Aunque últimamente se hable casi más de las nuevas amenazas surgidas en Internet, son tiempos convulsos para la seguridad infantil en todos los sentidos. Casos como el del pequeño Gabriel se suman a otros como los de Diana Quer o Marta del Castillo, dejándonos en un estado de shock del que no nos vamos a recuperar con facilidad. La enorme respuesta social buscando al niño, primero, y las manifestaciones posteriores a raíz de la posible derogación de la prisión permanente revisable prueban que una gran parte de la sociedad quiere cambiar las cosas y no consiente la indefensión ante el abuso y el maltrato infantil.
Así y todo, la realidad asusta aún más de lo que podamos pensar. Según los datos recogidos por el Teléfono de Ayuda a Niños y Adolescentes de ANAR, los principales agentes de la violencia hacia los menores de edad son los padres, ya que cerca del 60 por ciento de las agresiones a niños provienen de su entorno familiar.
Evolución de la violencia en la infancia en nuestro país
El pasado 15 de marzo, ANAR presentaba en el Congresos de los Diputados de Madrid su último informe, recogido en el Estudio sobre la Evolución de la Violencia a la Infancia en España según las Victimas. Se trata de un documento único, al constituir el primer estudio longitudinal elaborado en nuestro país relativo a la violencia cometida contra la infancia y la adolescencia. La fuente de información son las propias víctimas: niños y adolescentes que han estado llamándoles por teléfono para pedir ayuda entre los años 2009 y 2016.
El resultado del estudio habla de un escalofriante aumento de la violencia ejercida contra ellos. Según reportan desde esta fundación, “desde el año 2009 hasta 2016 el total de llamadas sobre violencia hacia la infancia ha aumentado en un 298,8%. Asimismo, la edad de las víctimas ha descendido y ha aumentado la frecuencia, duración y la gravedad de los casos”.
Éstas son la cifras del maltrato
Desde la Fundación ANAR explican que los casos de violencia a la infancia-adolescencia en España se han multiplicado por cuatro como media de todas las violencias analizadas. De los casi dos millones y medio (2.405.524) de llamadas, hubo un total de 25.312 casos de violencia ejercida hacia un menor de edad. Y dentro de estos, 3.605 casos representaban una situación de riesgo o desamparo que, por su gravedad, requirieron de una intervención de urgencia por parte del Teléfono ANAR con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado o servicios sanitarios de emergencias.
Respecto a la edad de las víctimas, se observa que tanto niños como niñas son cada vez más pequeños, situándose la edad media actual en los 11,5 años frente a los 12,3 de antes. Asimismo ha descendido la edad de comienzo a los 9,6 años frente a los 10,4 años que se observaban en el año 2009.
Niños que piden ayuda a otros niños
A pesar de los casos de violencia de género entre menores y de los casos de acoso escolar que se comenten entre niños de la misma edad, los padres, y las parejas de éstos, son los principales verdugos y los que conforman el perfil más habitual de agresor. «El que los padres y principales referencias emocionales de los niños sean precisamente los principales agresores agrava su situación de indefensión», según explicaba Diana Díaz, psicóloga y directora del Teléfono ANAR, en su ponencia el pasado 15 de marzo en el congreso. “El primer agresor identificado en las llamadas es el padre en el 34,4%, seguido de la madre en un 24,2%” a los que habrá que sumar las nuevas parejas de los progenitores, también agresores frecuentes.
En total, y como resultado, casi el 60 por ciento de las agresiones a niños provienen de su entorno familiar. Las consecuencias de la falta de apoyo emocional de los padres harán que los niños en muchos casos busquen refugio en otros adultos, fundamentalmente en sus abuelos, siendo en cambio los profesores de escasa ayuda para ellos. A quienes recurren en casi la mitad de los casos los niños víctimas de la violencia es a otros niños de su grupo de edad. Es decir, a otros “niños y adolescentes que no tienen recursos para poder ayudar en esas situaciones de violencia”, lamenta la directora del Teléfono de ayuda al menor.
En declaraciones anteriores, Díaz ha explicado el modo en que los niños indican sentirse solos. “A pesar de tener amigos y familia, sufren esa incómoda soledad acompañada”. La psicóloga resalta la importancia de las figuras familiares más relevantes para el desarrollo emocional del niño: “El apoyo social siempre tiene un peso importante para sentirse valorado, reconocido, y para desarrollar el sentido de pertenencia. Aunque el grupo de iguales es sumamente importante, sobre todo en la adolescencia, el apoyo familiar es prioritario para avanzar con confianza en la vida. La necesidad de un apego y vínculo seguro con los padres, está en la base de muchos de los relatos de los niños, niñas y adolescentes que nos llaman”.
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