#CloseTo Maribel Verdú: «No entiendo la vida sin música»

La actriz asegura que entre otras cosas que es invencible ante el amor verdadero, la ternura de alguien aparentemente fuerte e inquebrantable y ante la bondad.

Amalia Enríquez. 22/10/2019

Pocas veces te encuentras con una persona tan directa como ella. Y eso me gusta y conquista de Maribel Verdú. Está acostumbrada a las promociones y nunca sabes si la tuya es la primera o la última entrevista que le toca en suerte, porque siempre tiene la misma energía. Acaba de estrenar El asesino de los caprichos, donde se convierte en inspectora, y representa en Madrid Invencible.  Es una mujer a la que no le asusta el trabajo, porque lleva haciendo esto desde niña. No en vano, empezó en el cine con calcetines…

The Luxonomist: Cada conversación contigo es como una terapia, así que encantada de volverte a ver…
Maribel Verdú: ¿Yo soy la terapeuta? ¡Mira qué bien! (risas) Ya sabes que todo es cuestión de actitud, es el carácter intrínseco que va con uno.

TL: Los años no nos cambian…
MV: Y yo no quiero que lo hagan. Me gusta tener este carácter.

TL: Esa vitalidad es la que, entre otras cosas, te ha hecho llegar hasta aquí…
MV: En parte es posible. También el entusiasmo, las ganas, me ilusiono por todo y también, obviamente, la disciplina”.

TL: ¿Con el tiempo se ha acrecentado esa disciplina?
MV: Sigo siendo igual, eso no ha cambiado. Desde bien pequeña he sido muy responsable y he asumido muchas responsabilidades. Eso es algo que llevo conmigo. A  eso le añadimos el entusiasmo y la ilusión.

 

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TL: Jugando con el título de tu obra de teatro ¿Ante qué eres invencible?
MV: (risas) Depende… Lo soy ante el amor verdadero, ante la ternura de alguien aparentemente fuerte e inquebrantable. Y, por supuesto, ante la bondad.

TL: En la obra eres una pija de izquierdas panfletaria ¡Ahí es nada!
MV: Soy todo eso. Un poquito insoportable y redicha. Es un personaje que, al principio, no cae nada bien porque es repelente, pero luego vas descubriendo lo que tiene detrás y lo que le ha pasado en su vida. Al final le coges cariño y empatizas con ella.

TL: Es algo que suele ocurrir. Hay veces que vamos por la vida con una pantalla de protección…
MV: Es verdad, pero llega un momento en el que te la tienes que quitar porque, posiblemente, en lugar de tímida pareces maleducada. La gente que no saluda y se ampara en que es tímida, no es así ¡es maleducada!

TL: En “Invencible” se ven, de manera muy clara, las diferencias sociales. En los sentimientos ¿Crees que dos personas de distinto estatus pueden llegar a entenderse bien?
MV: Es complicado combinar educación, cultura, de dónde vienes o la mentalidad que tú tienes. Al final, nuestros amigos son los que piensan como tú realmente, sobre todo en las cosas reales de la vida, las importantes. No estoy hablando de ideas políticas. Yo tengo amigos de todas partes, de todas las tendencias, y lo que es importante es que son buena gente, que es lo único que a mí me importa al final. Lo que sí es verdad es que hay gente con la que puedes hablar de todo, porque piensan y opinan como tú, y con otros hay ciertos temas tabú, que mejor no tocar para mantener la calma y que no haya enfrentamientos. Todo esto en el terreno de los amigos.

TL: ¿Y en la pareja?
MV: ¡Uy! Eso es otra cosa. Ahí me parece muy difícil. En la pareja tienes que tener una mentalidad igual porque, de lo contrario, es muy complicado. Salvo que quieras una relación beligerante y eso es agotador. Las personas que están juntas comparten los mismos ideales.

TL: Me comentaste una vez que, antes de conocer a Pedro, querías hacer cuatro o cinco películas al año para estar fuera de casa…
MV: Sí, es verdad. Era lo que a mí me daba la vida, lo que pasa es que luego, cuando le conocí, lo que quería era tener bastante tiempo libre para compartirlo con él (risas).

TL: Cuando se llevan hechas unas ochenta películas, como es tu caso ¿Qué le pides a un proyecto?MV: Le pido estar rodeada de gente que me interese, que me mole y que sepa que me lo voy a pasar bien, porque yo quiero disfrutar con los trabajos Amalia. No quiero sufrir, ni vivir esas sensaciones intensas en las que te maltratan porque así sale la esencia del personaje. Yo solo quiero rodearme de gente que me garantice que voy a ser feliz.

TL: Y, aun así, el personaje soñador todavía está por llegar…
MV: Yo no tengo eso en mente, créeme. Si no lo consigues es frustrante, por eso vivo mi día a día y mis trabajos con ilusión a tope. Y si un día llega uno que se convierte en el soñado, lo cogeré con todas las ganas del mundo y ya.

