Luisa Gavasa: «Si estás viva, nunca es tarde para nada»

Amalia Enríquez. 29/12/2023
Foto: Ruth Franco

No sé si nos hemos perdido una gran filóloga o periodista, pero sí hemos ganado una excelente actriz. Luisa Gavasa no ha dejado nunca de interpretar su sueño, desde que se subió de niña a un escenario, pero ahora disfruta de un momento dulce en el que colecciona reconocimientos. Protagoniza el corto más laureado del año, que se va a convertir en película, París 70, y está nominada a los Goya por El maestro que prometió el mar. Charlar con ella es puro deleite. Y por cierto, Luisa, nos debemos un café entre tu olivo y el ciruelo. Ya tú sabes…

The Luxonomist: ¿Qué has encontrado en la interpretación que no te ha dado otra actividad de la vida?
Luisa Gavasa: Me ha dado lo que no hay en otras profesiones: ser muchísimas mujeres a la vez, muy distintas y, sin embargo, sin dejar de ser yo. Que en una película seas una loca, en otras una reina y en otra un ser de maldad sin dejar de ser Luisa… ninguna otra profesión te lo puede conceder.

TL: ¿De niña eras ya la teatrera de la pandilla?
Luisa Gavasa: No, la verdad es que nunca he sido la teatrera del grupo. Sin embargo, siempre me ha gustado hacer teatro, empecé a hacerlo en el colegio. Igual he sido un poco fantasiosa, pero como todos los niños, pero nunca he sentido la necesidad de ser la teatrera de la pandilla.

TL: ¿En el mejor de tus sueños imaginaste lo que estás viviendo?
Luisa Gavasa: Nunca pensé que la vida me iba a dar tanto a nivel profesional, ni los premios que he conseguido. Tengo el Feroz, un Goya, el de la Unión de Actores y otros internacionales que nunca soñé tener. Pero ¡ahí está la vida!, que a veces supera tus sueños y te pone cosas por delante que no habrías imaginado ni de lejos. Y eso es lo que tiene la maravilla de estar viva y de continuar en la profesión.

«No creo en el pasado ni el futuro, solo en el aquí y ahora»

TL: París 70 y El maestro que prometió el mar. Un corto y un largometraje que están rompiendo todas las expectativas. Se cumple el refranero y ¿nunca es tarde cuando la dicha es buena?
Luisa Gavasa: Nunca es tarde para nada. Mientras estás viva, estás a tiempo de hacer todo, cualquier cosa.

TL: Premios, nominación a los Goya… ¿Sensación del trabajo bien hecho, el peor crítico está en casa o presión añadida?
Luisa Gavasa: A estas alturas de mi vida la sensación que tengo es la el trabajo bien hecho. Es muy difícil no ser crítica con una misma y yo soy super crítica, por eso procuro sujetarme cuando me veo en pantalla. Estoy tranquila y gestiono bien la presión. Ya tengo 72 años y creo que sé colocar cada cosa en su justo lugar, en su adecuada medida. Lo que tenga que venir ¡vendrá! Y seguramente será lo que más me convenga. Y ya está.

TL: París 70 ha visualizado el Alzheimer como pocas veces se ha visto. ¿Son las mentiras blancas una solución válida para evitar el sufrimiento de quien lo padece o es preferible no mentir y enfrentarse a la realidad?
Luisa Gavasa: En el caso del Alzheimer, tal vez sea mejor la mentira blanca. Enfrentarse a la realidad cuando al día siguiente tampoco te vas a acordar de cuál es, me parece estar en un bucle de sufrimiento. Por eso soy partidaria de la mentira blanca en esta enfermedad. En el caso de un cáncer preferiría que me dijeran la verdad, no me gustaría que me engañasen. Pero, cuando ya no sabes quién eres, cuando ya no te acuerdas de nada… es un dolor innecesario.

“La mentira blanca en el Alzheimer evita un bucle de sufrimiento”

luisa paris 70
Luisa en París 70

TL: ¿Qué enseñanza va a salir de esta aventura?
LG: Lo maravilloso que es estar viva y seguir trabajando, que es lo que espero hacer hasta que me muera. Mientras tenga cabeza, memoria y me sigan ofreciendo personajes que mi salud pueda afrontar, disfrutaré la enseñanza de la aventura de la vida. Seguiré deseando, amando, trabajando, disfrutando, soñando…

TL: ¿Eres de cocinar la vida a fuego lento?
LG: No creo que uno cocine la vida de una manera u otra, es la vida la que te va gestionando a ti. Hay etapas que se puede llevar a fuego lento y otras que vas a toda velocidad (risas), en las que el fuego y el temporal te llevan por donde quieren.

