¿Cuánto queda para que Black Mirror supere a la realidad?
Más pronto que tarde, el cuerpo humano se convertirá en nuestro propio ordenador portátil.
Leyendo sobre avances tecnológicos, me doy cuenta de que Black Mirror muestra el lado oscuro de un futuro más que lejano, de dos días, copado por la Inteligencia Artificial. Quizás esté contaminada por sus argumentos apocalípticos, pero la noticia de un sensor impreso en pan de oro y silicona, y colocado en la piel como un tatuaje temporal, me ha dado escalofríos.
El proyecto, denominado DuoSkin, permite crear circuitos personalizados que podrán controlar los parámetros para nuestra salud. La temperatura del cuerpo, el nivel de hidratación, el nivel de glucosa en la sangre y hasta cómo evoluciona una herida o cicatriz reciente si el tatuaje sensor es colocado en la zona. Además, los llamados Wereables te dejarán elegir la música que deseas solo desplazando el dedo sobre ellos, aceptar llamadas o abrir puertas que tengan incorporada la tecnología NFC.
Los expertos ya vaticinan nuestra piel como el nuevo Touch pad y yo sigo reacia al tema, contaminada, pensando en todo aquello que podrán controlar y todavía no nos cuentan. Quiero decir, comenzamos por la salud y el ocio que a todos nos contenta y luego ya iremos mostrando otras cosas más delicadas que puedan controlar. Pero esa no es la verdadera revolución de la tecnología, sino el principio, porque su objetivo es otro: hacerse invisibles. Por ello ya se trabaja en sensores bajo la piel.
Más pronto que tarde, el cuerpo humano se convertirá en nuestro propio ordenador portátil. Bajo el envoltorio del Biohacking, cada uno de nosotros llevaremos instalados nanodispositivos bajo la piel que irán actualizándose, mejorando nuestro potencial y, al tiempo, nuestro control. Para evitar a su mayor enemigo, nuestro propio rechazo, está calculado que el proceso sea silencioso. Poco a poco y sin que nos demos cuenta, mayor número de dispositivos irán interactuando con nosotros hasta normalizar lo que ahora, a mí, me aterra.
El futuro pasa por ampliar nuestros sentidos y llevarnos incluso a practicar la telepatía. En menos de lo que esperamos nos habremos convertido en unos Ciborgs. Según la definición de la Real Academia de la Lengua: “Ser formado por materia viva y dispositivos electrónicos”. RoboCop ha quedado desfasada y quizás en unos años la veamos como un producto vintage a coleccionar. El presidente de Tesla y SpaceX cree que «con el tiempo veremos la fusión de la inteligencia biológica y la digital».
Podremos pensar a la velocidad del procesador más rápido, tener una memoria fotográfica, acumular y haremos que nuestra memoria sea aleatoria y selectiva, pudiendo reproducir nuestro pasado con una sola orden de pensamiento que active el chip adecuado. Quedan muchas preguntas por resolver o cuestiones a superar de carácter ético e incluso legales, puesto que la tecnología avanza más rápido que cualquier legislación. Queda bien poco para llevar un microchip como el que llevan nuestras mascotas. En nuestro caso será para muchas más cosas que para identificarnos. Lo que está claro es que los límites entre la libertad y el control serán pronto tan finos como el grosor de nuestro chip.