Decir que un vino es único o singular no es difícil teniendo en cuenta el extraordinario trabajo de viticultores y enólogos en todo el mundo. Ahora bien, decir que sólo encontramos un puñado de cepas en una única parcela de un único lugar y de un clon único del que sólo resta un 0,001%, es mucho más difícil.
Es el caso del vino protagonista de hoy: la Garnacha del Po. Los padres del proyecto son Rubén Sabaté, enólogo y propietario (junto con su hermano Josep María) de la bodega Clos 93 y la enóloga y periodista Mar Galván. Se inicia en 2011 y la primera vendimia se lleva a cabo en octubre de 2013. Hasta ahí todo normal, con la salvedad de que la Garnacha del Po es una uva que sólo se encuentra en la localidad de El Lloar, en una poquísimos cepas, con una producción total que, como anécdota os diré, que se vendimia en tan sólo una hora por tres personas.
La Garnacha del Po es autóctona del Priorat y fue arrancada por que le costaba mucho alcanzar graduación alcohólica y daba poca producción. Así fue desapareciendo, dejando tan solo este reducto originario.
En colaboración con la DOQ Priorat y el INCAVI (Instituto Catalán del Vino) se está haciendo un exhaustivo análisis genético y de micro vinificaciones para salvaguardar esta casi extinta variedad. Una crianza bajo tierra durante 24 meses (como los antiguos) hacen aún más especial este vino.
Vendimiado a mano, seleccionado grano a grano, pisado ‘a pie’, etiquetado a mano. Todo el proceso, incluso, las fundas de cerámica que envuelven los estuches individuales de cada botella, se ha realizado por un alfarero y con la tierra que envolvía las botellas durante la crianza subterránea. El toque romántico que riza el rizo es una poesía de Mar Galván que acompaña cada botella.
Un corcho de 5 cm de máxima calidad garantiza la guarda de este vino que perdurará como único. La primera añada, la 2013, que acaba de salir a la venta, tan sólo cuenta con 124 botellas. Se vende por unidades, no por cajas, teniendo en cuenta el limitadísimo número de botellas. Para la añada 2014, el número de botellas es aún inferior, pues la producción es exclusiva y cuidada. Sin añadiduras. Su precio es alto, aunque no prohibitivo, teniendo en cuenta que se trata del único, exclusivo y singular vino elaborado con la Garnacha del Po.
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