Después de un año 2022 muy convulso en lo geopolítico y en lo macroeconómico, cabe pensar cómo serán las circunstancias de los mercados y la economía mundial en general en el inminente 2023. ¿Mejorará el comportamiento de las bolsas mundiales? o ¿seguirán con el tono ciertamente bajista actual?
Si tomamos la predicción de Bank Of America, cabe esperar un primer semestre complicado que mejorará ligeramente en la segunda mitad del año. Sucederá, previsiblemente, una vez se subsanen las tensiones inflacionistas que hacen que los tipos de interés sean elevados. Algo que afecta negativamente en la inversión en general.
Sirva como ejemplo el encarecimiento de las hipotecas. Dice Bank of America que «los inversores de renta variable estarán más dispuestos a asumir riesgos en la segunda mitad de 2023 una vez que la inflación, el valor del dólar y las políticas restrictivas de la Fed alcancen su máximo en los meses previos». Por ello creen que el S&P 500 concluirá el próximo año en los 4.000 puntos, lo cual es apenas un 3,8% más que su nivel actual.
El banco vaticinaba que las consecuencias económicamente positivas de la mitigación de la política de ‘Covid cero’ en China, junto con otras restricciones que presumiblemente se irían retirando según avancen los meses, algo de lo que se beneficiarían también las cotizaciones de las empresas del gigante asiático que, al igual que las de otros mercados emergentes, que experimentarían fuertes rentabilidades el próximo año.
Dicha premisa parece estar totalmente descabalgada, pues el fin de la política de cero Covid ha traído consigo un aumento masivo de los contagios con hospitales y morgues que no dan abasto y con medicamentos tan elementales y necesarios como el Ibuprofeno o el Paracetamol casi agotados en las farmacias.
Le quitan importancia las autoridades chinas a este inmenso repunte del virus y están dispuesta a abrir sus aeropuertos a extranjeros a partir de primeros de enero. Algo que contradicen las autoridades sanitarias de otros países como EEUU e Italia que ya están poniendo restricciones a la llegada de viajeros procedentes de China.
Para agravar más la situación, se observa un movimiento de tropas y maniobras frente a las costas de Taiwan. Un aumento de la tensión militar en esa región agravaría aún más las difíciles circunstancias geopolíticas actuales.
El fracasado intento de invasión de Ucrania por parte de las tropas rusas es un conflicto que, estimo, permanecerá enquistado durante 2023. El motivo es que no se atisba solución diplomática alguna y lo que iba a ser una conquista de Kiev en 3 días, ya acumula más de 300 días de sonoros fracasos para las tropas de Putin.
Una de las armas con las que contaba Rusia era condicionar la situación energética, sobre todo de algunas naciones europeas como Alemania, en principio muy dependientes del gas ruso.
Aunque los precios de la energía se han disparado, afectando seriamente al nivel de inflación, hemos pasado un mes de invierno sin que se hayan observado restricciones. Y es que los movimientos preventivos de acopio de energía, así como las medidas sancionadoras al Kremlin (como los topes de precios al gas y petróleo ruso) parece que están funcionando.
Los primeros meses del año serán claves, tanto en la grave crisis sanitaria de China como en la crisis de recursos energéticos europeos. Según como se desarrollen los acontecimientos en esos primeros meses se verá la evolución de las materias primas.
Bank of America apuntaba a que se dan las condiciones para que el barril de Brent promedie unos 100 dólares en el conjunto de 2023 (un 26% más que ahora), con un máximo en los 110 dólares. Siempre considerando las sanciones a Rusia, los bajos inventarios y la recuperación china, ahora en peligro por el grave repunte del Covid-19.
En el caso de los metales, ven también una recuperación de precios, especialmente del cobre, cuya cotización prevén que aumente un 20% en el año que viene. Esta será impulsada por los factores ya mencionados y la aceleración de la inversión en energías renovables.
El equipo de BofA Global Research parte de la base de que la economía mundial en 2023 se dividirá en dos zonas. Mientras la zona euro, EEUU y Reino Unido entrarán en recesión en la primera mitad del año, el resto del mundo (se excluía China pero dadas las circunstancias es posible que también frene su crecimiento) continuará debilitándose.
Igualmente se prevé que el mercado de trabajo en EEUU empeorare hasta alcanzar una tasa de paro del 5,5% a principios de 2024 (actualmente es del 3,7%). Algo que reducirá el gasto del consumidor y contribuirá a la caída de los precios. Por ello, se observan oportunidades en la renta fija durante el primer semestre para dar el salto posteriormente a la renta variable.
El mercado del lujo se ha comportado mejor que la mayoría de los índices correspondientes a otros sectores económicos con un notable repunte tras las dramáticas noticias de la guerra de Ucrania. Sin embargo en los últimos meses se ha producido una caída en las cotizaciones de la mayoría de las compañías del sector.
En 2023 las circunstancias arriba indicadas influirán en su comportamiento futuro y es muy poco probable que consigan grandes retornos en bolsa. No obstante, es posible que en épocas de recesión estas compañías que presentan sólidos balances, una muy buena gestión y una demanda muy particular, caigan menos y se recuperen más rápido que las de otros sectores económicos. Valores como Hermès, LMVH o Richemont, a poco que las circunstancias arriba comentadas mejoren, seguirán dando alegrías a sus inversores.
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