#CloseTo Dani de la Torre: «De adolescente fui un friki para los culturetas»

Es un director de cine valiente y al que le gustan los retos. Estrena “La sombra de la ley”, una película de gánsteres con la que quiere igualar por lo menos el éxito que supuso “El desconocido”.

Amalia Enríquez. 02/10/2018

“Quiero hacer una de gánsters en los años 20. Le estoy dando vueltas a la idea”, me dijo Dani de la Torre hace unos años mientras almorzábamos en uno de sus restaurantes preferidos de Santiago de Compostela. Con ‘El desconocido’ había puesto el listón muy alto e igualar, como mínimo las expectativas, era el reto que se imponía. El 11 de octubre es la hora de la verdad. Estrena ‘La sombra de la ley’. Hay ganas y nervios, una combinación que le tiene activado desde hace tiempo…

The Luxonomist: El día que vi la película me acordé de esa comida y de que, a veces, los sueños se cumplen…
Dani de la Torre: Esta película es una mezcla de sueño y empecinamiento, ya sabes que eso es muy gallego. Si te soy sincero, veía irreal el poder rodar una película de gánsters en España. Además, desconocía esa parte de la historia de los años 20. No visualizaba esa idea como los gánsters de Al Capone, sino de otra forma. Después de ‘El desconocido’ me hicieron llegar un guion, lo leí y me di cuenta de que era una historia de gánsters. Entonces empecé a documentarme y me di cuenta de que era la mía. Hay trenes que pasan una vez y hay que cogerlos.

TL: La aventura es bien difícil porque el listón lo dejaste bien alto…
DT: Lo es, en verdad. Si te soy sincero, también te digo que nunca imaginé la repercusión de ‘El desconocido’. Creía que iba a ser una película que iba a funcionar más en taquilla que en premios. Y ya ves, fue al revés (risas).

TL: Esa no es mala señal, porque fuiste muy reconocido por la profesión…
DT: Sí, sin duda… y eso te genera una presión y unas expectativas hacia ti mismo y los demás. Siempre quieres agradar y subir peldaños, que es lo importante en nuestra profesión.

TL: Sin darte cuenta te convertiste en tu propio enemigo…
DT: Tienes razón, pero me ayudó mucho el hecho de que ‘La sombra de la ley’ nada tiene que ver con lo anterior. Esta es una película de época. Nunca se ha hecho nada igual en nuestro país. Sé que el reto es atractivo y el riesgo muy grande, pero hay que morir matando (risas)…

No se ha hecho una película como ‘La sombra de la ley’ en España

TL: Si esta es la última… ¡que sea como yo quiero!…
DT: (risas) Eso mismo, que sea algo especial. Yo amo el cine de  gánsters desde niño, amo el western desde siempre porque iba con mi padre a ver películas de vaqueros desde muy pequeño. Era algo que tenía que hacer, esta película me la pedía el corazón. Cuando me surgió la oportunidad ¡no lo dudé! Y al ver que a Luis Tosar también le gustaba el guion, no tuve ninguna duda. Sí tuve miedo por el nivel de producción, que era muy alto. Dar un look de años veinte con el presupuesto del cine español, tú sabes que es muy complicado. O lo haces bien o te conviertes en el hazmerreír de la profesión. Cuatro millones de euros es un presupuesto muy alto para una película española, pero para una producción de época no…

TL: Ese presupuesto y siete semanas de rodaje. Encaje de bolillos como los que hacen las hilanderas de Camariñas…
DT: (risas) Y tanto que sí. El departamento de digitales echaba humo (risas). Tuve que llevarlo todo muy planificado, con una capacidad de improvisación casi nula y con los sistemas de producción muy atados.

TL: Al verla terminada, ¿cuál fue esa sensación?
DT: Me emocioné un montón al verla. Me pareció una película diferente, bonita de ver. Que nosotros hubiéramos sido capaces de hacer eso, algo que lucía bien y que se veía una producción grande… tuve la sensación de haber traspasado la meta después de haber entrenado mucho. Creo, de verdad, que hemos hecho un buen trabajo.

TL: ¿Qué te hace ser brillante, distinto a otros directores?
DT: Yo soy un recién llegado y creo que tengo suerte. Me gusta afrontar retos, hacer cosas que no se hayan hecho antes. Yo creo que trabajar con el equipo que tengo me ha posibilitado dar pasos de gigante en el camino que han abierto otros. Ahora me toca seguir en esa senda y que los próximos directores que lleguen se den cuenta de que hay cosas que se pueden hacer.

