Como todas las navidades, esta no va a ser diferente, y serán muchos los niños que pidan un móvil de regalo. Podría ser el primero si son menores de 15 años, porque a partir de esta edad, el 95% de los niños ya cuentan con teléfono propio. La penetración de Internet y los smartphones en las vidas de los españoles es tal, que existen muchos más móviles que personas. Si a esto le añadimos una tendencia al uso compulsivo, no queda más remedio que saber cuáles son los efectos de la sobreexposición, para ponerle remedio. Sobre todo en el caso de los niños, por ser los más vulnerables al encontrarse en plena etapa de desarrollo físico y cognitivo.
Esa España vacía y aquejada por la despoblación de la que tanto hablan los políticos no tiene lugar en lo que a móviles se refiere. De acuerdo a las conclusiones de un análisis realizado por la empresa de electrodomésticos Puntronic, más bien hablaríamos de una «superpoblación». Sus cifras refieren más de 54 millones de líneas móviles, lo que vendría a ser una penetración de más del 113%.
La realidad es que, según los estudios realizados sobre la evolución de Internet por la ONTSI de Red.es (el observatorio español de la economía y sociedad digital), la evolución de Internet a lo largo de sus 50 años de vida ha sido vertiginosa. En nuestro país el acceso se aceleró y convirtió en algo de uso habitual en casi todas las familias a partir del año 2012, disparándose en el 2015, en términos de equipamiento en ordenadores, a los que se iban añadiendo tímidamente las tablets.
Respecto a cuál es la edad conveniente para iniciarse en las nuevas tecnologías, el debate está servido. Independientemente de los consejos facultativos que recomiendan el uso de smartphones a partir de los 11 años, como pronto, nuestros pequeños comienzan a tener móvil a partir de los ocho. Lo importante es saber a lo que nos enfrentamos cuando dejamos utilizar el móvil a nuestros hijos, sobre todo, con acceso a datos.
Mientras que en general se sostiene la idea de que el uso del móvil por niños, cuando es supervisado, favorece el desarrollo de unas habilidades que les ayudarán en el futuro, y que se presumen necesarias en la competencia académica y en el trabajo, otros relacionan el abuso de la tecnología en menores con un daño en la retina y en la visión.
Las últimas investigaciones acerca del abuso de Internet por niños va un paso más allá de estos datos y descubre una relación que la vincula con la obesidad infantil. Un estudio realizado por la Kaiser Family Foundation llegó a la conclusión de que las nuevas tecnologías participan en la etiología de la obesidad infantil, tras hacer una revisión sistemática de distintos documentos e investigaciones de la OMS y otras entidades. El modo en que las TIC favorecen la aparición de sobrepeso y obesidad en niños está relacionado con el excesivo tiempo que estos dedican a los dispositivos, favoreciendo hábitos poco saludables como el sedentarismo y la ingesta de alimentos hipercalóricos y poco saludables.
El uso abusivo de tecnologías en menores puede producirles daños en la retina y la visión
Otro de los problemas asociados al uso de los dispositivos es que interfieren con el descanso y el sueño reparador. El visionado de las pantallas produce lo que se conoce como insomnio tecnológico, consecuencia de la exposición a la luz azul de los dispositivos. Además, son muchos los niños y adolescentes que roban horas al sueño para dedicarse al “vamping”, por el que permanecen enganchados en lugar de dormir.
Y si bien los dispositivos y el uso de Internet componen riesgos y amenazas, tampoco podemos decir que son “el demonio”. Ni mucho menos nadar contra corriente tratando de impedirles el uso. Por el contrario, un uso controlado de las nuevas tecnologías beneficia al desarrollo del niño. Su empleo supervisado les ayuda a desarrollar su capacidad analítica y de observación, además de aprender a tomar decisiones y resolver problemas.
Desde el lado partidario del uso controlado, la precocidad en el acceso no ha de verse como una amenaza, sino como una oportunidad en la educación infantil temprana entorno al manejo y a los buenos hábitos de consumo en dispositivos y contenidos digitales. En este sentido, los expertos apuntan que cuanto antes mejor, ya que «durante la etapa infantil los niños buscan la complicidad y consejo de los padres mientras que en la adolescencia se cierran y la familia ya tiene muy pocas posibilidades de intervención».
En suma: no lo podemos prohibir, pero lo que sí debemos hacer es regularlo. Desde Puntronic nos aconsejan retrasar todo lo posible la adquisición de su primer móvil, y cuando lo tengan, que el uso que hagan sea controlado. De este modo, evitaremos el acceso a contenidos inapropiados, las descargas o las compras indebidas, así como los principales problemas del móvil ya mencionados en relación a la salud.
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