#CloseTo… Miguel Ángel Silvestre: «En mi profesión, todos somos prescindibles en algún momento»

Miguel Ángel Silvestre se ha puesto en la piel de Pablo Ibar en la serie “En el corredor de la muerte”, que se emite en Movistar+.

Amalia Enríquez. 01/10/2019

El día que quedamos para esta entrevista se daban suficientes ingredientes para no poder hacerla, pero Miguel Ángel es amigo y profesional a partes iguales. Era día festivo, había dormido solo tres horas, porque rodaba de noche con Álex de la Iglesia, tenía el ojo izquierdo casi totalmente cerrado por una conjuntivitis atroz y, como había que grabar nuestra conversación con gafas, la localización interior elegida no era la adecuada. Así que, en lugar de cancelar, improvisamos y nos fuimos a un jardín donde, sorprendentemente, pudimos realizarla con calma. ¿El motivo? Al margen de charlar con un amigo, al que hacía tiempo que no veía, era conocer sus motivaciones para interpretar a Pablo Ibar, en la serie “En el corredor de la muerte”, que se emite en Movistar+.

The Luxonomist: Lo bueno se hace esperar. Hasta que te vi aparecer, no las tenía todas conmigo…
Miguel Ángel Silvestre: (risas) Gracias por tu paciencia. Con la grabación de la serie de Álex, está siendo un poco complicado encontrar un rato libre, pero no te podía fallar. Aquí estamos, aunque sea día festivo. Y encontrarnos es una fiesta ya de por sí (risas).

TL: Me vas a hablar con acento cubano, como Pablo Ibar, o ya lo has dejado aparcado…
MAS: Hablamos como tú quieras (risas). La verdad que me costó una temporada deshacerme del acento. Es curioso como un simple acento cambia tu personalidad. Igual es la resonancia de las palabras, la forma de decirlas- Cuando estábamos terminando el rodaje, que ha sido placentero en algunos aspectos y dramático en otros, viviendo con mucha dificultad las noticias que nos llegaban de Pablo, parecía que estaba agotando las energías y las emociones, ya tenía ganas de volver a mí. El último día, poco a poco, regresé a mí, fui recuperando mi acento y eso me hizo volver a ser yo, Miguel Ángel.

TL: Realmente ¿Cuándo empezabas a sentirte él?
MAS: No sé si, en algún momento, me llegué a sentir él en el sentido que me lo preguntas. Detrás de “En el corredor de la muerte” había un equipo de gente muy concenciada, con mucha información de lo que sucedió. Todo eso iba cabalgando con nosotros en el proceso. Poco a poco te vas dando cuenta que vas viviendo la historia de otra manera, unida a los acontecimientos del presente que se iban produciendo mientras rodábamos: los juicios, cuando volvieron a declararle culpable, la noticia de que un miembro del jurado se había retractado en su decisión.. Todo eso hace que, poco a poco, te vayas dando cuenta que estás dentro.

TL: ¿Qué te decidió a decir sí, me embarco en esta aventura?
MAS: Para mí eran fundamentales dos cosas. Una, que yo estoy en contra de la pena de muerte. Y la otra, que tenía que tener la certeza de creer firmemente en la inocencia de Pablo, que es algo que yo necesitaba saber antes de empezar a rodar. Arranqué el rodaje con el convencimiento que se puede tener, vistas las pruebas y el desarrollo de los acontecimientos, de que él no lo hizo. Pablo no era quien estaba allí esa noche. Yo necesitaba sentir que era inocente para empezar este proyecto.

 

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Una publicación compartida de Miguel Angel Silvestre (@miguelangelsilvestre) el 13 Sep, 2019 a las 3:17 PDT

TL: Después de ver la serie llegas a esa convicción, ¿cómo un jurado no puede verlo?
MAS: Yo creo que se juntan muchas cosas. Se mezclan intereses, muchas manipulaciones de pruebas, un jurado que está juzgando la pena de muerte tiene que tener unanimidad en la decisión. Es algo en lo que he pensado mucho en este tiempo, el tema de la osadía del ser humano de poder condenar y quitarle la vida a otro ser humano. Creo que un juicio es un acto muy osado del ser humano, porque da la sensación de que la vida te sitúa en un lugar en el que vas entendiendo el porqué de muchas personas y muchos acontecimientos. Tomar una decisión tan determinante como esa, siempre me ha parecido una osadía, que forma parte de un lado muy oscuro de la vida, donde no hay opción a la comprensión ni a la empatía. En este caso, después de ver las manipulaciones de las pruebas, las vicisitudes de todos los juicios, todos los contratiempos, toda la gente que hay detrás tomando esas decisiones, me queda muy clara la inocencia de Pablo y también los intereses de un estado americano por la pena de muerte, así como qué significaría que se retractaran ¿no? Significaría admitir un gran fallo. Personalmente, yo creo que de eso se trata la vida. De irse con las maletas hechas, la conciencia tranquila y con transparencia. Ojalá el jurado pudiera partir de cero y dictaminar lo que de verdad sucedió esa noche, ver las pruebas y que la ficha cayera por su propio peso.

TL: ¡Cómo tiene que ser la desesperación de Pablo  para alegrarse de que le condenen a cadena perpetua!
MAS: Eso me llamó mucho la atención. Mi madre y yo siempre vamos intercambiando mucha información de lo que sucede y, también, de las última noticias de este caso. Una de las cosas que le dije fue “mamá, te has dado cuenta de sus caras de alegría. Fíjate qué contradicciones tiene la vida, están celebrando que no va a salir nunca de la cárcel”. Celebraban todos que no le iban a matar, porque le sacaron del corredor de la muerte, pero ¡ante semejante injusticia! celebraban que no volvería a ver la calle en su vida. Eso te demuestra que, en casos límites, nos agarramos a pequeñas victorias. Ver sus sonrisas, después de 25 años, como una pequeña victoria ¡es conmovedor! Yo creo que supone un gran paso porque, ahora mismo, Pablo se encuentra en un lugar muy positivo, porque el Tribunal Supremo está interpelando al juez que le puso entre rejas. Le están investigando por irregularidades en este caso y en otros. Creo que eso es muy bueno porque le va a dar la oportunidad al Supremo de revisar el caso de Pablo. A partir de ahí, ya no es un estado que está a favor de la pena de muerte juzgando a un preso, es un tribunal superior juzgando, a mi juicio, una de las mayores injusticias que hay en el sistema judicial.

TL: ¿Hay alguna esperanza de que pueda salir?
MAS: Yo la tengo, ahora más que nunca. El libro de Carretero y la serie, yo creo que va a ayudar a tomar conciencia y eso mueve la energía. ¡Sería increíble!

TL: ¿Cómo ha sido para ti la travesía vital de esta historia?
MAS: Yo hice pruebas para hacer esta serie. Me llegó de repente, de hoy para mañana. La hice. El director quería conocerme y trabajar en la interpretación con otros actores. Me eligieron y ahí les pedí un tiempo para investigar y conocer a fondo el caso de Pablo, porque quería contar esta historia con toda su desnudez. Estuve mirando todos los vídeos que hay de él en YouTube, volví a leer el libro de Nacho Carretero y, en cinco días, poco a poco me fui impregnando des esta gran injusticia, que quería contar. Y hubo algo que fue la gota que colmó el vaso. Hay una imagen de Pablo de espaldas y otra del asesino igual. Las orejas de Pablo están muy pegadas a la cabeza, las de asesino son de soplillo. Son imágenes que tenía una forense facial y que eran más definitorias que las frontales, que eran en las que se estaban basando y que tampoco se correspondían del todo con Pablo, ya que la mandíbula o la nariz no eran similares a las ese asesino. Esas fotos de la nuca fueron determinantes para mí y ahí decidí ir con todo. Cuanto más he ido profundizando en la historia, más claro veo que es inocente y quiero apoyar positivamente la injusticia que está sufriendo para que se termine lo antes posible.

 

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Una publicación compartida de Miguel Angel Silvestre (@miguelangelsilvestre) el 27 Ago, 2019 a las 1:22 PDT

TL: ¿Tuviste la oportunidad de hablar con él y conocerle?
MAS: Yo pedí poder estar con él, pero estaba en pleno juicio. Estaba en prisión preventiva y solo podía hablar con el abogado. Me preparé con mi madre preguntas que quería hacerle a la familia, al padre, a la mujer, al hermano, porque hay una parte de la juventud de Pablo que desconozco y yo quería saber qué tipo de vitalidad tenía, qué tipo de persona era. Hay algo que se intuye en los vídeos cuando le ves, hay una sencillez y una modestia a la hora de hablar, que es muy característica de la gente del norte de España, pero quería saber cuánto de cubano tenía él. Mi madre me hizo un comentario en casa y le estoy muy agradecido porque me hizo ver algo que yo no había valorado. “¿No crees que es un poco osado que, en un momento en el que se están jugando la inocencia de su hijo, vayas tú a hacerle preguntas. Qué preguntas les vas a hacer?” me dijo. Y decidí que era un momento muy duro para ellos como para ir a hacerles esas preguntas. Yo estoy contando su historia desde un lugar muy transparente y totalmente a favor de su causa, pero no deja de ser entretenimiento. En algún momento me gustaría conocerle, ir a verle, decirle que creo en él y que mucha gente en España también cree en su inocencia.

TL: Un día decides poner tierra por medio, irte a Los Angeles, aprender inglés y vivir tu aventura americana…
MAS: Me fui a LA porque, haciendo aquí cuatro pruebas para “Sense 8”, me eligieron y me dieron la oportunidad de formar parte de esa serie. Estuve rodando en San Francisco, al igual que toda la preproducción. Aproveché los dos años y medio que estuve allí para aprender inglés. Nada más terminé, me vine de vuelta por circunstancias familiares de la vida. Lo que pasa que, al terminar la serie, apareció esta oportunidad de Pablo Ibar y no me la quería perder. La verdad es que estoy muy a gusto aquí, cerca de mi familia y en mi país, donde tenemos la mayor calidad de vida del mundo. Lo bueno que tiene ahora Internet es que, a través de ese medio, puedes conocer a un director, hacer castings… Mi trabajo es muy estimulante y una de sus mayores ventajas es que te permite viajar y conocer lugares que ni imaginabas pero, si tengo que elegir, me quedo aquí.

TL: Ahora, que estás más maduro y asentado, ¿la fama la llevas de otra manera?
MAS: La llevo muy bien. Me siento, por un lado, muy agradecido por lo que supone tener el privilegio de que haya gente interesada en tu trabajo y que, por ende, te da oportunidades. Siento que, a ese privilegio, se suma que es una connotación positiva en mi día a día. Si antes había algo que no lo llevaba bien era por cómo yo lo miraba. ¿Sabes? Si yo veía un paparazzi, ahora mismo haciéndonos fotos, una parte de mí lo veía como algo negativo y eso significaba que mi día se iba al aire, era como todo el día de morros (risas). Ahora me siento muy agradecido a los medios de comunicación y todas las ramas que eso conlleva, entre ellas un paparazzi, que tiene también su familia, sus hijos y una profesión que es igual de honesta que la mía. Ahora lo veo todo con mucho cariño y con agradecimiento. En mi profesión, todos somos muy prescindibles en cualquier momento. Entonces, toda esa gente empujando para que tu vida vaya bien, es de agradecer. Y así es como lo siento.

 

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Una publicación compartida de Miguel Angel Silvestre (@miguelangelsilvestre) el 1 Jul, 2019 a las 7:57 PDT

TL: Cuando vuelves la vista atrás, ¿piensas lo que habría sido de ti si una lesión no te hubiera apartado del tenis?
MAS: Lo pienso a veces. Imagino que me dedicaría a otra cosa, la influencia de mi familia sería la misma y quiero pensar que mi forma de ser sería también la misma.

TL: Si te digo que tengo las cervicales para el arrastre ¿te acordarías de cómo solucionar el problema?
MAS: Sí (risas) algo podría hacer seguro. Me acuerdo de aquella etapa como fisioterapeuta, no ejerzo pero te tocaría cuatro teclas y te dejaría lista para todo el año (risas).

TL: Recuerdo que me dijiste, hace unos cuantos años en la primera entrevista que te hice, que en esa etapa te habías quedado «vacío de sueños»
MAS: ¿Cuándo tuve que dejar el tenis?… Sí, la verdad que un poco. Teniendo en cuenta la pérdida muy reciente de mi padre, uno parece que piensa y recapacita en esos momentos pasados. Creo que es muy importante la esperanza y las pequeñas victorias  para el ser humano. Son esas pequeñas cosas que te cambian el día. La esperanza es muy importante. Hay varios momentos en las etapas de nuestra vida en los que la vamos a perder.  En la adolescencia, por ejemplo, cuando estás en clase y te hacen bullying. Sientes que pierdes la oportunidad de formar parte de la clase, la exclusión. En el trabajo también cuando, de repente, querías conseguir algo y tienes que abandonar, como me pasó a mí con el tenis. Eso fue una pérdida para mí. En la actuación ocurre igual. He tenido muchos momentos en los que el proyecto era como un reto y otros en los que he ido a trabajar sin una ilusión en especial. Y luego, curiosamente, ese proyecto me llevó mucho más lejos de lo que yo pensé. Lo hice por inercia y luego me trajo tantas cosas bonitas… Vivir con expectativas a mí me hace infeliz, vivir sin ellas es una constante celebración. La vida te está sorprendiendo con pequeñas cosas a cada momento, pero cuando vives pensando en ellas ¡estás vendido!

TL: Hay que dejarse llevar…
MAS: Sí, eso es importante. Aprovecharemos mejor la vida y sonreiremos más.

TL: «Si un día me coge un camión, que me pille sonriendo». Eso me lo dijiste hace mucho tiempo ¿Por qué no sonríes tanto?
MAS: Ahora sonrío mucho más, no sé en qué estaría pensando cuando te dije eso (risas). La osadía de la juventud imagino.

TL: Era la etapa en la que boxeabas también y me comentaste que, ese deporte, te habría descubierto la soledad…
MAS: Sí, es cierto. Cuando estás en el ring y te enfrentas a una persona tú solo, en un deporte tan individual en el que hay algo tan primario y visceral para el ser humano como es la lucha entre dos personas, ahí no hay nadie que te acompañe ¿Sabes? Antes los golpes y el dolor estás solo, es algo que tienes que gestionar tú. A mí me puede doler algo ahora mismo y tú puedes estar a mi lado y decirme “venga Migue, tranquilo que va a pasar pronto” pero, al final, es algo que he de gestionar yo solo. Y creo que es una de las cosas de las que, metafóricamente, habla el boxeo. Y es la soledad.

Miguel Ángel Silvestre con Amalia Enríquez

TL: ¿Y ya no te asusta?
MAS: Sí, claro que me asusta.

TL: Eso no lo has vencido…
MAS: Y no sé si lo venceré.

TL: Pues eso es terapia mental…
MAS: ¿Eso es terapia? Pues entonces todos  los psicólogos que he visto hasta el momento… (risas)

TL: Una cosa es estar solo y otra sentirte solo…
MAS: Es un pozo sin fondo, yo creo ¿Disfruto de estar solo y viajar solo? Sí… pero la soledad yo creo que es otra cosa.

TL: ¿Qué es?
MAS: El abandono, el rechazo…

TL: Pero tú eso no lo vives…
MAS: Yo creo que todo depende de los ojos de las personas. Sería como analizar vidas, verlas desde fuera.. La infancia de cada persona genera un punto de vista. Lo que tú puedes ver como un hasta luego, yo lo puedo ver como un hasta siempre y que para mí sea una gran herida y para ti no. Suerte para ti que tienes una mirada mucho más saludable. Es bueno siempre dar las gracias por las cosas que tenemos, empezando por la salud, la movilidad, por cosas tan sencillas que son un privilegio. Cada uno vive su vida desde su punto de vista y eso no hace su drama ni mayor ni peor que el de los que pueda tener a su alrededor. Nadie sabe la profundidad de nuestra soledad.

TL: ¿Es más profunda la desnudez física o emocional?
MAS: No sabría qué contestarte a eso. Yo no soy muy pudoroso, En mi casa siempre se fomentó mucho la desnudez. Mi padre iba desnudo, mi madre también, mi hermana, yo.. Nos duchábamos juntos y nunca fue tema tabú. Creo que lo hicieron muy bien. Me ayudó eso mucho en la interpretación. Conociendo otras culturas, es una de las muchas cosas por las que me enorgullezco de ser español. He tenido una gran educación por parte de mis padres y, también, de mi país porque España, en ese sentido, es muy desinhibida y lo ve desde un lugar muy saludable.

TL: El corazón, ¿cómo está?
MAS: Contento (risas). Hay una canción  que se titula así ¿No? Corazón contento (risas) Está bien, pero tengo mis días también, como todos. Esa es la vida.

Próxima semana: Carmen Machi.

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