Ayúdales con sus primeros emails

Al margen del manejos de los datos, el intercambio de textos y la privacidad, el email necesita de un cierto sentido común que debemos transmitir a los niños. 

Patricia Peyró. 26/06/2018

Ni sabemos ni podemos vivir sin él, aunque irrumpió en nuestras vidas en los años 90.  Antes, el uso del correo electrónico estaba reservado sólo a unos pocos privilegiados que trabajaban en empresas como IBM o a los investigadores universitarios. Los niños de la generación Z o nativos de Internet  ya han nacido con esta herramienta de comunicación que utilizarán a lo largo de toda su vida. ¡Enseñémosles a utilizarla bien desde el principio!

Es un instrumento fundamental de trabajo, pero ya utilizamos el email para todo: desde para hacer una compra, hasta para solicitar información o inscribirnos en cualquier cosa, además de para descargar sus videojuegos o aplicaciones de interés. Revisar el correo electrónico es una de nuestras rutinas más cotidianas y también lo será para nuestros hijos.  Por eso es importante enseñarles cuáles son las reglas del juego a la hora de manejarse con los mails, teniendo en cuenta lo que ellos piensan de Internet.

El email no es de las herramientas favoritas de los niños pero deben aprender a manejarlo

Además de las instrucciones de envío y de las precauciones sobre el intercambio de información para evitar las amenazas de Internet como el phising o la captación de imágenes o información comprometida, los padres debemos tener en cuenta otras cosas a la hora de configurar sus primeras cuentas de email. Igual que existe un protocolo para para abrir la puerta de la calle o para contestar el teléfono de casa (el que aún lo tenga), los mails tienen algunos componentes de educación básica y sentido común, muchas veces relacionados con la seguridad, pero no siempre.  A veces son cosas que, simplemente, hay que aprender.

Precauciones de seguridad que deben tomar los padres

  • Para sus primeros contactos por mail conviene abrir dos cuentas de correo electrónico:  una para su empleo con amigos y familiares, y otra para usarla en registro de juegos, foros, etc.
  • Es positivo darles una pequeña formación sobre el spam, explicándoles que deben eliminarlos, porque son correos no deseados, contienen publicidad engañosa e incluso pueden ser potencialmente peligrosos albergando virus.
  • Advertirles de los “bulos” de Internet, esas leyendas urbanas que tratan de generar alarma social y que son falsas, o que pretenden injuriar a terceras personas, y a los que no hay que responder ni difundir bajo ningún concepto.
  • Se ha de configurar el programa de correo con un nivel alto de seguridad, con un buen antivirus y el el firewall. Además hay que activar los filtros de correos spam.
  • Prevenirles de los ransomware y malware que pueden recibir con mensajes alarmistas, con el fin de que no se asusten y evitar tragedias como la sucedida hace unos años a un joven autista, que se quitó la vida asustado por un correo electrónico que no supo interpretar.
  • Si se abren documentos adjuntos será necesario pasarlos previamente por el antivirus.
  • Advertirles sobre la protección de datos y explicarles cómo funciona el envío masivo de mensajes y la forma en que han de hacerlo empleando la “copia oculta” con el fin de que las direcciones de correo no sean visibles para los demás destinatarios.
Cuando son pequeños habrá que supervisar siempre su correo, al igual que el móvil

Los “noes” del mail
Lamentablemente, también a la hora de instruirles en el manejo del correo tendremos que lidiar con algunas restricciones. Para que las entiendan como normas rutinarias y no tanto como prohibiciones, convendrá razonar con ellos acerca de los porqués. También hay que pensar en que no nos va a llevar una sola tarde, sino que empezaremos e iremos poco a poco a medida de su comprensión.

  • No abrir mensajes de origen desconocido:  lo mejor es eliminarlos directamente, y jamás seguir los enlaces que contengan.
  • No ejecutar los adjuntos procedentes de correos extraños ni aquellos que resulten particularmente sugerentes.
  • No participar en cadenas de mensajes, puesto que tratan de captar direcciones de email y se puede incurrir en delito contra la ley de protección de datos.  Las direcciones de los destinatarios se deben eliminar en los sucesivos envíos.
  • Jamás darle los datos de usuario ni las contraseñas a nadie, a parte de a los padres,  procurando evitar la opción de “guardar contraseña”, a pesar de que resulte muy cómoda.
Al principio pueden creer que el mail es como si estuvieran enviado mensajería instantánea

Consejos “de padre a padre”
Una vez el niños comienza a manejar el correo electrónico, con la experiencia uno mismo irá improvisando soluciones a medida, aunque algunos expertos recomiendan explicarles más pronto que tarde ciertas cosas que ellos, simplemente, no saben.  Por ejemplo:

  • La comunicación por mail es distinta a la comunicación por texting usando el móvil:  es decir, no son mensajes automáticos y por tanto no deben esperar respuesta inmediata.
  • Que no den su dirección de email a desconocidos. ¡Ni tampoco la de sus amigos!  Como sabemos, muchas empresas andan a la caza y captura de datos, y regalan cosas a cambio de que faciliten direcciones de correo.  Esto ocurre mucho en el mundo de los videojuegos.
  • Cuando son pequeños y antes de llegar a la adolescencia, lo mejor es configurar el correo para que estemos siempre en copia nosotros. Eso sí:  hay que decírselo, y el niño debe decírselo también a sus amigos.  No es tanto por cotillear, sino por seguridad.
  • Explicarles la posibilidad de recibir mails con respuestas automáticas y que no necesitan respuesta.  Si no, contestarán con toda seguridad.
  • Los mails habrá que irlos dando salida de alguna manera: ya sea borrándolos o clasificándolos en carpetas.  Si no se lo decimos, se quedarán allí de por vida.
  • Nada de usar el correo con propósitos de ciberbullying o acoso a otros niños y aprovechando las funciones de CC o CO.  Estas tienen un uso funcional para el trabajo. Además es un delito.
  • No deben contar nada de ellos mismos que no quieran que se sepa, ni enviar imágenes que no pudieran ver sus padres o de las que pudieran avergonzarse si se hicieran públicas.

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