Belén Rueda: «Antes no pensaba que fuera actriz porque no me lo permitían»

Belén Rueda acaba de estrenar 'El silencio de la ciudad blanca' y vive un momento profesional y personal fantástico.

Amalia Enríquez. 19/11/2019

Belén Rueda se deja ver cuando tiene algo que promocionar. Cultiva el misterio y le funciona. Nos encontramos de vez en cuando y, como tenemos a nuestras espaldas unos cuantos años de amistad, es como si nos hubiéramos despedido la tarde anterior. Está inmersa en la nueva temporada de la serie ‘Madres’, aún pendiente de emisión, y acaba de estrenar ‘El silencio de la ciudad blanca’, la adaptación cinematográfica del primer libro de la exitosa trilogía de Eva García Sáenz de Urturi

The Luxonomist: Voy a acabar por apodarte ‘Belén, la deseada’
Belén Rueda: (Risas) Oye, pues me gusta eso. Ya sabes que la mayoría de las veces, no nos vemos tanto por problemas de agenda. Porque aunque no esté estrenando, estoy rodando y eso hace difícil que nos coordinemos, pero ya sabes que cuando me dices ven ¡aparezco! Fíjate que esta película la rodamos en agosto del año pasado y la estrenamos ahora. Entre medias ha habido otros rodajes.

TL: ¿Te cuesta volver a recuperar a Alba, tu personaje en ‘El silencio de la ciudad blanca’?
Belén Rueda: Cuando me enfrento a una promoción, siempre me gusta volver a ver la película para poder recordar todo. Si te digo la verdad, hace unos días no me acordaba cómo se llamaba mi personaje (risas).

TL: ¿Habías leído el libro antes de rodar?
Belén Rueda: Esto tuvo un proceso. Lo primero que me llegó fue el guion. Yo tenía muchas ganas de rodar con Calparsoro, porque no había podido hacerlo en una ocasión anterior. Me lo leí y pensé que debía leerme el libro. La verdad es que es muy difícil la adaptación de un libro a una película porque tienes que elegir entre todas las historias que se cuentan en él.  En este caso en concreto, si quieres profundizar en la relación intensa y profunda de dos de los personajes, tienes que desechar otras historias contadas en el libro. Me gustó leérmelo, pero lo hice cuando el guion se remató por completo, porque no quería encontrar algunas lagunas en él con respecto al libro.

Cuando tienes imagen, puedes contar mucho

TL: ¿Y tienes ahora la sensación de que la película es redonda, que no ha dejado ninguna de esas lagunas sin descifrar?
Belén Rueda: Pues sí. Lo que falta no es tan significativo porque, de alguna manera, cuando tú tienes imagen, puedes contar mucho. Por eso se ha contado el pasado de los personajes sin necesidad de tener que explicarlo.

TL: ¿Cómo es la subcomisaria Alba Salvatierra?
Belén Rueda: No hay ningún personaje en la película que no sea complejo. Me gusta de ella que es una mujer que se ha reinventado varias veces y siempre con ilusión. Esa es una característica suya.

TL: Y una moraleja de vida también…
Belén Rueda: Puede ser. En el camino le van ocurriendo cosas, pero creo que tiene mucha vida y que permite que le ocurran cosas.

TL: ¿Te ha succionado algo?
Belén Rueda: Siempre se llevan algo y tú también le das. Es inevitable. Ella, por su cargo, tiene que tener un peso y una presencia. A Calparsoro le gustan las mujeres contundentes y me ha ayudado a pasarle eso a Alba. Ella me ha aportado la esperanza en momentos complicados de la vida.

TL: ¿Hacer deporte y correr te ha ido bien? Porque menudas carreras tienes que darte…
Belén Rueda: No es que me haya ido bien, es que ha sido fundamental y necesario con mayúsculas, te lo puedo asegurar. Durante el rodaje yo les preguntaba si no podíamos tener nuestras conversaciones tomando un café en el bar, charlando o sentados en un despacho, pero no. Aquí todas las conversaciones importantes son corriendo.

Javier Rey es generoso y muy trabajador

TL: Tu compañero de carreras y de aventuras es Javi Rey
BR: Nunca habíamos trabajado juntos. Es una maravilla, cuando tienes una relación entre los personajes especial e íntima, el conectar desde el minuto uno. Y eso me ocurrió con él. Es un actor muy generoso y extremadamente trabajador. Ha sido una maravilla tenerlo de compañero.

TL: Cuando llevas ya unas cuantas películas a tus espaldas, ¿qué le pides a un proyecto?
BR: Me queda mucho por hacer. El arte, en todas sus expresiones, tiene la capacidad de sorprender. Y eso es lo que yo le pido a un proyecto, pero la sorpresa no quiere decir que trate de un tema que no haya realizado nunca, sino que el trato o el enfoque sea de una manera diferente. Eso es lo que me atrapa. Yo he tenido la suerte, te lo digo de verdad, porque personajes que estaban escritos para hombres los han adaptado para mujeres cuando yo dije que me gustaría interpretarlos. Y eso es un cambio a tener en cuenta, un pasito más en la lucha.

