Brad Pitt ha dejado de lado su lucha en los tribunales con Angelina Jolie para conceder una de sus entrevistas más sinceras. A sus 58 años el actor habla sin tapujos de sus problemas con el alcohol, sus obsesiones, su depresión y su carrera, de la que dice está llegando a su fin. Brad Pitt saca su lado más pesimista para contar sus inquietudes más ocultas en una entrevista inédita y que podría suponer su despedida del cine.
Con motivo del estreno de su última película, Tren Bala, el actor ha concedido una entrevista a la revista GQ. Una charla distendida en la que se quita el disfraz de estrella de Hollywood y se sincera como nunca sobre sus problemas y su futuro en el cine.
“Siento que estoy en la recta final de mi carrera, me queda apenas un semestre y quiero diseñar cómo afrontarlo”, afirma. “De un tiempo a esta parte, me veo ya en mi última etapa. ¿Cómo va a ser esta fase? ¿Cómo me la voy a plantear?”.
Brad Pitt asegura con tranquilidad que está en la recta final de su carrera, una noticia que ha pillado a sus fans por sorpresa, pues a sus 58 años, Pitt sigue siendo uno de los actores referencia del cine de Hollywood. Desde que alcanzara el estrellato en los primeros años de los 90 el actor no ha parado de trabajar y a día de hoy ha consagrado su papel de galán de cine.
Sin embargo, y a pesar del éxito que ha alzado a nivel mundial, Brad Pitt afirma sentirse solo. “Siempre me he sentido muy solo”, afirma. “Solo cuando era pequeño, solo incluso aquí, y hasta hace poco no me he sentido más arropado por mis amigos y mi familia. Hay un verso de Rilke, o de Einstein que trata sobre cómo vivir en la paradoja de albergar un dolor muy grande y al mismo tiempo sentir una alegría de verdad. Eso es madurar, crecer como persona”.
“Pasé años con una depresión de bajo grado”, continúa. “No fue hasta que llegué a un acuerdo con eso, tratando de abrazar todos los lados de mí mismo, la belleza y la fealdad, que pude atrapar esos momentos de felicidad. Creo que todos tenemos el corazón roto“.
Brad Pitt habla de su etapa emocional más difícil en la que, asegura, tenía obsesiones y pesadillas que no le dejaban vivir tranquilo. “Tuve un sueño recurrente durante cuatro o cinco años en el que me perseguían y me acuchillaban. Era aterrador. Ahora apunto todo lo que sueño, me parece interesante saber dónde va mi cabeza cuando no llevo el timón”.
Situaciones complicadas en las que el alcohol fue su gran aliado hasta que tocó fondo. “Pasé un año y medio asistiendo a reuniones de Alcohólico Anónimos. Estuve en un grupo de hombres estupendo, muy privado y selectivo, era seguro. Había visto lo que les había pasado a otros, como a Philip Seymour Hoffman, a quien le grabaron mientras vomitaba, y me pareció algo atroz”.
Ahora el actor afronta la vida con positivismo. Ha superado sus problemas con el alcohol y, además, ha dejado de fumar, un reto que se propuso durante el confinamiento y que ha superado. “Dejé de fumar, porque no puedo fumarme uno o dos al día. No está en mi carácter. Voy a por todas. Me encuentro en una edad en la que nada bueno puede salir de eso”.
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