Conocí a Vicky Martín Berrocal cuando era novia de Manuel Díaz y nadie lo sabía. Fue en la finca andaluza del entonces diestro, a la que acudí para hacerle una entrevista para televisión. La recuerdo acercándose adonde nos encontrábamos grabando y me pareció un espectáculo de mujer. Luego me di cuenta de que también lo era como persona. Seguimos en contacto desde ese momento y, aunque no nos vemos mucho, tenemos la certeza de poder continuar una conversación donde la dejamos la tarde anterior. “La felicidad no tiene talla ni tiene edad” es su segunda a aventura como escritora. Un relato sanador, depurativo y que la renovó por completo…
The Luxonomist: ¿Qué has encontrado en tu aventura literaria?
Vicky Martín Berrocal: Ha sido una terapia increíble. Gracias este libro, ya sé bien de dónde vengo y quién soy.
TL: ¿Necesitabas la catarsis emocional que has volcado en el libro?
Vicky Martín Berrocal: No sé si era una necesidad, pero me ha venido muy bien. Y todo pasa por algo, lo que no también, así que quiero pensar que sí”.
TL: ¿Hay una Vicky diferente después de verbalizar unas vivencias que ya conocen todos?
Vicky Martín Berrocal: No hay una Vicky diferente, pero sí una que ha ido cambiando a lo largo de la vida.
TL: «La felicidad ni tiene talla ni tiene edad”. ¿Te costó llegar a sentir que eso es así?
Vicky Martín Berrocal: Sin duda. En el pasado he tenido muchos miedos, muchas inseguridades. He llorado mucho. He comprendido a lo largo del tiempo, mucho tiempo, que uno es lo que es y no tenemos que tener la presión de tener que estar en una talla u otra. También que la edad no tiene ningún sentido. Lo mejor de la vida es cumplir, no angustiarte por ser el mejor en nada, sino ser feliz. Y, respondiendo a lo que me preguntas, sí. Me llevó mucho tiempo llegar aquí.
TL: ¿Los complejos nos limitan hasta el dolor?
VMB: Por supuesto, no te quepa la menor duda. Yo lo he pasado muy mal”.
TL: ¿Cuándo empiezas a ser feliz de verdad?
VMB: Cuando me di cuenta de todo esto. Antes de empezar el libro ya tenía claro lo que quería escribir. A raíz de volcar en él toda mi vida me he dado cuenta de muchísimas cosas. Yo confundía lo que era la felicidad. Hoy sé lo que es ser feliz y ya no me encierro en esas cosas que me tenían distraída y un poco perdida. Me di cuenta de que hay que fijarse en otras cosas y de que estas no son las mismas para todo el mundo. Yo soy feliz con mi plato de pasta, haciendo el camino del Rocío, quedándome en mi casa con mi hija… Tal vez otros entenderán que ahí no está su felicidad, por eso la clave está en que cada uno encuentre lo que le hace feliz, luchar y pelearlo.
TL: ¿Lo mejor que se te da hacer?
VMB: Escuchar y, cuando alguien está pasando por un mal momento, aconsejar e intentar guiarle. Creo que soy muy empática, me meto muy bien en el pellejo de la gente. Me gusta y se me da bien.
TL: ¿Quién ha marcado realmente tu vida?
VMB: Mi padre, sin lugar a dudas. Por todo lo que vivió, por todo lo que me hizo vivir y porque me enseñó a vivir de esa manera. A su manera.
TL: ¿Qué te pone de buen humor?
VMB: ¡Buahh! La comida me pone de muy buen humor. Me encanta comer.
TL: Esa canción con la que, cuando la escuchas, se te mueven los pies sin remisión.
VMB: No soy yo de las que se le mueven los pies con facilidad. Tiene que ser algo flamenco ¡siempre! Es la única manera de que se me vayan. Flamenco puro y duro.
TL: ¿En qué eras brillante en el colegio?
VMB: En todo (risas) porque era una niña muy aplicada y creo que ponía empeño. En esta vida, una es buena cuando se empeña en algo y es constante. ¡Ah! Cantaba muy bien y tocaba el piano, porque hice la carrera de piano, una de las cosas que nadie sabe… Aunque creo que tú sí.