Maribel Verdú acaba de estrenar «El asesino de los caprichos», donde se convierte en inspectora

TL: ¿A los personajes les pides no haberlos hecho nunca?
MV: Eso me mola, no haberlos hecho nunca. Ahora me están llegando personajes que nunca he hecho porque no tenía edad. Con 20 años no es creíble que hagas de inspectora de policía o abogado, que lo voy a hacer ahora por ejemplo. Son personajes con una enjundia que te mueres y eso me parece muy interesante.

TL: ¿Qué te da el teatro que no encuentras en el cine?
MV: Me la inmediatez, me da el directo y me da tiempo libre. Me permite que mi vida se pueda convertir en rutinaria y necesito la rutina para vivir a veces. En nuestro trabajo estás siempre de aquí para allá, con unos horarios imposibles. El teatro es como un tren, sale a una hora y sabes a qué hora vas a terminar. Puedes quedar con amigos, hacer planes, durante el día puedes hacer tus cosas, llevar tu vida. A mí me ordena mucho el teatro.

TL: Ahora que hablar de orden ¿Cómo convive el tuyo con el desorden de Pedro, por ejemplo?
MV: Eso se soluciona conciliando, no hay otra forma. También te digo que no soportaría que fuese como yo. Sería complicado.

TL: ¿Sigues sin caer en la tentación de tener ordenador?
MV: Me mantengo firme (risas). Uso el teléfono o la tablet. Me regalaron uno, pero no me interesa. Tendría que estar constantemente con él y me aburre. Uso la tablet para leer los guiones, que luego los imprimo para estudiar, leer los mails o buscar algo. Con eso es suficiente. No soy de las que compra por internet, por ejemplo, así que estoy muy bien así.

TL: Tienes tu música y los libros para compensar…
MV: No podría vivir sin eso. Yo vivo con música y libros desde que me levanto. La música es omnipresente. En casa, en la calle voy con mis cascos.. No entiendo la vida sin música. Y, en mi tiempo libre, leo. Si estoy un rato en casa, me tiro a leer.

TL: ¿Qué tienes en la mesilla ahora?
MV: Acabo de terminar “La presa” y me ha fascinado. Me lo regaló Iván Sánchez, que es también un gran lector. Tengo esperando “Sapiens”.

 

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TL: ¿Estamos en un momento en el que te agobia la edad?
MV: En absoluto. Acabo de cumplir 49 años, quiero estar lo mejor posible en la edad que me vaya tocando, cuidarme y, como yo digo, vivo compensando siempre porque creo que, en eso, está el truco. Tengo buena genética y eso ayuda, lo sé.  Me gusta beber, fumo y me gusta comer, pero todo sin excesos. La clave siempre está en compensar.

TL: La actitud es fundamental…
MV: Eso te iba a decir. Todo está en el carácter.

TL: Cuando las cosas van bien ¿Miras atrás?
MV: Yo soy muy poco de volver la vista atrás. La mochila del pasado la tengo en un rincón. Me gusta vivir el día a día, ni siquiera miro al futuro… salvo que sea a corto plazo, inmediato. No hace falta mirar atrás para recordar ciertas cosas. Lo mío es avanzar siempre, renovarme o morir. Esa es mi frase. A mí me gusta seguir aprendiendo, siempre mirando adelante y adaptándome a todo lo que me va ofreciendo la vida.

TL: Esa vida la has conseguido gestionar mediáticamente muy bien…
MV: No ha habido una clave, es algo que siempre me ha salido con naturalidad. MI vida profesional y personal son completamente distintas.

TL: Y has conseguido el respeto…
MV: Ahí no estoy de acuerdo contigo. No existe el respeto por parte de un sector de los medios. Si mañana dicen que estoy en top less en una playa, no hay respeto que valga. Van a hacerme las fotos sin dudarlo. Antes de mi boda con Pedro, el acoso fue tan tremendo, terrorífico, que llegaba a casa y vomitaba del stress. No existe el respeto. Es cierto que a algunos no se les respeta nada y a otros se nos valora porque tenemos una profesión y no hemos vendido nuestra vida nunca. Eso sí es verdad.

TL: ¿Ocupas el lugar que mereces?
MV: Yo me siento contenta, satisfecha, percibo que tengo prestigio, que la gente me quiere, que gusto y que la profesión me respeta. Me voy todos los días muy a gusto a la cama. Tengo mi vanidad muy tranquila.

TL: ¿La niña Maribel se reconocería en la mujer que eres hoy?
MV: Sí, porque la niña Maribel era muy juguetona y la mujer de hoy lo sigue siendo. Esa niña ya se disfrazaba, iba a los concursos del barrio, montaba funciones de teatro en fin de curso. Me miraría a los ojos y se vería en ellos como era antes.

Localización: Teatro Cofidis Alcázar
Próxima semana: Ricardo Darín

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