La compañía estadounidense es fabricante y distribuidora en exclusiva de perfumes como Chloé, Marc Jacobs o Calvin Klein, de las lacas de uñas OPI o de la crema de cuerpo, Philosophy. En total distribuye y vende 77 marcas en 130 países con unos ingresos de 9.000 millones de dólares.
Sus principales marcas, sobre todo las que se corresponden con el sector del lujo, las distribuyen a través de grandes almacenes físicos (Saks Fifth Avenue, Bloomingdale’s o El Corte Inglés en España) porque su estrategia es la «de cuidar la marca en todo momento hasta que llega al consumidor».
La cuestión de Coty es interesante porque en este ‘boom’ que se está viviendo con el comercio online ha demandado a la empresa alemana de distribución de productos de perfumería ‘Parfumerie Akzent’ de saltarse las reglas de la competencia y de sus acuerdos comerciales, al distribuir ésta última sus productos en plataformas como amazon o Ebay.
Según Coty explicaba en su defensa hace unos días:«No estamos en contra de los grandes supermercados online, pero creemos que nuestros productos tienen que estar controlados en todo momento y en nuestros acuerdos comerciales no está el vender nuestros productos en Internet a través de terceros».
Básicamente, el abogado de Coty -Andreas Lubberger- venía a explicar que la distribución a terceros de sus productos tiene que estar controlada por ellos, por la empresa fabricante y dueña de la marca. Para los representantes de la mayor compañía minorista de perfumerías de Alemania, y que además tiene la mayor plataforma de venta online de estos productos en el país teutón, el argumento de Coty no es defendible porque está «limitando la posibilidad de crecimiento y desarrollo a través de fórmulas innovadoras de pequeñas y medianas empresas».
El debate de fondo tiene que ver no solo con el control de los productos – marca hasta que llegan al cliente-, sino de si las empresas productoras, una vez que han vendido sus productos a distribuidores locales, pueden decir o no cómo estos distribuidores venden los productos.
En principio, los productos adquiridos por las perfumerías alemanas, si no hay un acuerdo mercantil firmado de por medio, serían del «dueño de los productos que ha comprado» y les «da salida» como mejor considera. Una consideración que también pasa por grandes supermercados en la red como amazon, que permite la posibilidad de vender productos de terceros en su plataforma.
La decisión del tribunal de la UE llegará en unos meses, pero parece claro que no se le pueden poner «puertas al campo» y habría que tratar de tener un control más «específico» sobre los productos de lujo.
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