Rusticae, la excelencia de los hoteles con encanto
Isabel Llorens y Carlota Mateos decidieron aglutinar a los alojamientos rurales de España y Portugal bajo un paraguas de excelencia y calidad que hoy integran más de 300 establecimientos.
Corría el año 1996 cuando dos amigas estaban al frente de un pequeño hotel rural en Asturias. Allí se percataron de que había mucho camino por recorrer en el ámbito de los denominados hoteles con encanto. Aprendieron que los pequeños detalles y el cuidado por el entorno, así como la experiencia única y personal de cada uno de los huéspedes era algo prioritario.
Y así empezó todo. Isabel Llorens y Carlota Mateos decidieron emprender una ruta por los mejores alojamientos rurales en España y Portugal. Lo hicieron en una época en la que el sector estaba tremendamente atomizado y no había ninguna coordinación dentro de él. Así, pensaron en la necesidad de crear una marca que aglutinara a pequeños hoteles siguiendo unos estándares de calidad y una serie de criterios que los identificara.
Todo con una propuesta muy cuidada, muy mimada y que facilitara al cliente la búsqueda del alojamiento que se ajustara a sus intereses y gustos. Y por supuesto, siempre con un sello de calidad detrás que garantizara la experiencia completa.
Una buena idea en la que confiar a ciegas
Los inicios no fueron fáciles. Ambas recorrieron uno a uno los establecimientos explicando y convenciendo a los propietarios de la viabilidad de un proyecto que estaba naciendo y en el que tenían que confiar a ciegas.
Lo que pretendían era que cada hotel mantuviera su idiosincrasia y sus particularidades, pero que compartiera con otros un propósito y un eje vertebrador: la calidad.
La calidad en el servicio, en las habitaciones, en el entorno y en los pequeños detalles en cada rincón. Como las amenities, los desayunos artesanos con el aroma del pan recién horneado o el olor a tierra mojada al amanecer.
Rusticae se hace realidad
Nació así Rusticae. Con esfuerzo y dedicación; y de la mano de las personas que regentaban los pequeños hoteles. Esas que creyeron firmemente en la iniciativa y confiaron en la idea de facilitar a los clientes la búsqueda de su destino vacacional o de fin de semana bajo un sello común que los aglutinara.
La historia de éxito es evidente. Actualmente Rusticae cuentan con más de 300 hoteles en distintos países, siendo España el que tiene más volumen y más oferta, cada vez más diversificada. Esta va desde casas rurales completas a pequeños apartamentos especiales.
Pero disponen de 19 hoteles en Reino Unido, Francia e Italia y 82 establecimientos en Latinoamérica, siendo Chile el país principal.
El lujo silencioso de Rusticae, descanso y deleite
Lo que ahora se denomina como «lujo silencioso» ya estaba presente en el proyecto inicial. Porque el lujo es poder disfrutar de un paisaje apabullante con el sonido de fondo de las hojas de los árboles, de unas puestas de sol únicas en lugares apartados y cuidadosamente seleccionados, donde el objetivo del propietario del alojamiento no es otro que el de conseguir que el huésped se sienta cómodo y arropado, con una atención personalizada al máximo.
La internacionalización ha sido otro de los pilares en los que Rusticae ha basado su estrategia de los últimos años. Del mismo modo que hay clientes fieles de todo el mundo a los hoteles Relais&Chateaux, o clientes que buscan destinos en función de sus marcas hoteleras predilectas, la firma ha conseguido construir una comunidad donde el huésped busca un lugar donde escaparse allí donde encuentra propuestas que la marca ofrece.
Un palacete con encanto
Una de mis últimas experiencias más memorables fue en el Paço de Vitorino, hogar de varias generaciones de la familia Pereira Coutinho. A tan solo 10 minutos en vehículo de la ciudad portuguesa de Ponte de Lima, este palacete del siglo XVI fue remodelado en el siglo XVIII y conservado según sus líneas barrocas.
Sus 15 habitaciones distribuidas en las 3 principales alas del edificio conservan toda la esencia de las generaciones que allí vivieron. Lo hacen con un mobiliario maravilloso y una personalidad en cada uno de sus rincones que hacen que te cueste salir del alojamiento para disfrutar de un entorno donde la vida portuguesa transcurre con calma, ajena a las modas, a las tendencias y a los grupos de turistas que abarrotan determinadas áreas de nuestro país vecino, donde por suerte, la calidad de sus servicios se han mantenido en el tiempo. E Isabel y Carlota lo supieron ver hace muchos años.