Los padres nos lo pensamos mucho antes de decidirnos por el colegio y el sistema educativo más adecuado. Por ello estamos siempre informándonos y buscando fórmulas nuevas o diferentes con las que los niños consigan, a largo plazo, ir un paso por delante de nosotros. La innovación educativa pretende complacer a todos estos padres que buscan opciones y quieren ir más allá del método tradicional. Aunque son costosos de implementar y requieren formación específica del profesorado, muchas de sus propuestas poco a poco se van dejando ver en algunos colegios.
En la actualidad los investigadores y estudiosos en materia de educación buscan métodos alternativos a la formación clásica, bien sea para avanzar o, como mínimo, para no dejar en el tintero temas educativos que antes no se aprendían y que hoy en día se consideran fundamentales. Un ejemplo es la educación emocional o la empatía. Otro, la existencia de inteligencias múltiples. Con la innovación educativa se trata, en suma, de adquirir prácticas transformadoras, orientadas a mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje. Su aplicación estará centrada tanto en el proceso docente como pensada para el momento evolutivo del niño, contemplándose así las variables pedagógicas y psicológicas.
En el camino a la innovación educativa están surgiendo cada día más propuestas con nombres importantes y que resultan, de por sí, atractivos, seguramente por una cuestión de marketing, entre las que destacan las nomenclaturas en inglés. Muchas veces son conceptos ya inventados a los que se da un nombre y definición diferentes para hacerlos irresistibles a unos padres constantemente preocupados por darles lo mejor. Otras veces incluyen principios que ya aplicaban algunos colegios sin saberlo. En general, son metodologías buenas, muy fundamentadas y muchas veces no excluyentes una de otra. Eso sí, implican la formación específica del docente. Lo importante será quedarse con lo mejor de cada una de ellas. Estos son algunos de los métodos actualmente incorporados en el concepto de la Innovación Educativa.
Posiblemente es el concepto más escuchado. También se conoce como ‘ludificación’, ya que su principio fundamental es incorporar la estructura del juego como medio de aprendizaje. La gamificación utiliza, concretamente, la mecánica de los juegos, y la extrapola al entorno de la educación, generando algunas ventajas significativas, como el compromiso y el deseo de superación. Esto se consigue en parte por vincular el aprendizaje a una experiencia positiva al igual que ocurre jugando.
Así, como sucede en un espacio lúdico, el estudio se convierte en una sucesión de desafíos, insignias, retos, escaladas o metas en lo que se conoce como las ‘técnicas mecánicas’. Además, se usan las ‘técnicas dinámicas’ referidas a la motivación del alumno, incorporando conceptos como el estatus, la insignia, el logro o la competición. Como explica el profesor de educación especial Celestino Arteta, autor de Educación Tecnológica, “se trata de una nueva y poderosa estrategia para influir y motivar a grupos de personas a través de técnicas para animar a las personas a realizar tareas que normalmente se consideran aburridas”.
También llamada ‘clase invertida’, es una propuesta muy influida por el crecimiento de las TIC y por la cantidad de recursos que estas nos aportan. La idea es hacer uso de sus ventajas para estudiar fuera de clase y venir al aula con los conceptos medio aprendidos para absorberlos mediante ejercicios prácticos y dentro de dinámicas más grupales. Sería una secuencia en tres pasos:
En la Flipped Classroom sucede todo al revés que en el método tradicional. El profesor deja de ser un mero transmisor de contenidos didácticos y se convierte en un facilitador del aprendizaje de sus alumnos, en una solución mucho más dinámica y haciéndose uso de una base tecnológica. Así lo explica Fernando Posada Prieto, Asesor en Tecnologías Educativas del Centro del Profesorado de Lanzarote y autor en CanalTic.
Esta metodología de innovación educativa proviene del inglés Project Based Learning (PBL) y con ella podemos ahorrarnos los libros de texto, ya que los contenidos del aprendizaje serán múltiples y a medida de las necesidades del alumno.
