No son nuevas, como tampoco lo son los trastornos de alimentación ni los recientes casos que se van dando cada año en niñas de edad cada vez más temprana. Pero no por ello debemos dejar de hablar de estas webs cada cierto tiempo, haciendo un recordatorio a padres de víctimas potenciales de la que es una enfermedad muy grave, con el riesgo de muerte y serias complicaciones para la salud.
La anorexia nerviosa se considera una enfermedad enmarcada dentro de los Trastornos de la Conducta Alimentaria. Presentan un buen repertorio de problemas de comportamiento entorno a la comida y no abarcan sólo la restricción en la ingesta de alimentos. En otras ocasiones podrán suponer todo lo contrario y acusarse a través de atracones, habitualmente seguidos de purgas e intenso malestar psicológico manifestado en forma de culpa. Este es el caso de la bulimia nerviosa, junto a la anorexia, otro de los trastornos más conocidos, pero no el único.
De hecho, existe todo un abanico de posibilidades. A efectos de definir la gran variedad de comportamientos observados, el manual diagnóstico de psiquiatría en su penúltima versión (el DSM-IV-TR) ya incluyó un apartado exclusivo para este tipo de trastornos, mantenida y actualizada en su última actualización del año 2013, el DSM-5. Algunos de estos trastornos están con frecuencia asociados a algún retraso mental severo, como la denominada “Pica”, por la que el niño ingerirá sustancias no nutritivas como yeso o arena. Otros implican las restricciones caprichosas de ciertos alimentos o el hábito de incurrir en atracones recurrentes, sin tratar de compensarlo con laxantes o vómitos como sucede en la bulimia. En resumen: las posibilidades son múltiples, aunque los trastornos más frecuentes son los de anorexia y bulimia.
Los casos de anorexia nerviosa pura no son tan frecuentes, sino que lo normal es combinar comportamientos típicos de ésta con otros más propios de la bulimia, como los atracones. Y añadirle elementos de otras patologías no estrictamente alimentarias, como la Vigorexia nerviosa, un trastorno dismórfico corporal más propio del hombre adulto, a través de la cual se realiza ejercicio compulsivamente para resolver las imperfecciones corporales observadas que generan obsesión y alcanzar una imagen corporal atlética.
Todo ello acompañado de una fuerza de voluntad de hierro (léase obsesión) que lleva a las niñas anoréxicas a albergar una gran capacidad para el sacrificio que las lleva a aguantar el hambre sustituyéndolo por el ejercicio y el estudio, en el que suelen destacar por sus buenas notas.
En este compendio de “recursos para adelgazar” a base de laxantes, vómitos, ocultación de comida, machaque físico y ocultación de evidencias y signos corporales de adelgazamiento, es donde entran en juego algunas páginas webs denominadas en su conjunto “Pro-Ana” y “Pro-Mía”, con el principio de promover la anorexia (Ana) y/o la bulimia (Mia).
Si bien son constantemente denunciadas por padres y profesionales de la salud, no terminan de desaparecer, y procuran incluir sus conceptos de filosofía básicos como “Ana”, “Mia”, “Thinspiration”, o “To the bones” a través de diferentes webs, blogs, foros o chats difíciles de detectar y erradicar, muchas veces porque son privados y tienen una política de acceso restrictiva.
Desde fuera, los demás lo vemos claro: son sitios web sectarios en los que se promueven comportamientos que pueden llevar a la muerte de niñas y adolescentes entorno a la alimentación. Sin embargo, los creadores y usuarios de estas webs lo ven de una forma totalmente diferente: están ideadas bajo la concepción de la anorexia y la bulimia como una elección y un estilo de vida al que se puede acceder por derecho.
En ellas se comparte todo tipo de información relativa a la pérdida de peso, dentro de una cultura en la que el ganador (o más bien ganadora por afectar sobre todo a niñas) es la más aguanta, la que sólo bebe agua y es capaz de no comer durante más tiempo, la que logra engañar a sus padres o médicos cuando la pesan, o la que conoce y usa los mejores medicamentos o drogas para adelgazar o poder purgare.
Estas webs manejan muy bien, por otra parte, la captación de niñas a nivel emocional, ofreciéndoles un lugar donde ser comprendidas y en el que poner en común sus miedos y dificultades para adelgazar, aportando soluciones a partir de compartir estrategias muy peligrosas. Por ello los padres debemos estar atentos al estado anímico de las niñas, que en ocasiones pueden volverse más vulnerables.
Terminar con ellas no será fácil, porque al tiempo que cierra una, abrirá otra. Y esto mismo sucede en distintos países, donde se observa la dificultad para legislar este tipo de contenido online. Sin embargo, sí podemos denunciar. La “Asociación contra la anorexia y la bulimia de Cataluña” con sede en Barcelona se trata de una organización sin ánimo de lucro en la que podremos informarnos sobre la enfermedad. Además, facilita la posibilidad de denunciarlo a través del siguiente formulario.
Y quien dice webs, foros y chats, dice YouTube e incluso películas con alcance internacional entorno a los trastornos de alimentación.
El año pasado, por ejemplo, se estrenó en Netflix “To the bones”, una película que refleja la terapia de rehabilitación a la que se ve sometida una niña anoréxica de 20 años al borde de la muerte. Desde su estreno fue considerada un material muy sensible y potencialmente susceptible a convertirse en una cinta de culto para las anoréxicas.
No obstante, es interesante de ver para padres, al presentar muchos de los trucos más habituales de las anoréxicas para perder peso y escapar de los controles adultos. Además, si se visualiza bajo una supervisión parental, también puede extraerse un contenido preventivo de la enfermedad. Sin embargo, al igual que otras series de Netflix “ideadas” para triunfar entre adolescentes, es una película que es mejor que no la vean a solas.
Para saber si tu hija tiene algún trastorno de la conducta alimentaria, al margen de ver si ha perdido peso, deberás observar en ella algún tipo de cambio anímico, retraimiento social o comportamientos sospechosos entorno a la alimentación, la comida, las comidas familiares o el tiempo que pasa en el cuarto de baño. Recuerda que lo normal es combinar conductas de varios trastornos que buscan la pérdida de peso. Puedes repasar en detalle los comportamientos indicativos de anorexia aquí.
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