Que nos perdonen los puristas. Pero a grandes males, grandes remedios. En verano, en ciudades de la Costa Este como Nueva York o Washington hace un calor monumental, una mezcla de humedad sofocante, sol abrasador y altas temperaturas que provocan que todos sopesemos seriamente el encierro indefinido antes que poner un pie sobre el humeante asfalto.
Una tentadora y creciente excusa para animarse a asomar la nariz al exterior son los cócteles helados, que han ido ganando terreno en bares y restaurantes en los últimos años. Los frozen drinks están de moda. Y, entre ellos, este verano hay una bebida que literalmente ha enloquecido a propios y ajenos: el frosé. Lo curioso es que el fenómeno ha explotado en diferentes ciudades al mismo tiempo, gracias al potencial de la fotogénica copa en las redes sociales. Se trata de vino rosado granizado y, a partir de aquí, la receta varía dependiendo del local. Todos quieren sumarse a la tendencia, añadiendo el sello propio.
En Nueva York, los gerentes del Bar Primi decidieron una calurosa tarde estival volcar el rosado en la máquina de granizados a ver qué pasaba. Le añadieron vermut y puré de fresas y la mezcla resultó en una refrescante novedad del menú que causó sensación en horas.
En Washington, el local 2 Birds 1 Stone lleva todo el verano celebrando la hora frappé, con cócteles granizados servidos en la terraza para aliviar los calores al caer la tarde. Los martes comenzaron siendo el único día del frosé, pero la demanda aumentó tanto que finalmente decidieron organizar toda una semana dedicada a esta bebida. El director de bar, Adam Bernbach, perfeccionó su versión al añadirle al vino rosado, sirope de frambuesa, zumo de limón y licor italiano de hierbas y aceite de menta, Branca Menta.
Ahora hay frosés en todas partes. Algunos añaden cava, Aperol o zumos endulzantes y otros intentan mantener la receta lo más orgánica posible para no defraudar a los más saludables. Otros locales han apostado por ideas igualmente congeladas y/o congelantes en busca de un éxito similar. Está la popsicle mimosa del restaurante Ris DC, el cava con zumo de naranja de toda la vida al que se añade un polo de fresa o naranja para mantener el frío y que se sirve durante el brunch del fin de semana. O los boozy popsicles del DNV Rooftop, helados flash con alto contenido alcohólico servidos en la terraza del Hotel Donovan en Washington.
La guinda la puso la popular guía Zagat al incluir el frosé en su lista de bebidas imprescindibles de este verano. Y desde entonces es imposible encontrar una barra que no haya escuchado aquello de: “¿Tienen frosé por aquí?”.
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