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Solemos asociar la producción vinícola extremeña más a la cantidad que a la calidad –pitarras, vinos arriojados de tierras pacenses…- y por eso resulta grato descubrir un tinto sorprendentemente fresco, frutal, con nervio y con buen precio. Este tinta amarela se elabora desde 2011; previamente, el equipo de Envínate –que tan buenos trabajos está haciendo, de Albacete a Canarias, en viñedos olvidados- descubrió una buena parcela de esta uva portuguesa. Y quizá fueron proféticos y el futuro del vino extremeño pase por importar las castas que tan buen resultado dan del otro lado de la raya, en el Alentejo. Ciertamente, los organismos reguladores –capaces de permitir la petit verdot, pero no esta variedad- no ayudan: ojalá que éste y otros ejemplos les hagan cambiar de opinión. (Cata de I. Peyró y J. Rocamora) La uva tinta amarela es también conocida como Trincadeira 1. Uva tinta amarela (Trincadeira) La tinta amarela es una uva de piel azul-violeta utilizada en los vinos de Oporto y otros vinos tintos portugueses. Aunque tinta amarela es el nombre oficial de la variedad, es más conocida como trincadeira: el nombre con el que se comercializa en numerosos vinos tintos secos monovarietales. Se cultiva principalmente en el Douro, Dao y regiones vinícolas del Alentejo. La tinta amarela es una variedad difícil de cultivar. Sus bayas son altamente susceptibles a la putrefacción. Esto es de particular importancia en la costa atlántica de Portugal, que es azotada por los vientos fríos y húmedos del océano tan pronto llega el otoño. Es muy sensible a la putrefacción y obliga a vendimiarla rápido Además, el momento de madurez óptimo de esta uva es muy breve, lo que obliga a su vendimia en un plazo muy estrecho. Si se recogen demasiado pronto, la cosecha es escasa y con poco sabor; si se recogen demasiado tarde, las uvas, ya maduras, dan vinos con falta de acidez. Por eso la tinta amarela está en declive en los viñedos de Portugal: los viticultores buscan variedades que requieran menos mano de obra intensiva. Los vinos jóvenes de esta variedad ofrecen aromas herbáceos, a menudo complementados con notas más oscuras de té negro. Con un poco de envejecimiento, dan sabores de mora picante. La variedad tiene poderosos taninos que mejoran después de algunos años en botella. Envínate hace muy buenos trabajos en viñedos olvidados 2. Precata. PVP: 16,95 €, en Reserva y Cata, en enero de 2017. Uvas. 100% Tinta Amarela (Trincadeira). Viñedos. Suelos calcáreos y arcillosos. Cepas de quince años, en una ligera ladera con exposición norte. Vinificación. Las uvas se despalillaron y maceraron posteriormente en frío. El mosto fermentó a temperatura controlada en depósitos abiertos y se crió en barricas de roble francés de 500 L durante 12 meses, con sus lías, sin efectuar ningún trasiego. Alcohol. 13,5º. Tapón. De corcho natural, del que usa Envínate: normalito. Tinta Amarela de Valdemedel 3. Cata. En enero de 2017. Color. Picota. Lágrima fina, densa y ligeramente tintada. Limpio y brillante. Sin posos. Nariz. Fruta roja y negra, madura, muy presente, protagonista evidente (arándanos, frambuesa, cereza, mora, ciruela negra). Incluso atisbos de compota. Y madera todo lo contrario: se nota que aletea sobre el vino, pero no es fácilmente perceptible (barricas de 500 l). Algo alcohólico (kirsch). Algunos verdes y balsámicos que distraen. Otras notas curiosas: regaliz, tapenade. Boca. Buena acidez, que lo hace fresco. Se adecua a lo que anunciaba la nariz: predominio de la fruta. Goloso. Con estructura. Poderoso. Grato. Notas medicamentosas. Retronasal larga. 4. Calificación. 8,5/10

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