El hotel Omm, situado en pleno Eixample barcelonés, ofrece a los visitantes Roca Moo, un restaurante gastronómico con una estrella Michelin y dos soles en la guía Repsol, que los hermanos Roca asesoran hace algunos años. El chef valenciano Juan Pretel a los fogones ofrece una cocina catalana muy particular y la head sommelier brasileña, Cecilia Guedes, se encarga de la espectacular bodega del local.
Tras pasar por el Hotel Arts y comenzar como segunda sommelier en el anterior Moo, ha ido creciendo profesionalmente hasta ocupar su puesto actual. Hace unas semanas tuve el placer de charlar con ella y comentar la amplia carta de vinos con unas 500 referencias (incluyendo destilados) que tiene Roca Moo. Muchos son los vinos catalanes propuestos pero también grandes vinos de renombre internacional. Buenos productores de cava, que obviamente no podían faltar, pero también Champagne de excelentes maisons y algunos pequeños vignerons, como el especialísimo Selosse.
Cecilia Guedes me contaba algunas anécdotas: “Me emociono cuando abro vinos millésimé (de añadas), me gusta vender esos vinos a gente que los entiende y me molesta cuando clientes ricos sólo piden un vino por lo caro que es, pero no lo valoran. Aunque también hay sorpresas gratificantes. Sin ir más lejos, la semana pasada nos visitó una pareja de mexicanos y me pidió un Coulée de Serrant 1989 de Nicolás Joly, el famoso productor biodinámico del Loira, y otro de Opus One 2002 de Mondavi del Valle de Napa. Al finalizar la cena me dijo: “Por favor, quédate tú y tu equipo y probad el resto de ambas botellas, porque vinos así tienen que ser disfrutados por más gente”. A veces la generosidad de gente que aprecia realmente el mundo del vino me sorprende y emociona a la vez…”.
En la carta encontraréis vinos caros como los franceses Petrus Pomerol 2004 o Romanée Conti Richebourg al módico precio de 1.600€ cada botella, y toda la carta en general es una colección de vino imposible con productores irrenunciables como Trimbach de Alsacia o blancos del alemán Egon-Müller Scrharzhofberger Auslese. También de Loira, aparte de Nicolás Joly, tienen el Silex de Didier Dagueneau; o del Valle del Ródano el Chapoutier de Ermitage Le Méal. Completan la oferta bastantes vinos dulces como el mítico Chateau d’Yquem o generosos interesantes de Lustau, amontillados, olorosos, palos cortados…
Son muchas las anécdotas que Cecilia me cuenta: “Otro día en una misma mesa me pidieron un champagne Salon 1999 (900€), un Pingus 2007 (1.600€) y un Gaja Sori San Lorenzo 2006 Langhe-Barbaresco (400€), un total de 3000€ sólo en vino y creo que no sabían ni lo que estaban bebiendo… eso también “me molesta”. Entiendo que es mi trabajo y que la gente bebe lo que quiere, pero los que amamos el vino lo sentimos como algo personal. Además, desde mi punto de vista, el precio alto no implica la evolución correcta o lo bueno que está un vino… La gente que realmente entiende, busca grandes vinos no por precio, sino por añada (salvo clientes rusos y chinos que son consumidores de vinos de renombre, tengan el precio que tengan)».
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