No sólo de pan vive el hombre (también de lechazo)

De la importancia que se da al lechazo en la ciudad burgalesa de Aranda de Duero es muestra el grupo renacentista, perteneciente al antiguo retablo de la iglesia de San Juan, que muestra a Jesús y los apóstoles comiéndose un lechazo en la Última Cena.

Y es que cordero y vino siempre han sido dos elementos a tener muy en cuenta en esta antigua villa castellana. Por su situación geográfica, Aranda fue considerado punto de encuentro y paso para mercaderes y viajeros, al estar muy próxima a capitales de provincia como Burgos, Valladolid, Palencia o Madrid. Considerada villa realenga desde el siglo XIII, cuenta con un gran peso histórico y cultural y fue lugar de residencia de reyes como Juana de Castilla o Isabel de Portugal.

El plano de la ciudad es uno de los más antiguos de España ya que fue dibujado en 1503 y sirvió de modelo para ciudades del Nuevo Mundo. Contemplándolo se puede conocer cómo era la Aranda de aquella época, un pueblo formado por tres culturas: cristiana, judía y musulmana. El original está en el museo y una reprodución en piedra adorna su plaza Mayor. Es también ciudad monumental en la que destacan la Iglesia de Santa María la Real (siglos XV y XVI) sobre una iglesia románica y la de San Juan, convertida actualmente en museo de arte sacro.

Pero el principal atractivo de Aranda es sin duda el gastronómico, sobre todo el lechazo (cordero lechal) y el vino. En cuanto al primero existe gran tradición ganadera en la cría de lechazos, con los que se elabora su plato estrella: el lechazo asado en horno de leña. En la ciudad se celebra todos los años durante el mes de Junio las ‘Jornadas del Lechazo Asado’ que este año van por su XV edición.

Respecto al vino, desde hace siglos eran famosos los cientos de carretas que salían de Aranda transportando pellejos de vino. Para almacenarlo se construyeron bodegas y pasadizos subterráneos por toda la localidad que conservaban el vino en perfectas condiciones durante todo el año. Se comunicaban entre sí a lo largo unos 14 kilómetros de bodegas. Todavía se pueden apreciar, en algunas de ellas, las antiguas barricas, que se fabricaban en el interior de las mismas por los toneleros, así como los pellejos, en los que se transportaba el vino o los candiles de aceite para iluminar. Hoy en día se conservan unos siete kilómetros con más de cien bodegas, la mayoría de ellas particulares.

Algunas -como la de Las Ánimas- muestran una rama de laurel, antigua señal de que allí se vendía buen vino.
También cabe destacar la morcilla dulce arandina, que se elabora con especies como comino, pimienta negra y canela, la tradicional torta de aceite (un pan típico de Aranda) y la lechuga de Medina.

Nueve asadores participan este año en las Jornadas: Asador Casa Florencio, Asador El Lagar de Isilla, Mesón El Pastor, Mesón El Roble, Montehermoso, Asador Aitana, Mesón El Cordero, Los Rastrojos y Asador El Ciprés. Toda la información se puede obtener en www.lechazo.es