Cómo no debes ir jamás vestido a una comunión
En plena época de comuniones, darse una vuelta por las iglesias pone de manifiesto que algunos hombres acuden a esta ceremonia disfrazados de cualquier cosa.
Estamos en plena época de comuniones y he acudido a la iglesia para asistir a la primera comunión de un grupo de niños que, ilusionados y emocionados, tomaban el cuerpo de Dios por primera vez. Las iglesias, al igual que otros sitios de afluencia masiva como restaurantes o campos de fútbol son un termómetro perfecto para evaluar cómo viste el hombre. En general, la nota es suspenso. Pero además, insuficiente con obligatoriedad de recuperación en junio y septiembre, utilizando el símil de la época escolar en la que nos encontramos.
Quiero hacer en este punto una aclaración entre la diferencia clara que existe entre hombres y mujeres a la hora de acudir a este tipo de actos. Ella siempre va bien peinada (tras acudir esa misma mañana a la peluquería), bien maquillada, bien vestida y calzada, a tono con su clase y estilo. Déjenme decirles que es como debe ser por tres motivos: El primero, por la imagen de uno mismo (misma en este caso); el segundo, por respeto al lugar santo que visitas; y el tercero y más importante, por respeto a esos niños que toman su primera comunión.
El caso de ellos merece sin duda una mención especial. Sentí vergüenza ajena al ver cómo acudieron la mayoría de los hombres a la iglesia. Por respeto a la ceremonia y sobre todo a esos niños, es recriminable la presencia de muchos hombres en un evento tan importante sin el mínimo decoro que requiere la ocasión. Sin cuidar el cabello, con camisas de sport de manga corta, pantalones de sport de cinco bolsillos, mocasines… looks más propios de una fiesta de verano en un bonito jardín para dar la bienvenida a la nueva estación que para acudir a una comunión. He de decir en defensa del hombre, que afortunadamente en ciertos ambientes, esto está cambiando. Cada vez es más común ver a un hombre joven, actual y moderno que se cuida muchísimo por dentro y por fuera.
En una celebración tan importante eran muy pocos los hombres que aprobarían un hipotético examen de protocolo y vestimenta. Es cierto que cuando envías invitaciones para la Primera Comunión de tu hij@ no incluyes dress-code, pero debe estar en cada uno ir adecuadamente vestido a una celebración de este estilo. Se podían contar con los dedos de una mano, y quizás me sobrara alguno, los que iban acorde a la situación.
He podido comprobar que existe una gran diferencia en el vestir de los millennials y de los hombres de cierta edad. Por no hablar de la moda (que particularmente rechazo de plano) de vestir traje sin corbata. El traje es la pieza más elegante que tiene un hombre en su armario y desde aquí reivindico su correcto uso. Haré también una mención especial al uso de los colores que en esta publicación hemos tocado en más de una ocasión.
Así, a partir de las seis de la tarde no se deben usar colores claros como el beige en un traje, el celeste en una americana o el blanco en un pantalón para acudir a un acto religioso. Al caer el sol se debe usar el azul marino o gris marengo, principalmente con zapato negro o marrón oscuro. También es importante resaltar que tanto el hombre como la mujer que conforma una pareja deben ir compartiendo estilos, que no colores. No es necesario que la corbata del hombre combine con el vestido de ella o el bolso de ella con la camisa de él. Ésta es una tradición más propia de nuestros padres que de los tiempos modernos. No obstante, sí es aconsejable que sus estilos sean complementarios, es decir, que uno no acuda demasiado bien vestido y la pareja demasiado sport.
Y por último, me referiré a las mangas y los bajos de los pantalones ya que las composturas de sastrería me llaman especialmente la atención. Y me explico. Paso muchas horas en mis tiendas, incluso tengo el placer de atender personalmente a muchos de mis clientes, que hacen mucho hincapié a la hora de hacer arreglos, de que el bajo del pantalón quede a la altura correcta del zapato. Bueno, pues en el asunto que nos ocupa (las comuniones a las que asistí recientemente) ¡tranquilo quedó el párroco tras el oficio! porque la iglesia quedó perfectamente barrida al salir los invitados. No vi un solo bajo de pantalón en su sitio correcto, por no hablar de la largura de las mangas.
He repetido hasta la saciedad que la elegancia dicta la camisa siempre descansando, al menos, dos centímetros por debajo de la manga de la americana. Desde este digital no desfallecemos -de hecho es nuestro principal objetivo- para lograr crear un escuela del buen vestir. Seguiremos reivindicando las buenas maneras y formas en el hombre. Ser una ayuda y referente.