El pasado sábado asistimos al enlace matrimonial entre el príncipe Harry y la actriz Meghan Markle. Muchos habrán descubierto en ese enlace a personalidades de talla mundial, el fervor con el que los británicos acompañaron la ceremonia y la improvisada alfombra roja, repleta de famosos del mundo cinematográfico que acompañaron a la actriz, sobre todo sus compañeros de la serie Suits, que no quisieron perderse el importante momento.
Otros habrán descubierto la maravillosa Capilla de San Jorge, donde tuvo lugar la alianza matrimonial, un templo construido en el siglo XIII y reconstruido entre 1475 y 1528 aplicando el estilo gótico del que presume hoy. Este magnífico edificio ha sido testigo de numerosas bodas reales, si su bóveda de crucería y sus espectaculares cristaleras hablaran…
La ya Duquesa de Sussex expresó su deseo de finalizar su carrera de actriz al casarse, no obstante, quedará para los anales de la historia como una de las pocas personas que se casó dos veces el mismo año: una en la realidad y otra en la ficción, ya que su alter-ego, Rachel Zone, se casó con Mike Ross (el actor Patrick J. Adams) en el último episodio en el que actuaron juntos. Una despedida de color de rosa para una serie que ha marcado tendencia en cuestión de elegancia.
Para los seguidores de la serie (soy uno) el lugar de trabajo de Rachel es el bufete de abogados Pearson Hardman, ubicado en un indefinido edificio de Nueva York (siempre Nueva York), donde se conocieron Zone y Ross y donde se “perpetró” la boda de ambos (la falsa, para entendernos). Pero ese edificio no está en la ciudad más popular del planeta, sino en la ciudad de Toronto, Canadá.
El rascacielos en el que se rueda la mayor parte de la serie se llama Bay Adelaide West, tiene 52 plantas de altura con una cúspide arquitectónica que alcanza los 214 metros y que lo convierte en el 12º edificio más alto de Toronto y el 17º de Canadá. Alberga 125.000 metros cuadrados de superficie construida, tiene cinco plantas bajo rasante y 32 ascensores dispuestos a levantar a sus usuarios.
Si Suits presume de ser una serie elegante y moderna, no lo es menos el rascacielos en el que se rueda, una estilizada torre cuya construcción comenzó en 2006 y finalizó en 2010. Su equipo de diseño, los arquitectos de WZMH, tuvieron mucho tiempo para mejorar la torre, dado que fue proyectado en 1979, y no, no es que se lo tomaran con calma, es que las turbulencias económicas de la época paralizaron la actuación durante casi treinta años.
Pero bien está lo que bien acaba, la torre está ahora acompañada por una cuasi-gemela, el Bay Adelaide East, cuya construcción finalizó en 2015 con 45 plantas de altura y una estética muy similar a la torre Oeste. Las dos tienen una alta calificación en sostenibilidad, alcanzando la Oeste el certificado LEED Gold, y la Este el certificado LEED Platino, ambas por su exterior y su interior.
Un espectacular lobby de 3 pisos de altura provee abundante luz natural, allí se puede disfrutar de la obra del artista californiano James Turrell, denominada Straight Flush, compuesta por cinco paneles de luces led (siempre led´s) que cambian constantemente. Alrededor del complejo una extensa área verde de más de 2.000 metros cuadrados, donde poder evadirse del trabajo y de la ciudad, ¿Cuántos paseos habrá dado Meghan por allí?
El rascacielos costó unos 320 millones de dólares canadienses, al cambio, unos 210 de euros. Este dinero sirvió para confeccionar una estructura mixta, con un núcleo central de hormigón armado y pilares y forjados de estructura metálica de la empresa ArcelorMittal. Esta empresa ha desarrollado secciones de acero más delgadas que permiten aumentar las prestaciones mientras ahorran hasta el 22 por ciento de peso, reduciendo, de paso, las emisiones de CO2 (¡Bravo!), ojo, las emisiones no sólo se reducen por el uso de menos acero, también porque el transporte conlleva menos gasto de combustible (un tres en uno).
La empresa nos dice que en la torre Este se utilizaron unas 2.600 toneladas de acero, ahorrando un 9 por ciento en el peso de toda la estructura. La empresa constructora, EllisDon Construction Services Inc., presume de la complejidad que supuso construir integrando la fachada de un histórico edificio de 1926, así, la enorme fachada acristalada no lo fulmina bajo su enorme “peso estético”, al contrario, lo realza.
El complejo cuenta con más de 3.000 metros cuadrados destinados a comercios y restauración, así como acceso directo al PATH (redes subterráneas que comunican la ciudad por el subsuelo). Cuenta con aparcamientos para 1.100 vehículos, 30 espacios preferentes para vehículos eléctricos, híbridos o de uso compartido, fomentando así una mentalidad sostenible. Por supuesto, tiene 350 aparcamientos para bicicletas, con sus taquillas y zonas de vestuario.
La fachada de cristal continúa hasta la coronación del edificio, donde se difumina elegantemente, desapareciendo de la vista e integrándose con el cielo de Ontario. Aunque Markle se ha ido de la serie, dicen que ésta continuará, al menos, una temporada más. Así que seguiremos admirando los paisajes de Manhattan colocados como murales en las paredes del majestuoso y sostenible Bay Adelaide West. Que la magia del cine no pare nunca, y la arquitectónica, tampoco.
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