Se trata, en líneas generales, de aprender a partir de la ejecución de un proyecto y de las necesidades que éste vaya albergando para su consecución. Es una forma de trabajo muy práctica y que se lleva a cabo tanto en el aula como fuera de ésta. Tiene la ventaja de fomentar el trabajo en equipo y de enseñar a los niños a investigar, responsabilizándose de su propio aprendizaje. A pesar de la autonomía que tienen los niños, su experiencia está guiada en todo momento por los profesores.
Conocido también como ‘aprendizaje entre iguales’, parte de la siguiente premisa elaborada por Slavin y Calderón en el año 2000: “El mejor maestro de un niño, es otro niño”. Por esta razón, en el aprendizaje cooperativo se facilita la capacitación en equipo. Podría decirse, pues, que es contrario a lo que sucede en el aprendizaje individual, en el que uno es responsable de lo que estudia y hace, y opuesto al aprendizaje competitivo, en el que cada niño procura ir por delante de los demás. En el aprendizaje cooperativo, por decirlo de alguna manera, «mi avance depende del avance de los demás». Esta manera de aprender tiene una serie de ventajas para el niño. Por sólo citar unas pocas:
El coaching educativo alude al concepto de ‘acompañar en el aprendizaje’ y de facilitarlo. Para conseguirlo, nos alejaremos de la clase magistral por la que se transmite información. Muy al contrario, el coach potenciará las fortalezas de las personas y les guiará para que mejoren el rendimiento al máximo a través de sus propios esfuerzos.
Gran parte del éxito estará en sustituir el concepto de ‘obligación’ por el de ‘compromiso’ o ‘implicación’. Lo que es lo mismo: se activará la motivación reorientando a la persona, en este caso al niño, hacia la consecución de los objetivos de aprendizaje. Además, incorpora conceptos psicológicos como la gestión emocional.
Hoy en día nadie duda de la importancia de las emociones a la hora de aprender. Es así hasta el punto de considerarse tan importantes como los aspectos cognitivos. Las emociones influyen de la siguiente manera: pueden interferir en el aprendizaje cuando son negativas, y por ello hay que aprender a gestionarlas a través de técnicas como el mindfulness, cada vez más utilizado. En cambio, cuando son positivas, favorecen la retención de conocimientos y las relaciones personales de cooperación y ayuda.
La inteligencia emocional nos ayuda también a desarrollar la empatía o capacidad de ponernos en el lugar del otro. Algo esencial para desenvolverse bien en la vida adulta y profesional. “El desarrollo completo de la empatía implicará el comprender al otro, sentir y actuar”, explica la experta Anna Carpena.
El Aprendizaje Ubícuo es el que se produce en todo momento y a partir del entorno, aunque generalmente se refiere a la integración del aprendizaje y la tecnología, como explica el profesor e investigador de la Universidad Politécnica Ángel Fidalgo.
Fidalgo también explica el modo en que se puede aplicar la Inteligencia colectiva en el aula partiendo de que el grupo tiene la capacidad de generar una inteligencia potencial muy superior a la que desarrolle cualquiera de sus componentes de forma individual. Este precepto puede aplicarse al aula, “por ser un grupo y compartir un objetivo común”.
Mucho antes de que se convirtiera en presidente de Estados Unidos, Donald Trump era un… Leer más
Hoy ha tenido lugar el último compromiso oficial de la reina Letizia en una semana… Leer más
Las ventas de productos de perfumería y cosmética siguen al alza. El año 2023 cerró… Leer más
El ahora duque de Sussex fue un adolescente muy rebelde. De sobra son conocidas sus… Leer más
La relación calidad-precio, la disponibilidad y, lo que la revista Wine Spectator denomina el 'factor X',… Leer más
El Banco de España ha confirmado finalmente la fecha en la que se harán públicos… Leer más