Cuando el Marne se desdobla en Épernay

Desde esta pequeña colina en la que estoy, tomo la foto que veis y busco silencio. Desde aquí tengo visibilidad sobre el río Marne y dispongo de numerosos puntos de referencia: Épernay al fondo, Hautvillers a mis espaldas, el famoso viñedo Clos de Goisses (de Philipponnat) a mi izquierda y Cumiéres a mi derecha.

Pensar que puede existir una conexión con el territorio nos dibuja un mapa mental que nos permite avanzar. Vemos el río Marne al cruzar la región, su recorrido traza un trayecto a modo de itinerario imaginario, aunque desde aquí sólo veamos una breve línea azul que nos dice que hemos llegado a algún lugar. Pero el Marne siempre ha estado ahí, aunque nadie le haya prestado atención.

Cuando el Marne se desdobla en Épernay podría ser la historia de un río que se apropia milímetro a milímetro del territorio que habita y la foto que enmarco es un fragmento que permite pensar eso. Pero en realidad la foto muestra la unión del río Marne con su canal lateral. Se trata de un canal de servicio navegable, que va paralelo al río Marne y cruza los diferentes pueblos, desde Vitry-le-François a Épernay con un recorrido total de 67 kilómetros. Estos canales laterales fueron construidos entre 1845 a 1882 como vía de servicio que facilitaba la movilidad de mercancías y personas.

Pero el río, actúa además, como línea divisoria que separa dos diferentes terroirs del Valle del Marne, separando los viñedos del Marne izquierdo que incluye pueblos como: Festigny, Dormans, Mardeuil, Oeuilly, de los viñedos del Marne derecho con pueblos como: Chatillon sur Marne, Cormoyeux, Cuisles, Damery, Venteuil, entre otros.

A lo largo de este valle el viñedo champenois define su tipicidad con la complicidad de la variedad Pinot Meunier que aquí encuentra el mejor lugar para expresarse. El concepto terroir, típicamente francés, va recorriendo la Champagne sin perder nunca de vista la presencia de un río que le acompaña.