Le Cabrera: el gastro-bar por excelencia

Algunos locales de Madrid ya parecen clásicos a base de permanecer en el puesto en el que uno ni se cuestiona si estará bien o no el sitio porque lo ha interiorizado como valor seguro. Tal es el caso de Le Cabrera, este ‘espacio de culto’ a la cocktelería y al buen-rollismo que en su día trajo a Madrid una idea pionera: la de combinar copas y tapas en un formato gastro-bar. 

Son sólo cinco años pero parecen muchos más desde que abriera su primer local en la noble Bárbara de Braganza, en aquel momento con la participación de Sergi Arola, además del genial argentino Diego Cabrera. Los cambios de la empresa han acompañado transformaciones societarias que han traído consigo proyectos, algunos fugaces, como fue su club privado de la calle Almirante, pero otros sostenidos, como el Cien Llaves del Palacio de Linares.

Su aire cosmopolita con toques retro lo convirtieron pronto en el favorito de los madrileños con una propuesta sencilla: copas y comida.  Pero ni cualquier comida ni cualquier copa. Las copas venían con el sello de calidad de Diego Cabrera, aún vigente, y su cocina se vendía como ese acompañamiento más relajado en forma de tapas que uno toma en plan casual mientras bebe, quizá, una margarita oyendo música de los ochenta con cierto aire nostálgico.

A  fecha de hoy, el local preserva la misma máxima, aunque reclamando cada vez más atención el aspecto gastronómico, que no desmerece, a pesar de su modalidad informal.  Lo consigue gracias al buen trabajo del chef Benjamin Bensoussan, quien trabaja de cara al cliente en la barra de arriba. Este joven cocinero ha pasado por restaurantes como Noma, El Celler de Can Roca y Mugaritz, donde ha aprendido a respetar la naturaleza del producto y las materias primas.

Ahora nos ofrecen una fórmula non-stop de cocina abierta hasta las 2:30 de la mañana, con la que cubrir esa realidad incómoda de Madrid, por la que, “si vas al teatro, no cenas”.  En la nueva temporada, Bensoussan trabaja los platos favoritos de los clientes, como las patatas bravas, las sardinas limadas o los bombones de carne con foie, pero sorprende con otros nuevos, como el taco de vieira con cítricos y emulsión de cebollino o la presa ibérica con mojo y yuca.

Casi cualquier ocasión bien puede valer una visita a Le Cabrera, ese clásico bien ambientado que se mantiene y en el que siempre montan algún ‘sarao’ simpático que marida bien con su excelente cocktelería: 167 referencias de Whisky y Bourbon, 90 marcas de Ginebra, 83 de Vodka y 82 rones diferentes…  Ah, y sus característicos cócteles preparados según las fórmulas clásicas del ‘The Fine Art of Mixing Drinks’ de David Embury. Fotos: Patricia Peyró y FB Le Cabrera.