TL: Esto lo compensa todo. ¿Recuerdas el día que me dijiste que tardaste mucho en poner ‘actriz’ en tu DNI?
BR: Sí, es cierto. Parece que vivimos en una sociedad en la que tienes que demostrar constantemente. Yo no pensaba que lo era porque los demás no me permitían que lo fuera. Y yo permití que ellos no lo permitieran.

«Los actores somos un archivo de emociones»

TL: Y eso hace sufrir, sin duda. El empezar tarde, como es tu caso, ¿fue bueno?
BR: Mi primera película fue ‘Mar adentro’ y fue con cuarenta años. Estamos viviendo un momento en el que hay una necesidad imperiosa de lo inmediato. Y esta es una carrera de fondo en la que no puedes pensar que si no te llega el momento de hacer ese personaje con el que sueñas, has fracasado o perdido el tiempo. El actor es un archivo de emociones y de experiencias que te van a ayudar para interpretar  y traducir qué es lo que quieres contar. Si quieres hacer tus personajes desde lo más profundo, tienes que encontrar alguna vivencia, alguna emoción o experiencia desde la que construirlos. Nuestra profesión es maravillosa porque te permite vivir muchas vidas. 

TL: Ahora que me nombras ‘Mar adentro’, que hiciste porque Amenábar creía más en ti que tú misma, ¿eres ya más segura a estas alturas de la vida?
BR: La inseguridad siempre la tienes, el miedo viene de lo desconocido. Cuando te pones a trabajar se va reduciendo, pero nunca se va del todo. En esta profesión, la inseguridad depende de lo mucho que te importe lo que digan los demás. Y los años ayudan a que cada vez te importe un poquito menos (risas). No quiere decir que lo haya superado del todo, pero voy ganando terreno en ese sentido. Con los años, la memoria es selectiva.

«Amenábar me quería para Mar Adentro pero tenía dudas»

TL: ¿Tienes la sensación de haber cerrado esas bocas escépticas?
BR: Trabajé con Amenábar después de hacer ‘Periodistas’ y ‘Los Serrano’ en televisión. El cine para mí eran palabras mayores y llegué a pensar que nunca podría hacerlo porque me encasillaban como actriz de TV, pero ‘Mar adentro’ se convirtió en un antes y un después. Ahora ya puedo decir que Alejandro me quería para esa película y también entiendo que como ser humano, tuviera dudas. Seguramente acentuadas por los comentarios de gente que le decía que no le iba a ir bien. Que el personaje de Lucía en ‘Los Serrano’ era muy potente y podía vampirizar a la Julia de ‘Mar adentro’. He hecho comedia, drama, terror y me he dado cuenta de que el encasillamiento profesional no sirve de nada si no le prestas atención. 

TL: ¿Has llegado a percibir actitudes machistas contigo?
BR: No, la verdad es que no. En eso he tenido mucha suerte. No sé cómo habría reaccionado. Ahora les habría plantado cara seguro, pero con unos cuantos años menos, ¡no lo sé! Con 15 o 16 años te empeñas en vestirte de una determinada manera. Yo recuerdo que mis padres me lo comentaban y me decían: ”No es por ti, es porque los demás malinterpretan”. Y era verdad, porque luego salías a la calle y te tenías que enfrentar a barbaridades que te decían. Ahora, gracias a Dios, se ha cambiado el chip, por eso creo que hay que educar en ese sentido.

«Las cosas con el machismo están cambiando por no dejar de luchar»

Antes pensaba que me decían esas cosas porque me había vestido de una determinada manera. El problema con estas cosas es que piensas que eres tú, que estás provocando. Y no, hay una gran necesidad de poner otra mirada. El que se pone un tatuaje o un piercing manifiesta una manera de rebeldía y hay que entenderla como tal a una determinada edad, en la que no tienes aún las herramientas para defenderte. Por eso, afortunadamente, las cosas están cambiando gracias a no dejar de luchar. 

TL: ¿Pensaste en algún momento que podrías llegar a vivir de esto?
BR: No, jamás. Te soy así de sincera. Había una idea antes de que de esto no se podía vivir, igual que con tu profesión. «¿De qué vas a vivir?» Nos preguntaban nuestros padres. Cuesta, pero lo conseguimos. El éxito es poder vivir de esto y pagarte tu día a día y todos los gastos del mes.

«El éxito del actor es poder vivir de esto»

TL: ¿Y a nivel reconocimiento?
BR: Tampoco lo pensaba, por esas inseguridades que hablábamos antes y que arrastras durante mucho tiempo. Por eso me costaba poner actriz en mi carnet de identidad. No obstante, el reconocimiento lo ha vivido de una manera extraña. Hay personas que han tenido muy claro lo que querían ser desde que tenían uso de razón. Yo no. A veces es injusto que te cuestionen porque vienes de la tele o de otras profesiones, porque te impiden desarrollar algo que, cuando eres joven no has descubierto y, de hacerlo, te queda mucho por aprender. Por eso me he dado cuenta de que hay que escuchar lo justito, sobre todo de personas que no te quieren bien. Es muy importante saber de quién te rodeas.