TL: ¿Cuándo se despertó en ti la ilusión por hacer cosas diferentes?
DT: Siempre me ha gustado contar historias. De adolescente, mi madre compró una cámara para grabar la comunión de mi hermana, la “rapté” y empecé a hacer mis vídeos, lo que me costaba mis regañinas porque ella grababa sus cosas y yo se las borraba con las mías. Empecé a jugar con la cámara y la uní a mi pasión por la fotografía. Grababa los desfiles de mis compañeros en el instituto para ganar fondos.

Dani de la Torre junto a Luis Tosar y Michelle Jenner en el rodaje de ‘La sombra de la ley’

TL: Creativo, vamos…
DT: Sí, pero era una rara avis. Cuando todo el mundo hacía esos cortometrajes de autor o dramáticos para ganar premios, yo hacía películas de acción. En muchos festivales me decían que no iba a llegar a ninguna parte con el cine que yo hacía.

TL: Esas predicciones suelen volverse hacia los que las verbalizan…
DT: ¡Me dijeron tantas veces que me dedicara a otra cosa!… Algo se activa cuando te dicen que no vales para esto o lo otro (risas). Hay algo dentro de ti que hace que no escuches y que vayas a lo tuyo. Vi cómo muchos culturetas se reían de mis cortos en los festivales, era un friki para ellos. Cuando me preguntaban quiénes eran mis directores favoritos y les decía Spielberg o Ridley Scott, me miraban como si estuviera pirado porque no decía Bergman. Llegaron a decirme que no encajaría nunca en el cine español, porque no se hacen producciones de acción en España. Yo soy de los que piensa que el cine tiene que abastecerse de todos los géneros y estilos porque eso es lo que creará afición. No podemos crear guetos y ser sectarios, porque eso no facilita que creemos industria.

TL: Te referías antes a Luis Tosar. Le comenté el otro día que ya erais como una pareja de hecho. ¿Imaginas tus películas sin él?
DT: No. Ahora estoy preparando una serie, como bien sabes, y no está Luis. No veas cómo le echo de menos, sobre todo a la hora de concebir los personajes. Tosar es como una extensión mía dentro del set.

TL: ¿Cómo le conociste?
DT: En Santiago de Compostela, teníamos un amigo común y nos presentó en un pub una noche. Yo hacía esos cortos de los que hablamos antes y él ya era un actor conocido; era el actor de Galicia por excelencia y yo quería conocerle. Le hablé de mis cortos, le di la “brasa” y, años después, cuando tuve la primera sinopsis de ‘El desconocido’, pedí que se la hicieran llegar. La leyó, me llamó y se sumó a la aventura. En esa película conseguimos juntarle con Javi Gutiérrez, otro gallego de peso. No he vuelto a trabajar con él y tengo unas ganas que ni te imaginas.

«Luis Tosar es como una extensión mía dentro del set»

TL: Sabes que es un problema que no concibas hacer una película sin que Tosar esté en ella, ¿verdad?
DT: Lo sé, pero no sé si es un problema o una bendición. Al margen del Luis actor, lo que a mí me tiene enganchado es la persona. Sintonizamos muy bien, es muy cachondo en contra de lo que pueda parecer, muy cercano. Es un tipo maravilloso, de los que si te puede ayudar ¡lo hace! En esta profesión, o en todas realmente, si encuentras una persona así -que es tan difícil- es un regalo. ¿Por qué la gente repite con equipos? Porque se hacen familias. Ya estoy dándole vueltas a cosas para decirle con tiempo que quiero contar con él (risas).

TL: Mucha gente no sabe que eres trabajador de la Televisión de Galicia desde hace muchos años. ¿En qué te ha ayudado la experiencia de ahí para el cine?
DT: Me ha ayudado muchísimo, aunque es una televisión muy grande con muchos egos que hacen muy difícil dirigir equipos (porque no hay que olvidar que trabajas con funcionarios), pero esa dificultad me ha enseñado a ser más abierto en la negociación, más persistente y tener mucha mano izquierda…

TL: ¿Te ha vuelto desconfiado?
DT: No, eso no. De primeras siempre creo en la buena voluntad de la gente, luego ya te llevas los chascos como ocurre en la vida. No suscribo eso de que los gallegos somos desconfiados a pesar de que, ante lo desconocido, todo el mundo lo es. Yo entré con 20 años en la TVGa y allí me he formado, al mismo tiempo que me he criado con gente complicada también. He visto mucha evolución y he intentado no parecerme a algunos y absorber lo bueno de otros. Eso me ha valido para darme cuenta de que cada persona tiene su mecanismo y que hay que saber llegar a ellas de diferentes formas. A la hora de dirigir he puesto eso en práctica.

