Los arrocitos de playa y los rosados fresquitos
Los arroces en el chiringuito de la playa, especialmente, la paella, son sin duda los platos 'typical spanish' de la gastronomía española más populares entre los turistas. Maridarlos con un rosado es una de las mejores opciones.
Un arroz te lo puedes comer en cualquier país. Una paella sólo en España. Y si es la auténtica sólo tienes que… irte a cualquier sitio, ya que, en todos ellos, la auténtica, se hace allí. Si es en Valencia, pues ahí. Si es en Cataluña, pues también ahí. Te puedes pedir una “auténtica paella” hasta en un bar regentado por chinos en Extremadura.
Los arroces son muy agradecidos y se pueden elaborar múltiples recetas con cosas del mar, cosas de montaña, cosas de la huerta y todas las cosas que te encuentras por la nevera. Paella con cosas. Lo que está claro es que podemos encontrar deliciosas elaboraciones con arroz, llamémosla paella o no.
¿Sabes cómo maridar una paella?
Si lo típico para un turista es la paella y la sangría, pues dale paella y sangría. Si lo que buscamos es una buena experiencia gastronómica podemos buscar opciones de maridaje en muchos tipos de vino. Antes, hace unos 20 años atrás, lo habitual era maridar arroces con vino rosado y esto se ha ido perdiendo. Los vinos rosados que son muy difíciles de elaborar se han visto desplazados por blancos tranquilos o vinos espumosos, amen de algún que otro tinto.
Y lo cierto es que se maridaban con rosado sobre todo las paellas mixtas que llevaban (y llevan) mariscos y carnes en lo que se sigue denominando “mar y montaña”. Claro, pensaban el marisco un blanco y la carne un tinto, todo mezclado, pues un rosado. Toma ya con la conclusión.
El arroz con vino rosado es una muy buena opción
Algunos de esos maridajes funcionaban, pero por pura casualidad, y otros, pues no. Hoy en día podemos tener muchos parámetros en la cocina y afortunadamente, también en los vinos rosados ya que existen de muchos y deliciosos tipos.
Un arroz simple con fondo de marisco tipo “arrossejat” puede encajar muy bien con un rosado pálido fragante y fresco. Nada pesado y muy adecuado. Con un arroz de bacalao y manitas de cerdo buscaríamos un rosado con crianza o con una elevada acidez de tal manera que nos ayudase con las partes grasas y untuosas. Un espumoso rosado nos servirá un poco de comodín y servirá para unir de manera inolvidable un buen arroz y un buen rosado.