Imagina que el mundo se transforma ante tus ojos, que el ambiente que siempre has conocido se torna distinto, que los materiales que conforman tu realidad se distancian de los que aparecen ante ti en formas, colores, dimensiones y cualidades. No hablamos de un cambio radical, hablamos de modernidad y eficiencia, como la que tiene la torre más ecológica de España.
En Benidorm se han tomado en serio esta premisa y han construido una torre de 98 metros de altura y 23 plantas. Un enorme edifico con una forma muy singular, y que le da nombre: Delfin Tower. A mi juicio, es una atrevida apuesta por la eficiencia energética y la estética urbana de vanguardia, un elemento urbano nuevo que rompe el skyline de la ciudad al mismo tiempo que le da un nuevo valor.
Su ubicación en primera línea de playa garantiza este punto, el de referencia icónica. Su construcción empezó en 2018 y finalizó en 2022, un plazo de construcción bastante normal en este tipo de edificaciones. En su interior encontramos 39 apartamentos de lujo de distinta morfología, con acceso a gimnasio de última generación, club social, piscina infinita, 71 plazas de garaje con sistema de carga para vehículos eléctricos y, lo mejor, unas vistas de aúpa.
La silueta del edificio simula una doble curvatura en fachada, que marca la dinámica exterior de forma patente, pero también la interior de forma contundente. Y es que permite que cada planta tenga unas dimensiones y espacios distintos, obligando al diseñador a crear espacios únicos para las viviendas del interior. En otras palabras, nada de repetir apartamentos, cada uno es será único.
El edificio se encuentra sobreelevado con respecto a la playa, dejando el jardín y la piscina exterior con vistas de la misma y, más importante incluso, con cierta protección respecto a las curiosas vistas de los viandantes y usuarios de la zona. Esto y la gran altura entre plantas hace que las primeras residencias se ubiquen a una cuarta planta, permitiendo que las vistas más desfavorables sean también memorables.
El arquitecto del proyecto, Jesús Pastor Muñoz, implementó en la edificación un muro cortina de 190 metros cuadrados para evitar la pérdida de calor del edificio, o la entrada de éste en exceso. De hecho, Delfin Tower presume de ser el primer edificio residencial con certificación Leed Gold del país. Este título garantiza que se han seguido las mejores directrices en cuanto a eficiencia y buenos hábitos medioambientales.
Por ejemplo, el diseño de fachada permite una reducción entre el 33% y el 39% de emisiones de CO2 durante todo el año, gracias a optimizar la ventilación y graduar la entrada de calor. También, los electrodomésticos, griferías y sanitarios de las viviendas proveen de un descenso del 40% de consumo de agua por apartamento. Y, además, el jardín se provee de especies autóctonas y se reutiliza el agua, llevando a una eficacia del 50% de agua reutilizada.
Pero hay más, según la promotora, en planta existe un sistema de clasificación de residuos y basuras que supone el 70% de costes en gestión de residuos. Además, se usa el 100% de energía renovables, dado que se obliga a las compañías suministradoras a que la energía aportada venga de renovables. Todo esto contribuye a que la torre pueda presumir de su certificación Leed Gold.
Por supuesto, la implementación de domótica es obligatoria en los edificios de lujo, y la torre con forma de delfín no puede ser menos. Gracias a estos dispositivos se regulan automáticamente humedad, ventilación y temperatura.
Otra evidencia de preocupación por la salud del planeta y sus usuarios es la incorporación de espacios para ciclistas, desde carriles de entrada al edificio, hasta aparcamientos para las bicicletas.
Pero… ¿Cómo es vivir dentro de la torre? Cada apartamento tiene generosas terrazas que permiten disfrutar del buen tiempo, o del mal tiempo abrigados, que diría Groucho Marx. Por supuesto, cocinas equipadas al completo, encimeras y baños de material porcelánico, y el diseño de Alejandra Pombo, para los pisos piloto y el vestíbulo de la torre.
Y es que la propuesta de Alejandra es un punto y aparte, según ella misma nos cuenta en la web de Delfin Tower. Se trata de relacionar el edificio con el mar, así, el vestíbulo cuenta con gaviotas volando frente al ventanal, bancos de peces en las paredes, pavimento de mármol con incrustaciones coralinas y, lo más increíble, una barca encontrada en las profundidades, toda una adaptación que nos hace formar parte del ambiente marino.
Para terminar, la envidia nos corroe al imaginar a los residentes en el club social de la planta 20, disfrutando de la vida social con semejantes vistas o, mejor aún, de la piscina climatizada de la planta 19. En fin, más Benidorm en nuestras vidas y más vida en nuestros edificios.
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