TL: ¿Eso te hace distinto?
DT: No lo sé, la verdad. Yo me he sentido distinto desde adolescente. He tenido una adolescencia muy complicada, era un bicho raro. Mis amigos jugaban al fútbol y yo iba a clases de música; ellos se iban de marcha y yo iba a cantar al coro (risas) ¡Imagínate! Siempre fui diferente y mis amigos, que eran chicos muy normales, se reían de mí. Yo era el del piano gigante, el que cantaba en la iglesia. Vivía como un poco al margen. Siempre me ha gustado mucho el arte, me encanta el deporte pero, como nunca tuve talento para practicarlo, focalicé todo en el arte porque me emocionaba la música, el cine. Eso, en la adolescencia, era muy difícil de llevar. Eso me ha marcado siempre y tengo que darle las gracias a mis padres, porque siempre me han respetado en ese sentido. Siempre he hecho lo que he querido y nunca me han obligado a nada.

 

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TL: ¿Fue duro, pese a todo, que aceptaran de buen grado que te dedicaras a esto?
DT: Pues mira. Mi padre quería que fuera ingeniero. Él decía que tenía que estudiar una carrera porque tenía talento para llegar arriba. Cuando hice ‘Imagen y Sonido’ y entré en la TVGa, cada vez que no me sentía bien, no estaba contento y estaba frustrado, me decía: “Te lo dije. Si hubieras estudiado ingeniería habrías sido más feliz. Aún estás a tiempo”. Esa era su gran frase. Mi madre, que siempre ha tenido una vena más cultural, siempre ha respetado más mi decisión. Cuando empecé en el cine, que lo ven como una profesión muy inestable, ya empezaron a ponerse nerviosos.

TL: ¿Qué dicen ahora?
DT: ¡Imagínatelo! Están muy felices y se sienten muy orgullosos. Ven que yo soy feliz. Hace unos días, hablando con ellos de esto, me decían que lo que les hace sufrir es pensar que yo no sea feliz, que no me vayan las cosas bien y que caiga en una depresión. Es lo que siempre piensan los padres, ya sabes.

TL: A pesar de ser un adolescente raro, ¿fuiste un niño feliz?
DT: Sí, familiarmente fui muy feliz. Siempre me sentí muy querido en mi familia y también en mi círculo de amigos. Siempre fui muy payaso, me encantaba hacer reír a la gente. Mi padre, cuando se enfadaba conmigo, me decía que acabaría en el circo, que es donde debería estar (risas). Cuando llegaba con las notas del colegio, que no eran muy buenas, siempre me decía: “¿Qué vamos a hacer contigo?”. Y mi madre le contestaba: “No hay manera Suso, todo el día viendo cine, películas, la televisión”. Y, al final, me he dedicado a una profesión de entretenimiento, que es la que me está dando de comer.

TL: ¿Uno se prepara para cuando las cosas no salen bien?
DT: No… ¡Qué va! Si no cumplo con las expectativas con ‘La sombra de la ley’ me llevaré un disgusto descomunal. Generalmente soy muy optimista aunque, de vez en cuando, puedo tener bajones. Me he hecho muchas veces la pregunta de si yo valgo para esto.

TL: ¿Te imaginas haciendo otra cosa?
DT: No, ahora ya no. Me encanta contar historias y me encantaría retirarme contando historias. Mi mayor premio, ahora mismo, sería poder vivir de esto. Sería buena señal que mi excedencia de la TVGa se quede ahí.

TL: ¿Ese niño que fuiste se reconocería en el hombre que ahora eres?
DT: Yo creo que ese niño alucinaría. A ese chico que iba a clases de música, que cantaba en el coro, que realmente era un patito feo en ese momento, ver todo lo que hoy tengo le haría mucha ilusión.

*Localización: Hotel Suecia.   *Próxima semana: Miquel Fernández.

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