Eleanor Roosevelt sólo tenía veinte años cuando se casó el 17 de marzo de 1905 (día de San Patricio) con su primo lejano, Franklin Delano Roosevelt. Ninguno de ellos por aquel entonces presuponía que sus vidas iban a estar muy ligadas a la historia de Estados Unidos. Tampoco los invitados y curiosos que acudieron al enlace, porque el que ejercía de padrino era Theodore Roosevelt, tío de la novia y que acababa de estrenarse como vigésimo sexto presidente de Estados Unidos.
Fiel a la tradición, la novia regaló a su marido un reloj de mano que se convertiría en el compañero más fiel que tuvo el presidente de mayor antigüedad del país, porque Franklin Delano Roosevelt ocuparía el cargo en cuatro períodos entre 1933 y 1945. Los historiadores definen al matrimonio como «muy privado, pero muy sólido».
Juntos se enfrentaron a la Gran Depresión, a 12 años en la Casa Blanca y la carga de liderar el país durante la Segunda Guerra Mundial con una solidez sorprendente. Se cree que Roosevelt siempre tenía un recuerdo para su esposa en los convulsos momentos históricos que le tocó vivir rodeado de analistas y asesores y que ese reloj, que usaba a diario, ocupaba un lugar especial en su vida.