Cómo debemos actuar cuando empieza a acabarse la ‘Magia’ de la Navidad
Si tus hijos ya se cuestionan la existencia de Papá Noel y los Reyes Magos, seguro te preocupa cómo puedan reaccionar al descubrir que estos personajes mágicos no son reales.
Si existe un ejercicio de fe es el de creer en los Reyes Magos o en Papá Noel. Sólo a partir de cierta edad, los niños comenzarán a cuestionarse lo que, desde que han tenido uso de razón, ha sido su verdad. Somos nosotros, como adultos, los que tenemos a veces nuestras dudas respecto al universo infantil y su relación con la magia de la Navidad. ¿Cómo les afecta a los niños? Y, sobre todo, ¿cómo debemos actuar los padres y cuáles son los tiempos para irse dando cuenta de la realidad?
¿Por qué los niños creen en los reyes, en Santa o en el ratoncito Pérez?
En los niños la capacidad de la fantasía e imaginación está muy desarrollada, y a través de ella se intenta dar explicación a eventos y fomentar la creatividad, además de transmitirse valores y costumbres culturales. Más allá de la tradición, antropológicamente las diferentes culturas siempre han abrazado la magia de lo inexplicable de una u otra forma. Y ahí es donde entran los mitos y leyendas, explica Diana Synelnyk, Psicóloga General Sanitaria del centro Psybilbo, en Bilbao.
“Los mitos y leyendas han sido la manera de poder dar explicación a algunos de los sucesos naturales o físicos durante miles de años. A través de estos mitos o de seres mágicos como Los Reyes, Santa Claus o el ratoncito Pérez, se pretende que los niños puedan entender y racionalizar situaciones o sucesos adaptados a su nivel intelectual, gracias a la capacidad imaginativa que poseen”.
El origen del pensamiento mágico
Casi todos hemos oído hablar del pensamiento mágico. Y aunque ahora hablemos de él en el contexto infantil de la Navidad, no es patrimonio exclusivo de los niños, sino que también se da en los adultos cuando tratan de explicar cosas que no entienden pero les conviene creer. “En Psicología se entiende que el pensamiento mágico es una descripción de atribuciones ilógicas a ciertas causas sin que medie una prueba empírica”, aclara Synelnyk. Lo que viene a decir es que “la persona que lo tiene cree que su pensamiento podría tener consecuencias en el mundo externo y que estas consecuencias pueden derivarse de su propia acción o de la intermediación de las fuerzas sobrenaturales”.
Hecha la aclaración, la psicóloga nos explica por qué se da en los niños y hasta qué momento evolutivo es razonable. “Este tipo de pensamiento se da entre los dos y siete años, edad en que los niños creen poder llegar a cambiar el mundo con el poder de su mente. Esto es debido a que aún no cuentan con la capacidad para comprender conceptos abstractos”.
Las edades esperables están en función del momento evolutivo
¿Hasta qué edad se espera que crean en la magia de la Navidad? “Generalmente, en los primeros cursos de Primaria, más concretamente entre los 6 y 8 años, es cuando los niños comienzan a tener ciertas dudas y a plantearse algunas preguntas”, advierte Diana Synelnyk. “A los 8 años ya comienzan a desarrollar la capacidad de razonamiento abstracto, que les permite comprender que los Reyes Magos no son reales. Por lo que generalmente, entre los 8 y 11 años es la edad en la que suelen descubrir este pequeño secreto”.
Hasta entonces, lo esperable es que crean en ello ciegamente y a pies juntillas, incluso pese a la presentación de evidencias. De hecho, si un niño se entera antes de tiempo, no lo va a aceptar. Así lo confirman desde Psybilbo. “Si un niño de 5 años se entera de que los Reyes Magos no existen, lo más probable es que se active el mecanismo de defensa de la negación, es decir, no asumirá que eso sea posible y seguirá creyendo en ellos. Este mecanismo es muy empleado por los niños pequeños y suele desaparecer a partir de los 6 años”. Junto con esta negación, tampoco podemos olvidarnos del elemento fundamental de la fantasía. “Esta no deja de ser otro mecanismo de defensa, y es un signo normal en la niñez que se desarrolla a través del juego, por lo que así se fomenta también la creencia del infante”.
Cómo debemos actuar como padres
Casi todos los progenitores se plantean la duda sobre si deben prolongar o no su inocencia, una vez empiezan a sospechar o si, por el contrario, debemos reconocerles la verdad. Y lo cierto es que las cosas van surgiendo de una forma más natural, y lo apropiado es adaptarnos a la personalidad y evolución de cada niño.
Por ello, aunque dependa mucho de la edad, “si el niño ya ha comenzado a realizar preguntas es posible que haya escuchado algún comentario de sus compañeros, familia o amigos, por lo que si sospecha y nos hace la pregunta abiertamente es mejor decirles la verdad”, aconseja la psicóloga. “Que la conozca no significa que deba perder la ilusión, pues es tarea de los padres poder transmitírsela, así como los valores que representan la Navidad y los Reyes Magos”.
Una vez desvelada la verdad, sí que podrán sentirse un poco defraudados. Aunque también podría suceder lo contrario, y que sientan cierto alivio al poder comprender las historias que le contaban otros niños más mayores o sus amigos en el colegio. La respuesta siempre va a variar dependiendo del niño y también de la importancia que se le dé a esta festividad. Por ello, “la manera en la que los padres pueden ayudar a sus hijos a no sentirse defraudados es seguir manteniendo la ilusión y hacerles partícipes de ella de una forma más activa”, aconseja la experta.
El miedo a los reyes y otros “accidentes”
No es lo más habitual, pero puede darse el caso de que a algún niño le dé miedo la idea de que entren en casa por la noche unos extraños. Y si lo pensamos nosotros desde la racionalidad, ¡no nos extraña! En este sentido, las reacciones infantiles pueden ser de lo más diversas, y mientras que algunos estarían encantados de conocerlos y disfrutan preparándoles un aperitivo de bienvenida, a otros les infunde temor, por más que entren para dejarles juguetes.
Ambas posiciones son normales. Desde Psybilbo nos recuerdan que el miedo es una reacción adaptativa ante una amenaza o peligro, y por tanto forma parte del proceso evolutivo. Por tanto, si se da el caso, “lo mejor es poder acompañar al niño en el proceso y transmitirle seguridad y apoyo en este periodo”.
¿Y qué hacer si nos pillan el niño “con las manos en la masa”? (Que también podría pasar) En ese caso, tendremos que tener en cuenta la edad del niño. Como recuerda Synelnik , “los niños de corta edad disponen de una bonita ingenuidad y fantasía que podríamos emplear para seguir manteniendo su ilusión en estas fechas. En caso de que tenga una edad razonable, podremos explicarle la realidad del concepto de los Reyes Magos y lo que suponen estas fechas y tradiciones en la familia”.