La familia real se une en Buckingham para la vigilia por Isabel II
La familia real británica honra la memoria de Isabel II en una vigilia en el Palacio de Buckingham horas antes de que miles de ciudadanos desfilen ante su féretro.
El rey Carlos II y su esposa Camilla presidieron anoche la vigilia convocada en el Palacio de Buckingham para honrar la memoria de Isabel II. Los restos mortales de la Reina llegaban a última hora de la tarde al palacio que fue su residencia oficial hasta los últimos años de su vida. El que fuera su lugar de trabajo, pero también el lugar donde más tiempo pasó reunida su familia. El viaje hasta Londres desde Edimburgo, donde miles de personas pasaron frente al féretro, se realizó finalmente en avión.
Tras su llegada a la base aérea de Northolt, el féretro ha recorrido algunas de las zonas más conocidas de Londres. Miles de personas han abarrotado Marble Arch, Park Lane o Hyde Park, aplaudiendo el paso del coche fúnebre.
Isabel II ha pasado sus últimas horas en el Palacio de Buckingham
El rey Carlos III, la reina consorte Camilla, los Príncipes de Gales William y Kate, los Duques de Sussex Harry y Meghan Markle; la Princesa Ana y su marido sir Tim Laurence, el Príncipe Andrés, los Condes de Wessex, Eduardo y Sofía; además del resto de nietos de Isabel II, se han unido en esta emotiva vigilia para dar su último adiós a la soberana. Todo ello su salón favorito del palacio, en la sala Bow Room, en el ala oeste de Buckingham.
Este miércoles por la tarde los restos mortales de Isabel II serán trasladados en procesión en un carro de combate de la Tropa del Rey de la Real Artillería a Caballo desde el Palacio de Buckingham hasta Westminster Hall. Es el más antiguo de los salones del Palacio de Westminster, la sede del Parlamento, donde el pueblo podrá despedir a su adorada Isabel II hasta el próximo lunes. Será entonces cuando se celebrará su funeral de Estado.
Se prevé que cientos de miles de personas se acerquen hasta el Parlamento. Las autoridades advierten a los ciudadanos de que podría haber hasta treinta horas de espera y que el sábado ya no se admitirá a más gente unirse a la kilométrica fila que se lleva formando desde hace varios días.