Una isla paradisíaca para la energía renovable
El archipiélago brasileño de Fernando de Noronha se ha convertido en un laboratorio clave para el desarrollo de energías alternativas gracias a Iberdrola.
El archipiélago volcánico de Fernando de Noronha está situado en el nordeste de Brasil, en las aguas del océano Atlántico. La única isla habitada y también la mayor de todas, con una superficie aproximada de 17 kilómetros cuadrados, es un santuario ecológico reconocido por la UNESCO como Patrimonio Mundial Natural desde 2001. Debido a sus aguas ricas en nutrientes, es una localización de gran importancia para la alimentación y reproducción de atunes, tiburones, tortugas de mar y diferentes mamíferos marinos. También alberga la mayor concentración de aves marinas tropicales del Atlántico Occidental.
¿Cómo dar energía a sus habitantes sin contaminar este tesoro natural? Una compañía de Neoenergia, filial de Iberdrola en Brasil, tiene la solución, gracias al impulso de soluciones sostenibles e inteligentes. El 10 % de la energía consumida en el archipiélago procede de dos centrales solares: Noronha I se inauguró en julio de 2017 con 1.644 paneles fotovoltaicos, mientras que Noronha II funciona desde 2018 con 1.836 módulos. Para que los habitantes y turistas de la isla comprendan la importancia de las centrales solares fotovoltaicas, Iberdrola ha creado las Aulas de Energía, donde muestra con gafas de realidad virtual la necesidad de cuidar este paraíso y permite hacer un tour de 360º por las plantas de Noronha I y Noronha II.
Por si fuera poco, Fernando de Noronha ha sido el emplazamiento elegido por la filial de Iberdrola para la instalación de una infraestructura de redes inteligentes. Gracias a la compañía energética de Pernambuco —CELPE—, los inmuebles y la red de distribución de la isla cuenta con modernos contadores que permiten a los clientes un mayor control del consumo de energía y a la empresa acceder al sistema a distancia, identificando y solucionando rápidamente las incidencias.
Con el objetivo de disminuir la emisión de gases contaminantes en el archipiélago, CELPE ha adquirido un coche eléctrico que se abastece en una ecoestación con placas fotovoltaicas. Solo con este vehículo se evitará la emisión de 1,5 toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera.