Fernando Andina: «Soy actor, el término «famoso» me incomoda bastante»

Amalia Enríquez. 12/05/2023
Foto: Juan Carlos Mauri

Si uno lee el CV de Fernando Andina comprueba que su presencia, en series icónicas de nuestro país, es el común denominador de su trayectoria. Desde “Al salir de clase” hasta hoy, se ha preocupado de formarse para dar la talla en la profesión, que le ha convertido en un actor reconocido y respetado. Mientras sigue inmerso en el rodaje de la serie “La pasión turca”, podemos verle en “Sequía” y “Sagrada familia”, ambas en Netflix.

The Luxonomist: ¿Qué te da la interpretación que no encuentras en otra actividad de la vida?

Fernando Andina: Me da la posibilidad de jugar sin ser juzgado y, además, ese juego me permite pagar las facturas.

TL: ¿De niño ya eras el teatrero de la pandilla?

FA: No, era el pieza (risas). Todos jugábamos a indios y vaqueros, pero yo era el que urdía las malas ideas.

TL: ¿Ha habido momentos de flaqueza y dudas en esta inestable profesión?

FA: De flaqueza ¡muchos! porque hay malos ratos, malos momentos, malos tiempos e, incluso, malas épocas con poco trabajo. Dudas sobre si acerté al elegir este camino cuando tenía 17 años ¡ni una, ni en ningún momento!

“De niño era el que urdía las malas ideas de la pandilla”

TL: A estas alturas de tu trayectoria, ¿qué le pides a un personaje para no dejarlo escapar?

FA: Pido que cuente una historia divertida o triste, que te haga pensar o, simplemente, que entretenga, que es algo muy digno.

TL: “Al salir de clase”, “El comisario”, “Gran Reserva”, “Amar es para siempre”, “MasterChef”… ¿Una carrera bien cocinada?

FA: Ahora que me lo dices así… pues sí. La verdad es que parece que está bien cocinada (risas). He tenido la oportunidad de trabajar en series icónicas en la historia de los últimos 25 años de nuestra televisión y es algo que llevo con muchísimo orgullo.

TL: ¿Un menú para conquistar?

FA: Ya sea en una cita, una reunión de amigos o en familia, todo hay que hacerlo con cariño y dedicación. Puede sonar a tópico, pero he comprobado que haciéndolo así, todo sale mucho más rico.

TL: ¿Un recuerdo recurrente cuando miras atrás?

FA: Procuro no mirar atrás, soy más de presente y futuro. Más que recuerdo tengo una sensación bonita de haber conocido a gente a la que he admirado. Y eso me lleva a pensar que se están haciendo las cosas medianamente bien (risas).

“La felicidad es irte a la cama con la conciencia tranquila”

TL: ¿Existe una receta para la felicidad?

FA: En mi caso es irte a la cama con la conciencia tranquila, con la sensación de que has trabajado bien, que lo has dado todo, que no has dejado nada en el tintero y que te has esforzado. Para mí esa es la receta para la felicidad.

TL: ¿Solo el amor se permite una gran locura?

FA: En el amor se permiten locuras. Es más, se deben hacer locuras porque ya el amor es bastante loco en sí mismo. Pero también hay que cometerlas en otras facetas de la vida.

TL: El rasgo de tu personalidad que no querrías que heredase nadie.

FA: Si algún día tuviera hijos preferiría que se tomaran las cosas de una manera menos obsesiva y seria, sobre todo en lo relacionado al trabajo. Lo que estoy aprendiendo con el tiempo es a disfrutar más, relajarme más, a no tomarme todo tan en serio. Antes me iba la vida en ello y esa vida te demuestra que uno no es tan importante, ni mucho menos.

TL: Un placer prohibido que te permites.

FA: Si es un placer ¿por qué debería estar prohibido? Si no haces daño a nadie no creo en los placeres prohibidos. Creo en los placeres, sin más.

TL: Un don que la naturaleza te ha negado.

FA: Dormir de un tirón 8 horas sin necesidad de una pastilla. El insomnio es la manera de la que me ha castigado la naturaleza. Y no sé muy bien por qué.