TL: Esa obra de arte que te gustaría tener expuesta en casa..
VMB: (Carcajada) La última exposición que se hizo en el Thyssen de Chanel, me habría quedado con cualquiera de esas maravillas. Par mí una obra de arte es a lo que me dedico, por eso una obra de arte para mí es Balenciaga, es tener un Chanel auténtico hecho por la propia Coco Chanel. También cualquier Picasso me encantaría pero, la obra de arte principal, la Mona Lisa. No hay vez que vaya al Louvre y no me quede parada. Podría pasarme horas mirándola.
TL: ¿Un talento que se te resiste por mucho que lo intentes?
VMB: ¡Ufff! Cocinar. No se me resiste del todo porque hice MasterChef y aprendí muchísimo, pero ¡no te creas!… Ahora estoy más suelta, pero me encantaría saber hacer mil cosas porque, como sabes, me gusta comer (risas). Lo que sí se me resiste totalmente es esquiar.
TL: ¿Eres de una mentira piadosa a tiempo?
VMB: No, siempre prefiero la verdad.
TL: ¿Cuál es la compañía perfecta para irte de fiesta?
VMB: Mis amigos. Cuando estoy de fiesta con ellos es como si me metiera en una burbuja y no me importa nada más de lo que pase.
TL: ¿Esa palabra que nunca regateas y más usas?
VMB: Gracias. Estoy agradecida a mi vida, a todo lo que me viene, a todo el mundo que me ha ayudado. Y luego está el «Te quiero», que creo que hay que decirlo mucho más. Siempre, constantemente.
TL: ¿Qué ves cuando te miras al espejo?
VMB: Una mujer que se gusta, una mujer que se quiere.
TL: ¿Ese bien que más valoras?
VMB: La amistad, la verdad.
TL: ¿Qué no falta nunca en tus bolsillos?
VMB: En los bolsillos no llevo nada, en el bolso de todo. Nunca falta la barra de labios, mis gafas porque ya no veo, mi barra de cacao, llaves de casa, móvil y poco más. Desde que puedes llevar la tarjeta de crédito en el móvil, apenas llevo dinero.
TL: ¿La enseñanza que nos deja vivir en pareja?
VMB: ¡Ozú! En todas mis relaciones pensé que iba a poder con todo y te das cuenta de que es difícil vivir en pareja. Últimamente me he dado cuenta de que la gente no está tan convencida a dejar su vida por alguien y cambiar. A mí me gusta como soy y ese es un hándicap porque, al final, hay que ser muy generoso. Yo lo intento, pero me he dado cuenta de que el amor no puede con todo.
TL: ¿Tu mayor decepción?
VMB: Mejor no te lo digo…
TL: ¿A quién sigues con interés en las redes sociales?
VMB: Páginas de diseñadores y a la gente que me gusta, pero con interés especialmente, no. Veo y leo, porque me informo, pero poco más.
TL: Una película en la que te gustaría quedarte a vivir..
VMB: ¡Qué fuerte esto! Es una pregunta cojonuda… Pues no lo sé, Amalia… ¿Lo que el viento se llevó, tal vez? Sí, esa.
TL: Esa experiencia gastronómica inolvidable..
VMB: La que más recuerdo fue “Atrio”, en Cáceres. Yo no soy mucho de restaurantes con estrella Micheln y todo eso, porque me gusta comer otras cosas como los pucheros de mi madre, las habas con chocos, pero sí me quedo con esa experiencia ¡fíjate! Fue maravillosa.
TL: Han sido muchas pero, ¿hay una pregunta que no te he hecho y te habría gustado responder?
VMB: ¡Me encanta! (risas) Tal vez «¿Te quieres?» Y te respondo: Síiiii. Empecé a quererme hace tiempo y es un gustazo. Y también podrías haberme preguntado «¿Cuál es tu mayor secreto de belleza?» (risas) Y te habría contestado: «Decir todo lo que quieras decir, no guardarte nada, porque no es lo que digas sino cómo lo digas». No hay que irse a la cama sin decir todo lo que quieras decir. Es un secreto de belleza y un secreto para vivir bien, en paz y sentirte bien en tu piel. Y dicho esto, sabes que te quiero y que te adoro, Amalia. Sabes que me tienes para lo que necesites.
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