Javier Pereira: “Soy fan de las cosas políticamente no correctas”
Lleva 30 años en la profesión y en sus vitrinas ya hay un Goya y reconocimientos varios. Javier Pereira acaba de recibir el Premio a toda una carrera en el Festival de Alicante, pero él sabe que todavía le queda mucho camino por recorrer. Ese niño de San Ildefonso que llegó a cantar un primer premio en la Lotería de Navidad es hoy un actor que se siente reconocido y querido. Para la próxima charla me ha puesto deberes, así que queda pendiente saber ¿Qué locura o aventura has dejado de hacer por el qué dirán?
The Luxonomist: ¿Qué hay del niño de San Ildefonso en el actor consagrado de hoy?
Javier Pereira: La ilusión y las ganas de reír.
TL: ¿De pequeño ya eras el teatrero de la pandilla?
Javier Pereira: De pequeño era bastante introvertido. Con 13 años mi tío me sugirió que me apuntara a alguna extraescolar creativa y no solo a fútbol y kárate como hacía. Opté por teatro en el centro cultural de Puerta de Toledo, me gustó mucho y, al año siguiente, quería una escuela más profesional. Acabé en la de Cristina Rota donde estuve seis años.
TL: ¿Cuándo te das cuenta de que ser otros es a lo que te quieres dedicar?
Javier Pereira: Con 14 años empecé a hacer trabajos como actor. Al combinar escuela y los rodajes desde pequeño, pronto empecé a sentir que me apasionaba y que era a lo que me quería dedicar. En mi opinión, es una de las profesiones más enriquecedoras.
TL: ¿En algún momento te has arrepentido de haber elegido esta maravillosa y, al mismo tiempo, inestable profesión?
Javier Pereira: Nunca me he llegado a arrepentir. Llevo 30 años en esta profesión y me ha dado muchísimo. Muchísimo más de lo que esperaba. No solo a nivel profesional, que también, sino a nivel personal. He viajado un montón, he conocido muchas personas y he vivido experiencias muy bonitas. Así que nunca me arrepentiría. Y si algún día me va mal… muy agradecido buscaré soluciones.
“Tengo un carácter luchador heredado de mi abuela”
TL: ¿Sientes realmente que tienes el reconocimiento que merece tu trayectoria?
JP: Totalmente. Sinceramente, lo siento. Soy un privilegiado, siento el cariño.
TL: Ya tienes un Goya en tu vitrina y, recientemente, el Festival de Alicante ha reconocido tu carrera. ¿Los premios alimentan el ego o son el reflejo del trabajo bien hecho?
JP: Para mí, sobre todo, es un reconocimiento al trabajo bien hecho. En una profesión tan difícil e inestable, llevar 30 años trabajando y solo haber vivido siempre de ella es el mayor premio que me pueden dar. Dicho esto, el Goya y la otra nominación dos años después supusieron un gran empujón. Me hicieron ver que no iba por mal camino. Y este último premio “Ciudad de Alicante” por mi trayectoria y no solo por un trabajo en particular, es un refuerzo increíble. El cariño y los detalles que tuvieron en la entrega no se me olvidarán nunca. Si a ese niño de 13 años le hubieran dicho lo de este premio se hubiera reído y se lo hubiera tomado como algo casi inalcanzable. Así que más agradecido no puedo estar.
TL: ¿En el mejor de tus sueños imaginaste todo lo logrado?
JP: Evidentemente no. Vivir de esto, ser reconocido por mi trabajo, haber conocido gente maravillosa, haber disfrutado contando historias y metiéndome en tan diferentes personajes, haber dirigido y haber reído tanto… es mucho más de lo que imaginaba. Así que, casi todo es posible.
TL: ¿Eres de cocinar la vida a fuego lento?
JP: Para algunas cosas soy de cocina a fuego lento. Y para otras sigo la intuición y me arriesgo. Creo que un equilibrio entre las dos es muy buena opción.
TL: ¿Lo mejor siempre está por llegar?
JP: Sí, si pones de tu parte para que suceda.
TL: ¿A qué momento de tu pasado regresarías?
JP: A los veranos de niño y de adolescente, donde vivías todo muy intensamente. ¡Qué recuerdos más maravillosos!
“Un deseo: ser papá”
TL: ¿Tu mayor conquista?
JP: Mis amigos, mi familia elegida. Y mi carácter luchador, heredado y aprendido de mi abuela.
TL: ¿Recuerdas ese momento de absoluta felicidad?
JP: Volviendo de un día de playa en Menorca, cantando a Sabina en el coche con los amigos, ventanillas bajadas, atardeciendo… Ese viento, esas letras y amistad.
TL: ¿Qué no le perdonarías nunca a un amigo o a alguien a quien quieres?
JP: Competir.
TL: ¿Qué le preguntarías a tu yo de dentro de veinte años?
JP: ¿En qué porcentaje intentaste hacer lo que querías hacer? ¿Cuánto alejaste al niño que llevabas dentro?
TL: ¿Un personaje histórico con el que te sentarías a cenar?
JP: Sigmund Freud.
TL: Diez segundos para un deseo. ¿Qué pides?
JP: Ser papá.
TL: ¿Qué harías si un desconocido/a te besara en la calle?
JP: Valoraría su intento y atrevimiento. Soy fan de las cosas no políticamente correctas.
TL: Te da un ataque de risa en una situación inapropiada o en un lugar del que no puedes salir. ¿Cómo lo solucionas?
JP: Cuanto más quieras no reírte o más lo pienses, más te reirás. Así que mucha suerte, porque no será fácil, pero también te digo que bienvenidos esos momentos únicos.
TL: Si pudieras saber una sola cosa del futuro. ¿Cuál sería o qué preguntarías?
JP: ¿Estaré vivo dentro de 25 años?
“Mi mayor conquista son mis amigos, mi familia elegida”
TL: ¿Un día perfecto?
JP: Dormir bien, comer mejor, una buena conversación, buena compañía, hacer el amor y reír… ¿Qué más se puede pedir en un mismo día?
TL: ¿Cuál es ese tema del que te avergüenza saber tan poco?
JP: De ciencia. Me parece un mundo apasionante y complejo.
TL: ¿Esa película en la que te quedarías a vivir?
JP: La vida es bella.
TL: ¿El lugar más loco en el que has terminado después de una noche de fiesta?
JP: En un aeropuerto…
TL: ¿El objeto más extraño que conservas?
JP: Dos blusas de mi abuela.
TL: Es pregunta que no te he hecho y te habría gustado responder.
JP: ¿Qué locura o aventura has dejado de hacer por el qué dirán?