TL: ¿Lo mejor siempre está por llegar?
LG: A estas alturas no sé si lo mejor es lo que me espera. Tal vez lo que está por llegar es la decadencia o las enfermedades, pero con todo lo que me ha llegado hasta el momento, no me puedo quejar de absolutamente de nada.

TL: ¿A qué momento de tu pasado regresarías?
LG: A ninguno, no regresaría a nada del pasado porque ni creo en él ni en el futuro. Creo en el aquí y el ahora, que es lo que estoy viviendo.

TL: ¿Tu mayor conquista?
LG: Seguir en esta profesión tan difícil y, a veces, tan cruel para las mujeres maduras. Esa es una conquista y también otras dos muy personales: haber dejado de fumar y dejar de tener miedo a volar. Las tres son las conquistas de mi vida.

«Esta profesión, en ocasiones, es cruel con las mujeres maduras»

TL: ¿Recuerdas ese momento de absoluta felicidad?
LG: Cuando saqué a mi hijo de mi cuerpo y lo puse en mi pecho. Creo que no ha habido felicidad más absoluta, ni la habrá más redonda, más visceral, más animal, más espiritual y todo lo que le puedas poner. Momento único e irrepetible, cuando das la vida y la tienes mirándote a los ojos.

TL: ¿Qué le preguntarías a tu yo dentro de veinte años?
LG: Como ya tengo 72 años, mi yo de 92 estará para pocos trotes y pocas preguntas (risas) si es que estoy todavía aquí.

TL: ¿Un personaje histórico con el que te sentarías a cenar?
LG: Me sentaría a cenar con Eugenia de Montijo. Acabo de interpretarla para una serie de TVE. Como es lógico, me he informado de su vida y era una mujer tremendamente interesante, muy culta, muy inteligente, que aportó mucho a la sociedad francesa, con una vida personal muy desgraciada, en la que perdió a su hijo a los 23 años. Apoyó mucho a las mujeres, entre ellas a Madame Curie, y todo el dinero de su dote lo invirtió en ayudar a las causas necesitadas. 

TL: Diez segundos para un deseo. ¿Qué pides?
LG: Irme bien de esta vida, irme con la mayor facilidad, tranquilidad y elegancia posible.

TL: Te da un ataque de risa en una situación inapropiada o en un lugar del que no puedes salir. ¿Cómo lo solucionas?
LG: La única solución que queda es explicarlo (risas). No sé… disculpad, pero acaba de pasarme esto. Buscar la forma elegante de salir de un papelón de esos. Me pasó una vez en el escenario y creí que me moría (risas)

«Cuando das vida y te mira a los ojos es único e irrepetible»

luisa maestro
Luisa en El maestro que prometió el mar

TL: Si pudieras saber una sola cosa del futuro. ¿Cuál sería o qué preguntarías?
LG: No preguntaría nada. Que el futuro me traiga lo que tenga que ser. En ese sentido, no soy curiosa. La vida irá resolviendo.

TL: ¿Un día perfecto?
LG: Siempre que viene mi nieto para quedarse conmigo. Nos vamos a comer huevos fritos con jamón, patatas fritas… Él se pide su “fanta”, yo me tomo mi Ribera del Duero y luego duerme conmigo. Le canto canciones que me cantaba a mí mi abuelo y le cuento cuentos. Un día perfecto.

TL: ¿Cuál es ese tema del que te avergüenza saber tan poco?
LG: No es que me avergüence exactamente, pero sí me gustaría tener más formación musical, tanto de clásico como de contemporáneo. Es donde más cojeo, soy consciente y me da rabia. Me gustaría estar más formada.

TL: ¿Una película en la que te quedarías a vivir?
LG: Hay muchas pero… mira ¡Espartaco! porque es el símbolo de la libertad.

TL: Es pregunta que no te he hecho y te habría gustado responder…
LG: Una que no me han hecho nunca y que me gustaría es cuáles son mis manías, porque las tengo. No muchas, pero sí alguna y siempre estoy deseando que me pregunten para poder contarlas. Te dejo con la duda… para la próxima.

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