“She is perfect”, decía la portada de la prestigiosa revista Times en 1976 junto a una fotografía de la gimnasta Nadia Comăneci. Poco antes, esta joven rumana de tan solo 14 años deslumbraba al planeta ganando cinco medallas de oro y una de plata en los Juegos Olímpicos de Montreal. Ella fue la primera gimnasta de la historia en lograr un perfecto 10. Nadia Comăneci se convirtió en la reina de la gimnasia olímpica que hoy tiene sucesora, Simone Biles.
Los ojos del mundo se posaban entonces sobre esta pequeña heroína, cuyo triunfo fue utilizado de manera interesada por el gobierno comunista de su país y por su dictador, Nicolás Ceausescu. Ellos se encargaron de decirle al mundo lo bien que funcionaba el deporte en su país.
Para Nadia lo que ella había hecho no tenía la importancia que el mundo le adjudicaba. Ella pensaba que “era lo que tenía que hacer”. De hecho, no fue hasta muchos años después que ella supo de la repercusión mundial que había tenido su actuación en Montreal.
Nadia Comăneci continuó entrenando y volvió a triunfar en las Olimpiadas de Moscú cuatro años después. Allí ganó dos medallas de oro y dos de plata. A partir de ese momento se retiró por la presión mediática y volvió a ser una ciudadana común en su país. Tiempo después, decidió escapar a Estados Unidos, país que la acogió como lo que era, una auténtica reina de la gimnasia. Había sufrido mucho y soñaba con ser libre.
Durante todos esos años, Nadia Comăneci ha continuado muy ligada al mundo de la gimnasia. Se casó con un gimnasta norteamericano y tuvo un hijo. Hoy, 45 años después de su gesta, aquel ejercicio perfecto que la encumbró sigue siendo leyenda y sigue inspirando a miles de niñas que quieren ser como ella.
Nadia es una celebridad. Presidentes y estrellas de Hollywood como Nicole Kidman se han declarado fans de aquella pequeña rumana que hizo historia y que incluso tiene su propia canción. Hablamos de “Tema de Nadia”, una melodía que usaron para un documental sobre ella y que se hizo tan famosa que le cambiaron el nombre.
Durante estos años han aparecido en escena otras muchas “reinas de la gimnasia”, pero ninguna ha logrado el impacto de Nadia. Hasta ahora. La norteamericana Simone Biles, de 24 años, deslumbraba en los Juegos Olímpicos de Río en 2016 con sus difíciles ejecuciones, erigiéndose como una digna sucesora de Nadia Comăneci.
Ha sido 19 veces campeona mundial y tiene en su haber 25 medallas internacionales. Es el personaje del momento, no solo por sus habilidades, sino por su difícil infancia. Sus padres eran adictos a las drogas, por lo que se crió con sus abuelos. También se sabe que sufrió abusos sexuales por parte del ex-médico de la Selección Estadounidense, Larraz Nassau; y que ha tenido dos novios deportistas, uno en 2017 y otro en 2020.
Después de su magnífica actuación en Río 2016, Simone Biles siguió preparándose para volver a triunfar en Tokio 2020. El mundo necesitaba una nueva Nadia Comăneci y ella era la elegida. Pero la prensa, la Federación de Gimnasia y los sponsors ejercieron tal presión sobre ella que fue demasiado.
La joven se derrumbaba nada más llegar a Tokio declarando que se retiraba de las competiciones por “problemas mentales”. Y es que según explicó, su mente y su cuerpo no estaban coordinados, algo muy peligroso para una atleta que ejecuta ejercicios de gran precisión, como ella.
Inmediatamente después el mundo entero se volcó con ella, enviándole muestras de ánimo y apoyo. La primera que lo hizo fue la mismísima Nadia Comăneci, que entendía perfectamente lo que Simone Biles estaba viviendo. “La salud mental es mucho mas importante que cualquier triunfo”, explicaba. Y es que a diferencia de Nadia, Biles ha triunfado en una época virtual en la que las redes sociales, que no existían en 1980, le han exigido demasiado.
Así, la presión pudo con ella. Demasiados ojos encima. Aun así, y quizá por demostrar que se puede salir, Biles decidía hacer una excepción y competir este martes en la final de barra de equilibrio. Un aparato que siendo muy complicado porque solo tiene 10 cm para hacer sus piruetas no exige las acrobacias que se piden en los otros aparatos. “Es una cuestión de superación, no de superioridad”, ha confesado Biles.
A partir de ahora, este icono de la gimnasia seguirá su tratamiento de rehabilitación y con suerte la podremos volver a ver pronto, antes de que decida retirarse. Ser reina de la gimnasia no es fácil.
De momento nadie ha superado a Nadia, ni siquiera Simone. Sus siete medallas (la última el tercer puesto en barra hoy mismo) no superan a las nueve de la rumana, pero aún queda camino por recorrer. De lo que no hay duda es de que las dos forman parte ya de la realeza de la gimnasia olímpica y siguen haciendo soñar a miles de niñas que, cómo no, quieren ser como ellas.
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