TL: ¿Nos hemos perdido una gran bailarina o arquitecta?
BR: (Risas) No lo sé, pero no lo creo. Soy muy cabezota con las cosas que me gustan, muy insistente ¡Quién sabe! Igual sí lo habría sido por esa constancia. También te digo que no volvería a esos 20 años en los que tienes que decidir tu futuro. Esas dudas de si podrás vivir de lo que eliges, por ejemplo.

«Soy cabezota con las cosas que me gustan»

TL: Yo creo que, a esa edad. No nos lo plateábamos…
BR: Bueno, si tienes unos padres que te lo puedan subvencionar, no lo piensas. Si no los tienes, sí. Yo siempre he tenido a mis padres ahí, han sido maravillosos, pero la educación que nos dieron era la de: «Te vales por ti mismo». Cuando me independicé, había meses en los que la última semana, no tenía siquiera para comprar pan. Y no era porque ellos no me lo dieran, sino por propio orgullo. Cuando decidí irme de casa, ellos me decían que no lo hiciera todavía, que me faltaba preparación. Yo me empeñé y entonces no les decía que no tenía para comer la última semana.

TL: Tu madre se puso de parto viendo una película. Me parece que tu destino era claro…
BR: Yo creo que sí. Empezó a tener contracciones durante una película que estaba viendo en casa. Mi padre, que empezó a contarle el tiempo entre contracción y contracción, le decía que tenían que irse al hospital y ella no quería marcharse hasta que terminara la película (risas). Luego tuvo que desistir de su idea porque rompió aguas y no le quedó otra porque, como decía ella, «se le caían los niños» y yo era ya la segunda.

Belén Rueda junto a Amalia Enríquez en un momento de la entrevista

«Tuve miedo al síndrome del nido vacío»

TL: La última vez que nos vimos me dijiste que este era tu momento. Tus hijas ya son mayores y necesitabas dedicarte a ti. ¿Cómo está siendo esa aventura?
BR: Eso te lo dije cuando me fui a rodar a África y Argentina. Necesitaba mi espacio. Fue muy edificante pero, ahora, soy yo la que va detrás de mis hijas (risas). Se han vuelto tan independientes, tienen ya sus vidas, que les voy suplicando que le dediquen a su madre una semanita (risas). Yo tenía un poco de miedo a esto del nido vacío y, como soy de las que me preparo antes, a veces me anticipo demasiado a los acontecimientos. Encontré mi momento también en otras cosas. Este año he tenido las vacaciones de mi vida, porque ellas ya son mayores y organizan sus vidas, así que tuve un viaje en solitario.

TL: Así que estás gestionando bien el nido vacío…
BR: Tuve mi momento, ¿eh? Pero, como me asusté al principio, lo gestioné. Hay una idea muy equivocada de los psicólogos y a mí me han ayudado mucho, facilitándome herramientas para gestionar determinados estados de ánimo.

TL: Tus hijas han estado siempre muy alejadas de los focos. Ahora una de ellas, Belén, ha seguido tus pasos. ¿Cómo lleva eso?
BR: Como ella lo lleva bien, yo también. Al principio no fue así. No es que no me apeteciera que se dedicara a esto, pero sabes que al principio es una profesión ingrata. Ahora se está viviendo un momento maravilloso. Las plataformas han generado un tsunami de proyectos y de necesidad de contenido que permiten trabajar a mucha gente que lo estaba pasando realmente mal. En un momento dado, ella decidió seguir este camino y ahí está.

«La primera vez que vi a mi hija actuar, lloré de emoción»

TL: ¿Recuerdas la primera vez que la viste como actriz?
BR: Sí, claro. Y, como te puedes imaginar, lloré de emoción (risas).

TL: ¿La sombra de Belén madre es alargada?
BR: Espero que no. Para bien sí, para mal, espero que no. Hay una cosa importante en la vida, seas quien seas, y es la posibilidad de ser único. Y eso es algo que, desde muy pequeñas, se lo hemos inculcado tanto su padre como yo. Ella son únicas en todos los sentidos, cada una tiene su forma de registrar lo que le ocurre alrededor. Ser único lleva a elegir a cada uno lo que quiere y como quiere. Cuando ellas eran pequeñas, yo no me quería perder su crecimiento, porque era muy divertido y muy gratificante también. Hice auténticas cabriolas para compatibilizar trabajo y familia. Ahora, que ya son mayores y hacen su vida, sí que me he encontrado a veces en casa, sola, y siento que ya no pasa nada. Ya me he reconciliado con la soledad. Ahora no tengo pareja, así que ese momento es para mí y para descubrir nuevas cosas. Y estoy encantada, me gusta. Este verano he viajado sola, algo que nunca había hecho, y me ha encantado la experiencia.

*Localización: Guaimaro (c/Velázquez 48).
*Próxima semana. Sergio Dalma.

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