Se suicida la expareja de Liz Hurley al no soportar el confinamiento
El cuerpo de Steve Bing fue hallado a los pies de un exclusivo edificio de Los Ángeles tras caer desde el piso 27 en el que vivía.
La policía de Los Ángeles investiga la muerte de Steve Bing. Su cuerpo cayó desde el piso 27 de un lujoso edificio de apartamentos en el exclusivo barrio de Century City, al oeste de la ciudad. Tenía 55 años y deja dos hijos. Kira, fruto de su matrimonio con la tenista Lisa Bonder y Damian, que nació durante su relación con la actriz Elizabeth Hurley. Ninguno de los dos se encontraba con él en el momento del suceso. Los investigadores barajan como hipótesis principal el suicidio, pero no descartan por el momento otro tipo de causas.
Fuentes consultadas por TMZ, el portal estadounidense de noticias sobre famosos, han desvelado que Steve Bing no atravesaba en las últimas semanas por su mejor momento. Al parecer, el aislamiento provocado por las medidas de confinamiento adoptadas para frenar la expansión del coronavirus habrían agravado una depresión que padecía.
Steve Bing deja una millonaria herencia
Bing saltó a las páginas de la prensa al iniciar una relación amorosa con Liz Hurley en el año 2000. La actriz se acababa de divorciar de Hugh Grant, con quien estuvo trece años. La relación entre ambos fue bastante fugaz y con muchas idas y venidas. Y culminó en los tribunales dos años después con una demanda de paternidad. Al parecer, el hijo de ambos, Damian, que ha cumplido 18 años recientemente, no llegó a conocer a su padre.
Su vida estuvo marcada por la herencia que obtuvo de su abuelo. Leo Bing le cedió unos 600 millones de dólares amasados por la inversión inmobiliaria en Nueva York durante décadas. Su llegada a Los Ángeles reforzó sus dos pasiones: el cine y la filantropía. En la primera hizo carrera como guionista y productor. Fundó Shangri-La Entertainment y sus mejores contribuciones fueron en Get Carter junto a Sylvester Stallone y en Polar Express junto a Tom Hanks. Tenía una buena reputación en Hollywood y mantenía una intensa labor como mecenas en numerosos proyectos benéficos y educativos. Se estima que ha fallecido con una fortuna de 590 millones de dólares.