Los vinos gallegos se encuentran entre los más apreciados, tanto dentro de nuestras fronteras como en el mercado internacional. La riqueza de sus tierras, de sus variedades y su clima, hacen que los vinos gallegos tengan nombre propio dentro de una enorme gama de opciones para el consumidor, especializado o no.
Quizás sea Rías Baixas la Denominación más “conocida”, aunque tengamos muy presentes Ribeira Sacra, Valdeorras o Monterrei. Otras zonas como Betanzos, Valle del Miño o Barbanza e Iria también son productoras de excelentes vinos y la uva reina, la Albariño. Tanto es así, que en muchos lugares de España, ciertos consumidores aun piden “tráeme un vino de albariño” pidiendo una “procedencia” en lugar de una “variedad”. Lamentablemente, esto aún es un hecho que debemos cambiar, por supuesto.
No creáis que haya olvidado Ribeiro. Hoy es nuestra protagonista. Y precisamente he elegido una foto en la que se ve un vino tinto y no un blanco. De hecho hay mucha gente que, de nuevo lamentablemente, piensa o cree que el Ribeiro es un tipo de vino blanco, turbio y que se toma en tazón (llamadas cuncas), se sirve en jarra y es de poca calidad. Qué gran error. Ribeiro no es un vino, es una Denominación de Origen. Es esencia, son vinos de excelente calidad donde destacan variedades blancas como la treixadura, la torrontés o la loureira, entre otras; y variedades tintas como las diversas caiños, la souson o la brancellao, también entre otras.
Está en Ourense y tiene unas 2.500 hectáreas en medio de la confluencia entre los valles de varios ríos. La parte técnica vamos a obviarla para recalcar que Ribeiro es una Denominación de Origen, la más antigua de Galicia, y no un vino ni una variedad. Sobre todo recalcar que los vinos blancos de Ribeiro nos son vinos turbios de “batalla”. Y eso no denosta ni mucho menos los ricos y populares vinos orensanos de aspecto turbio y tradicionalmente sin “etiqueta”.
Desde hace mucho, en Ribeiro se elaboran vinos de excelente calidad que pueden y deben competir con los grandes de Galicia sin el más mínimo atisbo de duda. Por poneros un ejemplo, Emilio Rojo hace de su excentricidad una bandera y lleva sus complejos y excelentes vinos a la mesa de los más exigentes gourmets.
El último que he probado y me ha cautivado se llama Lalume y por la etiqueta es fácil asociarlo a Dominio do Bibei, que está en Ribeira Sacra, pero que ha apostado por la DO Ribeiro con este pedazo de blanco del que prefiero no hacer una nota de cata, no porque vaya a ser negativa, todo lo contrario. Prefiero que lo probéis y entonces veréis cómo os enamora y cambia vuestra opinión sobre los maravillosos vinos de Ribeiro.
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