Foto: Gtres.
El magnate egipcio Mohamed Al-Fayed fallecía el pasado miércoles a los 94 años dejando una fortuna tasada en 2.200 millones de euros, según Forbes. Una cantidad que, a falta de conocer los pormenores del testamento, vendría a repartirse entre sus cuatro hijos. Sin embargo, no parece que vaya a ser tan sencillo. Y es que desde hace años, los herederos mantienen una guerra en los tribunales por temas de dinero.
Aunque muchos conocían a Mohamed Al-Fayed por ser el padre de Dodi, último novio conocido de Lady Di, en realidad era un reconocido empresario que llegó a hacer un imperio en Reino Unido. Era el propietario de los famosos grandes almacenes de Harrods y dueño del Hotel Ritz en París. Unos negocios que le reportaron numerosos beneficios, y que ahora pasarían a manos de los cuatro hijos que tuvo con su segunda mujer, Heini Wathen. En concreto Jasmine, Karim, Camilla y Omar.
La revista Forbes tasó en 2022 la fortuna de Al-Fayed en unos 2.200 millones de euros, entre los que se encuentran los 1.700 millones que recibió en 2010 por la venta de Harrods y los 200 millones por la venta del club de fútbol Fulham. Y es que en los últimos años, el empresario vendió varias de sus propiedades y se retiró de la vida pública.
Sin embargo, todavía contaba con propiedades muy importantes como el Hotel Ritz en París, valorado en 500 millones de euros, un castillo escocés, apartamentos de lujo en Nueva York y Londres, una mansión cerca de Oxted en Surrey, valorada en 100 millones de euros, nueve coches Rolls-Royce y una amplia colección de arte. Propiedades a las que, según la prensa británica, se sumarían activos en paraísos fiscales en Bermudas, Luxemburgo y Liechtenstein.
Por todo ello, se espera que sus cuatro hijos comiencen una guerra sin cuartel por hacerse con la fortuna de su padre. Y es que en los últimos años éstos no habrían mantenido una buena relación, e incluso dos de ellos han acabado en los tribunales.
Según la prensa británica, en 2020 Omar, Camilla y el marido de esta protagonizaron un altercado físico que les llevó a interponerse demandas cruzadas. Omar le reclamó a su hermana 100.000 euros en concepto de daños y perjuicios, y ésta se negó a darle esa cantidad tachándole de adicto. Un conflicto del que se acabó resolviendo de forma privada y del que no se volvió a saber nada.
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