Pedro Ximénez, ¿historia o leyenda?
Quizás, una de las variedades con las que se elaboran los vinos más dulces del mundo y que además encierra varias leyendas y mitos, convertidas en historia con respecto a su nombre.
Tenemos claro es que la Pedro Ximénez es una variedad de uva blanca con la que se elaboran principalmente vinos dulces. Y sí. También se hacen vinos tranquilos secos. Pero hablar de Pedro Ximénez es hablar de uno de los vinos que, probablemente, sea el más dulce que podemos encontrar en el mundo. Y sin embargo, su complejidad aromática y de sabores hace que resulte fresco y armónico en boca, pues el proceso natural de pasificación mediante el “asoleo” concentra los azúcares, pero también la acidez natural de la uva.
Pero… ¿de dónde sale ese nombre? Pues aquí viene “el lio”. Si empezamos buscando el apellido Jiménez, Giménez o Ximénez, dependiendo de la derivación, encontramos que proviene de Aragón o Navarra y es patronímico, es decir, que viene de un nombre propio que en este caso es Jimeno. Por lo que, sería el hijo de Jimeno. Si seguimos tirando de esa historia, la cronología puede saltar de un siglo a otro dependiendo del autor. Pero hasta ahí es una historia bastante “normal”. Otra versión es que deriva del árabe y que significa “gota dorada” por su color. ¡Toma ya!
Existe una parte de la historia (o no) que especula sobre el origen de esta variedad situado en Canarias y/o en Madeira. Se la llevaron los soldados españoles de los tercios de Flandes a Alemania y la trajeron a Andalucía allá por el 1600-1700. El nombre (según algunos) era el de un clérigo, concretamente un Cardenal que fue “destinado” a las Sierras de Málaga, que trajo esta variedad y se empezó a hacer este tipo de vino dulce.
También se dice que Pedro Ximénez era un soldado que trajo esa uva y entre batalla y batalla, vendimiaban. En una de esas, tuvieron que salir “corriendo” a una de esas contiendas y cuando volvieron las uvas que habían quedado fuera de la bodega y expuestas al sol, se habían pasificado. Aun así, como los soldados si no tienen vino, no luchan, decidieron extraer el vino de esa uva pasificada y parece ser que les gustó el “accidente” y decidieron seguir así con su elaboración.
Otra historia más o menos parecida es la del soldado alemán llamado Peter Siemens que trajo una riesling del Rin y también le pasó lo mismo… la batalla, el sol, las uvas pasificadas, etc. Pero los andaluces con su gracia y su salero de Peter sacaron Pedro y de Siemens, Ximénez.
¿Y de todo esto que es verdad y que es una fábula? Pues depende de donde busques. Lo que si es cierto es que los vinos dulces de Pedro Ximénez se encuentran entre los mejores del mundo y eso… sí es una verdad como un templo.