“El halago no debilita, pero a mí me ruboriza”

fernando andina
Foto: Juan Carlos Mauri

TL: Esa pregunta incómoda que siempre te hacen.

FA: Sin duda, si me he liado con alguna compañera/o o si siento algo físico en las escenas de sexo. Es una pregunta muy absurda que me hacen demasiadas veces.

TL: ¿Qué te intimida hasta el punto de sacarte los colores?

FA: El halago. Lo paso mal, aunque sé que es algo bonito. No soy de los que piensa que el halago debilita, pero desde luego, a mí me ruboriza.

TL: ¿Un lema vital que lleves por bandera?

FA: No soy muy de lemas ni de grandes titulares. Simplemente intento hacer la vida agradable a los demás, no complicarles demasiado la vida y no complicármela yo tampoco, pero no soy nada de banderas.

TL: Ese lugar en el que te encontraría si decidieras perderte.

FA: ¡Lo tengo! Es una aldea de Cantabria que se llama Esles y para mí es el centro del universo, por lo que significa para mi familia, para mí y mi infancia. Es un sitio muy pequeño, recóndito…

TL: Un propósito que nunca cumples.

FA: Lo cumplo a ratos y es dejar de fumar. Lo dejo unos meses, incluso un año y medio… pero siempre vuelvo. Mal, muy mal por mi parte.

TL: Un miedo que no sepas superar.

FA: ¿Me volverán a llamar para un trabajo? ¿Por qué me van a llamar a mí si somos cien mil y los hay más altos, más guapos y son mejores actores que yo?. Ese es un miedo recurrente.

“Estoy aprendiendo a no tomarme todo tan en serio”

TL: ¿Qué te sorprende de la vida?

FA: Que nos vamos a la cama y, al día siguiente, abrimos los ojos y ahí sigue la vida funcionando, girando… Siempre pienso que esto es un milagro, que todo siga en pie. Sé que es un pensamiento muy grande, pero me abruma el por qué estamos aquí y por qué seguimos así.

TL: Te dejarías cortar la mano antes de decirme…

FA: No tengo nada que esconder, pero te diría cualquier cosa porque mi mano vale mucho más que cualquier cosa, así que no hay trato (risas).

TL: ¿Qué virtud envidias?

FA: Muchísimas de las que yo carezco. La gente que trabaja con las manos, la gente que construye con su imaginación, la que toca instrumentos, la que canta, baila… ¡buff! La gente que hace medicina, la que arriesga su vida para salvar la de otros que ni conocen. Admiro profundamente a toda esa gente.

TL: ¿Cuál es la mejor forma de dejar huella?

FA: Haciendo algo que perdure en la vida. Eso me permite enlazar con la pregunta anterior. A menor escala, en mi caso, es dejar buen sabor de boca en las personas y eso se consigue intentando ser buena persona, en definitiva.

TL: ¿El calificativo que más te incomoda?

FA: Sin duda alguna, famoso. Yo soy actor. De niño, el famoso era alguien que hacía algo relevante. Ahora ese término se ha devaluado y no me siento nada cómodo en ese saco de famoso. Me incomoda bastante.

«Admiro profundamente a la gente que arriesga su vida para salvar la de otros»

TL: Una pesadilla que no olvidas…

FA: A punto de salir al escenario ¡y no tener ni pajolera idea del texto! El teatro lleno, con la gente que quieres y admiras, y estás en blanco. No sabes ni la primera frase. Es una pesadilla terrible.

TL: Tres calificativos que sinteticen tu pareja ideal.

FA: Bondadosa, divertida y leal, que no es lo mismo que fiel.

TL: Han sido muchas pero, ¿hay pregunta que no te he hecho y te habría gustado responder?

FA: La verdad es que no, me he quedado bastante satisfecho con las preguntas y con las respuestas que te he dado (risas). Luego si pienso, diré: ¿Cómo no has contestado esto o aquello?, pero no. Estoy muy contento con lo que hemos hecho.

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